lunes, 12 de febrero de 2024

ABRAHAM, residente extranjero


 


ABRAHAM RESIDENTE EXTRANJERO

Del libro del Génesis

23.La tumba de los Patriarcas.

1 Sara vivió ciento veintisiete años. 2 Murió Sara en Quiriat Arbá —que es Hebrón—, en el país de Canaán. Abrahán hizo duelo por Sara y la lloró3 Dejó después Abrahán a su difunta esposa y fue a hablar con los hijos de Het. Les dijo: 4 «Yo soy un simple forastero que reside entre vosotros. Dadme una propiedad sepulcral en vuestro territorio, para poder sepultar a mi difunta cerca de mí.» 5 Respondieron los hijos de Het a Abrahán: 6 «Escúchanos, señor. Tú eres un prestigioso jeque entre nosotros, así que sepulta a tu difunta en el mejor de nuestros sepulcros. Ninguno de nosotros te negará su sepulcro para que entierres a tu difunta.»7 Abrahán se levantó e hizo una reverencia a los paisanos, a los hijos de Het, 8 y les habló en estos términos: «Si estáis de acuerdo en que yo sepulte a mi difunta, escuchadme e interceded por mí ante Efrón, hijo de Sójar, 9 para que me dé la cueva de Macpelá, que es suya y que está al borde de su finca. Que me la dé por lo que valga como propiedad sepulcral entre vosotros.» 10 Efrón estaba sentado entre los hijos de Het. Respondió, pues, Efrón el hitita a Abrahán, teniendo como testigos a los hijos de Het y a todos los que entraban por la puerta de la ciudad: 11 «No, señor, escúchame: te doy la finca y además la cueva que hay en ella. Te la doy en presencia de mis paisanos; sepulta a tu difunta.» 12 Abrahán hizo una reverencia a los notables, 13 que hacían de testigos, y se dirigió a Efrón con estas palabras: «Aunque venga de ti, quiero que me escuches. Te doy el precio de la finca; acéptamelo y enterraré allí a mi difunta.» 14 Respondió Efrón a Abrahán: 15 «Señor mío, escúchame: Cuatrocientos siclos de plata por un terreno, ¿qué nos suponen a ti y a mí? Sepulta a tu difunta.» 16 Abrahán accedió y pesó a Efrón la plata que éste había pedido, teniendo como testigos a los hijos de Het: cuatrocientos siclos de plata corriente de mercader. 17 Así fue como la finca de Efrón que está en Macpelá, frente a Mambré, junto con la cueva que hay en ella y todos los árboles que rodean la finca por todos sus lindes, pasó a ser 18 propiedad de Abrahán. Actuaron como testigos los hijos de Het y todos los que entraban por la puerta de la ciudad. 19 Después Abrahán sepultó a su mujer Sara en la cueva del campo de Macpelá, frente a Mambré (o sea, Hebrón), en Canaán. 20 Así fue como aquel campo y la cueva que hay en él llegaron a ser de Abrahán como propiedad sepulcral, recibida de los hijos de Het.

COMENTARIO

En esta lectura observamos como Abraham tiene el deseo de ver las promesas del Señor cumplidas. Los naturales del país le aprecian y quieren ser corteses y hospitalarios con él, pero tratándolo como residente extranjero, esto es, como su huésped.

Abraham no se contenta con ser un invitado, quiere sentir las promesas cumplidas y en vez de aceptar la hospitalidad prefiere comprar una propiedad sepulcral de modo que pase a ser uno mas del país

¿Qué enseñanza podemos tomar de este episodio? San Agustín escribe: «Señor nos hiciste para ti y nuestro corazón esta inquieto hasta que descanse en ti.» Nuestra tierra prometida no esta en este mundo. Aquí solo somos pasajeros hacia la verdadera vida. Nuestra meta es la vida con el Señor

Siguiendo el ejemplo de Abraham, anhelemos y pidamos al Señor que nos de su Espíritu Santo para convertirnos a él, hacer lo que le agrada y no despreciar su gracia y su misericordia para así llegar a nuestra verdadera tierra a gozar de él y de la compañía de ángeles y santos.