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El alma del Sagrado Corazón
¡Y sanaba a todos!
Por grave que sea el mal de tu alma, no desconfíes: acude al Médico celestial. ¡Ven a Jesús! Descúbrele las llagas íntimas y secretas de tu corazón, la ansiedad de tu espíritu y hasta las enfermedades de tu cuerpo. Dile con gran confianza y sencillez: ¡Mira, Señor, el que amas está enfermo! Entrégate a los cuidados de su Corazón, como el niño se abandona a los de su madre; y viendo Él tu filial confianza, no podrá menos de decir: ¡Yo iré y lo curaré!