domingo, 20 de junio de 2010

COMENTARIO DEL SALMO 47 De cómo este se cumple también en María.

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Le preguntaban a un rabino: ¿Cuantos sentidos tiene la escritura?
La respuesta fue: Setenta veces siete.

Esto nos quiere decir que la escritura es como una mina, de la cual, aunque hayamos extraído muchas perlas, siempre aparecerán nuevas vetas.

Quiero compartir un sentido que veo en este salmo: Como este se refiere a María.

Todos los salmos se cumplen en Cristo, también en María. Pero este especialmente lo veo dedicado a María; en ella pienso cuando lo recito.

Paso pues a desgranarlo a la vez que explico el sentido:


"Grande es el Señor y muy digno de alabanza
en la ciudad de nuestro Dios,
su monte santo, altura hermosa,
alegría de toda la tierra:

el monte Sión, vértice del cielo,
ciudad del gran rey;
entre sus palacios,
Dios descuella como un alcázar."

Siguiendo las inspiraciones que Dios dio a la venerable María Jesús de Agreda, y que ella escribió en su libro "Mística Ciudad de Dios", vemos como María es "Ciudad de Dios".
En sus entrañas habito realmente Jesucristo.
Es María "monte santo" y "altura hermosa", pues ella es la única criatura nacida sin pecado. La más perfecta.
Es alegría de toda la tierra, pues de ella ha venido nuestra reconciliación con Dios.

"El monte Sión, vértice del cielo,
ciudad del gran rey;
entre sus palacios,
Dios descuella como un alcázar."

La Virgen María, purísima en su concepción, y sin pecado concebida, es un monte donde Dios reside; el lugar más digno de Él.
Este monte es vértice del cielo, pues María es la criatura más próxima a Dios por su pureza. Gracias a ella Dios se hace más cercano al hombre.
Podemos entender pues como María es la Ciudad del Gran Rey. Dios habito allí hasta de modo físico.
Entre los palacios, las virtudes de María, Dios descuella como un alcázar.
Dios es el fundamento y el sostén de los méritos de María. El la guarda. Todos los méritos de María vienen de Dios.


"Mirad: los reyes se aliaron
para atacarla juntos;
pero, al verla, quedaron aterrados
y huyeron despavoridos;

Allí los agarró un temblor
y dolores como de parto;
como un viento del desierto,
que destroza las naves de Tarsis."

"Los reyes" hace referencia al demonio.
Su propósito es pervertir la obra de Dios llevándola a la corrupción.
Uno de sus objetivos más deseados seria sin duda la Virgen María, la criatura más perfecta tras Jesucristo.
Pero al ver la santidad de María experimenta que no puede resistirla. El mal no soporta el bien. La ausencia de pecado original la hace inmune a las inspiraciones del demonio, pues no siente la debilidad de seguirlas, además el amor que siente por Dios le impide hacer algo contrario a su voluntad.

En el libro "Mística Ciudad de Dios” de la venerable María Jesús de Agreda se explica bien la debilidad que experimenta el demonio ante la santidad de María
Es fortaleza inexpugnable.
La Santidad de María es pues como un viento que destroza el poder del demonio.


"Lo que habíamos oído lo hemos visto
en la ciudad del Señor de los ejércitos,
en la ciudad de nuestro Dios:
que Dios la ha fundado para siempre"

Lo que desde antiguo se anuncio en la escritura, que Dios salvaría al hombre y haría con él una nueva creación, lo vemos ya cumplido como una primicia en Cristo y en María.
Esta Ciudad de Dios es eterna. María está al lado de Dios en el cielo para siempre. Es un anticipo de lo que se ha de cumplir también en cada uno de nosotros.

Oh Dios, meditamos tu misericordia
en medio de tu templo:
como tu renombre, oh Dios, tu alabanza
llega al confín de la tierra;

Aquí se juntas las figuras de María y de la Iglesia. María es figura de la iglesia. A través de María se hace presente la misericordia de Dios. Dios a través de ella, se hace presente en nuestro mundo, para reconciliarse con nosotros.
En la iglesia meditamos esta misericordia de Dios. Recordamos de donde nos ha sacado. La iglesia nos recuerda lo que Dios hace con nosotros.
Dios se ha acercado hasta lo más perdido. El más miserable pecador si decide arrepentirse, tiene la puerta abierta. Hasta "los confines" esto es, hasta el hombre más alejado llega el amor o “renombre" de Dios.
¡Cuantas ovejas perdidas se han encontrado con Dios! Por eso de los confines brota su alabanza. Todo esto es fruto también de la colaboración de María con el plan de Dios.
También María con su intercesión logra acercar a muchos alejados a Dios. María pues contribuye a esta alabanza.

Dad la vuelta en torno a Sión,
contando sus torreones;
fijaos en sus baluartes,
observad sus palacios,
para poder decirle a la próxima generación:
"Este es el Señor, nuestro Dios."
El nos guiará por siempre jamás.

Acabamos este comentario con una invitación a la contemplación de la belleza y el amor de Dios y de sus promesas. También de la obra y dones realizados en María.
También nos invita a que confiemos en Dios, que nos animemos a hacer lo que dice la Iglesia, para experimentar este amor y esta confianza en Dios.
También esto es extensible a la intercesión de María. No dudemos en encomendarle nuestras cosas.
La manera de pasar la fe a nuestros hijos ”la siguiente generación" es, no contar cosas teóricas o filosóficas, si no explicar nuestra experiencia de Dios.
Como en la historia hemos experimentado que el Señor es nuestro Dios y que él nos guiara siempre.
Esto se aplica a la intercesión de María, que también la experimentemos y alabemos a Dios por darnos tan buena madre.



Salmo 47
Himno a la gloria de Dios en Jerusalén

Grande es el Señor y muy digno de alabanza
en la ciudad de nuestro Dios,
su monte santo, altura hermosa,
alegría de toda la tierra:

el monte Sión, vértice del cielo,
ciudad del gran rey;
entre sus palacios,
Dios descuella como un alcázar.

Mirad: los reyes se aliaron
para atacarla juntos;
pero, al verla, quedaron aterrados
y huyeron despavoridos;

Allí los agarró un temblor
y dolores como de parto;
como un viento del desierto,
que destroza las naves de Tarsis.

Lo que habíamos oído lo hemos visto
en la ciudad del Señor de los ejércitos,
en la ciudad de nuestro Dios:
que Dios la ha fundado para siempre.

Oh Dios, meditamos tu misericordia
en medio de tu templo:
como tu renombre, oh Dios, tu alabanza
llega al confín de la tierra;

Tu diestra está llena de justicia:
el monte Sión se alegra,
las ciudades de Judá se gozan
con tus sentencias.

Dad la vuelta en torno a Sión,
contando sus torreones;
fijaos en sus baluartes,
observad sus palacios,
para poder decirle a la próxima generación:
"Este es el Señor, nuestro Dios."
El nos guiará por siempre jamás.