12 Cuando estaba ya el sol para ponerse, cayó sobre Abrán un sopor y de
pronto le invadió un gran sobresalto*. 13 Yahvé dijo a
Abrán: «Has de saber que tus descendientes serán forasteros en tierra extraña.
Los esclavizarán y oprimirán durante cuatrocientos años. 14 Pero
yo a mi vez juzgaré a la nación a quien sirvan; y luego saldrán con gran
hacienda. 15 Tú, en tanto, irás en paz con tus padres,
serás sepultado en buena ancianidad. 16 Y a la cuarta
generación volverán ellos acá; porque hasta entonces no se habrá colmado la
maldad de los amorreos*.»
De acuerdo a lo profetizado a Abraham, Jacob y sus hijos parten para Egipto. Allí acabaran siendo esclavizados.
Pero por medio
de estos hechos, saldrán colmados de riquezas.
Esto nos enseña
que primero hemos de retroceder para así poder tomar impulso.
A la redención
solo se llega por el exilio; el Exilio es el paso a la redención.
Este es el
sentido de la Cruz de Cristo: Gracias a ella se llega a la Resurrección y a la
salvación del mundo.
Esto ilumina
nuestras cruces cotidianas: -lo que no aceptamos de nuestra vida- si las
encomendamos al Señor, el hará que sean fuente de bien para nosotros.
Confiemos.