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viernes, 11 de noviembre de 2022

AGRADECER LAS PEQUEÑAS COSAS

 



Deuteronomio (26, 1-11)

 26 1 Cuando entres en la tierra que Yahvé tu Dios te va a dar en herencia, cuando la poseas y habites en ella, 2 tomarás las primicias de todos los frutos de la tierra que coseches en la tierra que Yahvé tu Dios te da, las pondrás en una cesta y las llevarás al lugar elegido por Yahvé tu Dios para establecer allí la morada de su nombre. 3 Te presentarás al sacerdote que esté entonces allí y le dirás: «Yo declaro hoy a Yahvé mi Dios que he entrado en la tierra que Yahvé juró a nuestros padres que nos daría.» 4 El sacerdote tomará de tu mano la cesta y la depositará ante el altar de Yahvé tu Dios. 5 Tú tomarás la palabra y dirás ante Yahvé tu Dios*: «Mi padre era un arameo errante, bajó a Egipto y residió allí siendo unos pocos hombres, pero se hizo una nación grande, fuerte y numerosa. 6 Los egipcios nos maltrataron, nos oprimieron y nos impusieron dura servidumbre. 7 Nosotros clamamos a Yahvé, Dios de nuestros padres, y Yahvé escuchó nuestra voz. Vio nuestra miseria, nuestras penalidades y nuestra opresión, 8 y Yahvé nos sacó de Egipto con mano fuerte y brazo extendido, con gran terror, con señales y con prodigios. 9 Nos trajo a este lugar y nos dio esta tierra, tierra que mana leche y miel. 10 Y ahora yo traigo las primicias de los frutos de la tierra que tú, Yahvé, me has dado.» Las depositarás ante Yahvé tu Dios y te postrarás ante Yahvé tu Dios. 11 luego celebrarás fiesta por todos los bienes que Yahvé tu Dios te haya dado a ti y a tu familia, y también lo celebrarán el levita y el forastero que vive en medio de ti. 

Notamos que el precepto que nos describe el texto precedente se refiere al pueblo de Israel ya establecido por fin a la tierra prometida, una tierra que mana leche y miel. Ha experimentado como el Señor ha hecho maravillas sacándolos de Egipto, llevándolos por el desierto, alimentándolos y guiándolos hasta llegar a la tierra prometida. Como todos los preceptos de la ley, este también tiene un propósito pedagógico. Al llevar las primicias de cada fruto se está reconociendo que todos estos bienes son dados por el Señor. Observemos que se pide que presente las ofrendas en un cesto. Imaginemos el contenido: El primer racimo de uva, el primer higo, la primera manzana, etc. Vemos que se trata en gran parte de una mercancía de poco valor. Al finalizar la ofrenda se pide alegrarse y hacer fiesta por todos los bienes que el Señor ha concedido invitando a levitas y forasteros. La pedagogía que nos trasmite esta palabra es que el Señor no solo quiere que nos alegremos de las grandes cosas como son la liberación de Egipto y la posesión de la tierra prometida; también de las pequeñas cosas como son el disfrutar de una sola pieza de fruta. En una palabra, es como si se dijera; “Presentaras al Señor tus primicias, alegrándote también en las pequeñas cosas, dándole gracias también por ellas. Ciertamente el Señor te añadirá por ello bendición. Es decir, también debemos agradecer al Señor las pequeñas cosas de la vida cotidiana

miércoles, 20 de julio de 2022

PROFETAS ELÍAS Y ELISEO V Apendices finales

 



                                                                                                I

                               «La prueba de la oración es el amor concreto por el prójimo»

Catequesis pronunciada el 7 de octubre de 2020 por S.S. el Papa Francisco sobre la oración, mostrando el ejemplo de Elías (Fuente: www.opusdei.org)

Queridos hermanos y hermanas:

Retomamos hoy las catequesis sobre la oración, que interrumpimos para hacer las catequesis sobre el cuidado de la creación y ahora retomamos; y encontramos a uno de los personajes más interesantes de toda la Sagrada Escritura: el profeta Elías.

Él va más allá de los confines de su época y podemos vislumbrar su presencia también en algunos episodios del Evangelio. Aparece junto a Jesús, junto a Moisés, en el momento de la Transfiguración (cfr. Mt 17, 3). Jesús mismo se refiere a su figura para acreditar el testimonio de Juan el Bautista (cfr. Mt 17, 10-13).

En la Biblia, Elías aparece de repente, de forma misteriosa, procedente de un pequeño pueblo completamente marginal (cfr. 1 Re 17, 1); y al final saldrá de escena, bajo los ojos del discípulo Eliseo, en un carro de fuego que lo sube al cielo

(cfr. 2 R2, 11-12). Es por tanto un hombre sin un origen preciso, y sobre todo sin un final, secuestrado en el cielo: por esto su regreso era esperado antes del advenimiento del Mesías, como un precursor. Así se esperaba el regreso de Elías.

La Escritura nos presenta a Elías como un hombre de fe cristalina: en su mismo nombre, que podría significar "Yahveh es Dios", está encerrado el secreto de su misión. Será así durante toda la vida: hombre recto, incapaz de acuerdos mezquinos. Su símbolo es el fuego, imagen del poder purificador de Dios. Él primero será sometido a dura prueba, y permanecerá fiel. Es el ejemplo de todas las personas de fe que conocen tentaciones y sufrimientos, pero no fallan al ideal por el que nacieron.

La oración es la savia que alimenta constantemente su existencia. Por esto es uno de los personajes más queridos por la tradición monástica, tanto que algunos lo han elegido como padre espiritual de la vida consagrada a Dios. Elías es el hombre de Dios, que se erige como defensor del primado del Altísimo. Sin embargo, él también se ve obligado a lidiar con sus propias fragilidades.

Es difícil decir qué experiencias fueron más útiles: si la derrota de los falsos profetas en el monte Carmelo (cfr. 1 Re 18, 20-40), o el desconcierto en

el que se da cuenta que "no soy mejor que mis padres" (cfr. 1 Re 19, 4). En el alma de quien reza, el sentido de la propia debilidad es más valioso que los momentos de exaltación, cuando parece que la vida es una cabalgata de victorias y éxitos. En la oración sucede siempre esto: momentos de oración que nosotros sentimos que nos levantan, también de entusiasmo, y momentos de oración de dolor, de aridez, de pruebas.

La oración es así: dejarse llevar por Dios y dejarse también golpear por situaciones malas y tentaciones. Esta es una realidad que se encuentra en muchas otras vocaciones bíblicas, también en el Nuevo Testamento, pensemos por ejemplo en San Pedro y San Pablo. También su vida era así: momentos de júbilo y momentos de abatimiento, de sufrimiento.

Elías es el hombre de vida contemplativa y, al mismo tiempo, de vida activa, preocupado por los acontecimientos de su época, capaz de arremeter contra el rey y la reina, después de que habían hecho asesinar a Nabot para apoderarse de su viña (cfr. 1 Re 21, 1-24). Cuánta necesidad tenemos de creyentes, de cristianos celantes, que actúen delante de personas que tienen responsabilidad de dirección con la valentía de Elías, para decir: "¡Esto no se hace! ¡Esto es un asesinato!".

Necesitamos el espíritu de Elías. Él nos muestra que no debe existir dicotomía en la vida de quien reza: se está delante del Señor y se va al encuentro de los hermanos a los que Él envía. La oración no es un encerrarse con el Señor para maquillarse el alma: no, esto no es oración, esto es oración fingida.

La oración es un encuentro con Dios y un dejarse enviar para servir a los hermanos. La prueba de la oración es el amor concreto por el prójimo. Y viceversa: los creyentes actúan en el mundo después de estar primero en silencio y haber rezado; de lo contrario su acción es impulsiva, carece de

discernimiento, es una carrera frenética sin meta. Los creyentes se comportan así, hacen muchas injusticias, porque no han ido antes donde el Señor a rezar, a discernir qué deben hacer.

Las páginas de la Biblia dejan suponer que también la fe de Elías ha conocido un progreso: también él ha crecido en la oración, la ha refinado poco a poco. El rostro de Dios se ha hecho para él más nítido durante el camino. Hasta alcanzar su culmen en esa experiencia extraordinaria, cuando Dios se manifiesta a Elías en el monte (cfr. 1 Re 19, 9-13). Se manifiesta no en la tormenta impetuosa, no en el terremoto o en el fuego devorador, sino en el «susurro de una brisa suave» (v. 12). O mejor, una traducción que refleja bien esa experiencia: en un hilo de silencio sonoro.

Así se manifiesta Dios a Elías. Es con este signo humilde que Dios se comunica con Elías, que en ese momento es un profeta fugitivo que ha perdido la paz.

Dios viene al encuentro de un hombre cansado, un hombre que pensaba haber fracasado en todos los frentes, y con esa brisa suave, con ese hilo de silencio sonoro hace volver a su corazón la calma y la paz.

Esta es la historia de Elías, pero parece escrita para todos nosotros. Algunas noches podremos sentirnos inútiles y solos. Es entonces cuando la oración

vendrá y llamará a la puerta de nuestro corazón. Un borde de la capa de Elías podemos recogerlo todos nosotros, como ha recogido la mitad del manto su

discípulo Eliseo. E incluso si nos hubiéramos equivocado en algo, o si nos sintiéramos amenazados o asustados, volviendo delante de Dios con la oración, volverán como por milagro también la serenidad y la paz. Esto es lo que nos enseña el ejemplo de Elías.

                                                                                               II


                                                                              PAPA FRANCISCO

                              MISAS MATUTINAS EN LA CAPILLA DE LA DOMUS SANCTAE MARTHAE

                                                                              El silencio sonoro

Viernes 10 de junio de 2016

Fuente: L'Osservatore Romano, ed. sem. en lengua española, n. 24, viernes 17 de junio de 2016

El cristiano está «de pie» para acoger a Dios, en paciente «silencio» para escuchar la voz y «en salida» para anunciarlo a los demás, con la conciencia de que la fe es siempre «un encuentro». Lo afirmó Papa Francisco en la misa celebrada por la mañana el viernes 10 junio en la capilla de la Casa Santa Marta. Estas tres actitudes, explicó, animan e impulsan la vida de todos aquellos que se sienten vencidos por el miedo en los momentos más difíciles.

«Sabemos que la fe no es una teoría, ni siquiera una ciencia: es un encuentro» dijo Francisco al comienzo de la homilía. La fe «es un encuentro con Dios viviente, con Dios verdadero, con el Creador, con el Señor Jesús, con el Espíritu Santo, es un encuentro». Así, explicó, en la primera lectura tomada del primer libro de Reyes (19, 9.11-16) «habíamos escuchado el encuentro del profeta Elías con Dios». Y «el profeta Elías viene de una larga historia, es un triunfador: ha luchado mucho, mucho por la fe, porque el pueblo de Israel se había alejado de la alianza».

Es más, añadió el Papa, «para usar una palabra del Evangelio, también Jesús lo dice al pueblo de Israel, se había convertido en una "generación adúltera": por una parte quería adorar a Dios y por otra parte a los ídolos». Y hay «una expresión que el profeta Elías dice al pueblo: "¿hasta cuando cojearéis sobre dos pies?». Usa justo la imagen del «cojear con dos pies: no estar ni con Dios ni con los ídolos, tener una pierna en un lado y la otra en el otro, o como decimos nosotros, en la lengua cotidiana, "esta persona está bien con Dios y con el diablo"».

«Elías —afirmó Francisco— ha luchado contra esta situación del pueblo y ha vencido: ha vencido una lucha fuerte contra cuatrocientos profetas de los ídolos, les ha vencido en el monte Carmelo y ha matado a todos con la fuerza de Dios: él es el vencedor». Sin embargo, después, Elías «bajó del monte y sintió la noticia de que la reina Jezabel, mujer cruel y sin escrúpulos, quería matarlo por esto, porque ella era una idólatra». Entonces Elías «ha tenido miedo». Justamente «él, el vencedor, el grande, ha tenido miedo de aquella mujer y se ha ido: huyó». Un miedo que «le hace sentir mal». Tanto que Elías, continuó el Pontífice, se pregunta el por qué: «he hecho tanto y al final siempre la misma historia: huir y defenderme de los idólatras». Y así parece que él «no ya se recupere: mejor la muerte, y cae en una profunda depresión. Yace sobre la tierra, bajo la sombra de un árbol, y quiere morir; entra en ese sueño antes de la muerte, ese sueño de la depresión».

Pero aquí, afirmó el Papa, «el Señor manda el ángel a despertarlo: "¡levántate! toma un poco de pan y de agua"». Y Elías obedece, pero «continúa durmiendo después». El ángel «vuelve una segunda vez» invitándole a levantarse de nuevo. Y, una vez levantado, «llega la otra palabra: "¡sal!"». Entonces, hizo notar Francisco «para encontrar a Dios es necesario volver a la situación en la cual el hombre se encontraba en el momento de la creación: de pie y en camino». Porque «así nos ha creado Dios: a su imagen y semejanza, y en camino». Dice efectivamente el Señor: «vete, ve adelante, cultiva la tierra, hazla crecer, y multiplicaos». Y dice también: «sal y vete al monte y detente sobre el Monte ante mi presencia». Aquí refiere el libro de los Reyes —que «Elías se puso de pie y una vez en pie, sale».

En el Evangelio, en particular «en la parábola del hijo pródigo», se encuentra la misma situación. Es la realidad en la cual se encuentra precisamente aquel hijo, «cuando había caído en depresión y miraba a los cerdos comer y él tenía hambre». En aquel momento «pensó en su padre y se dijo así mismo: "me levantaré e iré" para encontrar al padre». Vuelven estas dos palabras: «álzate» y «sal» sugirió Francisco.

Así que Elías, prosiguió el Papa, «subió al monte para encontrar al Señor y he aquí que el Señor pasó». Y ¿cómo pasó el Señor? ¿Cómo pasa el Señor? ¿Cómo puedo encontrar al Señor para estar seguro que es Él?» se preguntó Francisco, releyendo la página del Antiguo Testamento: «Antes que nada, hubo un huracán tan violento que hendía las montañas y quebrantaba las rocas ante Yahveh, pero Yahveh no estaba en ese ruido, en esa majestuosidad, no estaba». Y también, «después del huracán, un temblor de tierra; pero no estaba Yahveh en el temblor. Después del temblor, fuego, pero no estaba Yahveh en el fuego». Elías, afirmó el Pontífice «miraba y esperaba al Señor: mucho ruido, mucha majestuosidad, mucho movimiento y el Señor no estaba ahí». Finalmente «después del fuego, el susurro de una brisa suave o, como aparece precisamente en el original, "el hilo de un silencio sonoro". Y ahí estaba el Señor».

«Para encontrar al Señor —hizo presente el Papa— es necesario entrar en nosotros mismos y sentir ese "hilo de silencio sonoro"», porque «Él nos habla ahí». Y «¿qué pasa?», se preguntó. La respuesta está en ese «¡Ve!», porque el Señor «nos da la misión» como a Elías: «Anda vuelve por tu camino hacia el desierto y ungirás un rey y a Eliseo como profeta tu sucesor». Para Elías «está la misión» por cumplir.

Y la misión de Elías «sugiere tres cosas claras», dijo el Papa. «Para ir a buscar al Señor, en pie y saliendo de nosotros mismos, en camino», la primera cosa clara es precisamente estar «en pie y en camino». El segundo punto es «tener el valor de esperar ese susurro, ese "hilo de silencio sonoro", cuando el Señor habla al corazón y nos encontramos». La tercera cosa es la «misión», la invitación a volver sobre los propios pasos para seguir «adelante».

He aquí «el mensaje que este pasaje de la Escritura hoy nos enseña», afirmó Francisco, recordando: «Debemos siempre buscar al Señor: todos nosotros sabemos cómo son los momentos malos, momentos que nos derrumban, momentos sin fe, oscuros, momentos en donde no vemos el horizonte, no somos capaces de levantarnos, todos lo sabemos». Pero «es el Señor que viene, nos reconforta con su pan y con su fuera y nos dice "álzate y sigue adelante, camina"». Por ello, prosiguió el Papa, «Para encontrar al Señor debemos estar así: en pie y en camino; después «esperar que Él nos llame: corazón abierto». Y «Él nos dirá "soy yo"; y ahí la fe se hará fuerte». Pero la fe, añadió Francisco, «¿es para mí, para conservarla? No, es para ir y darla a los demás, para ungir a los demás, para la misión». Por lo tanto, «en pie y en camino; en silencio para encontrar al Señor; y en misión para llevar este mensaje, esta vida a los demás». Precisamente «esta es la vida del cristiano que podemos ver aquí, en este pasaje del primer libro de los Reyes».

El Pontífice, en conclusión, rezó para «que el Señor nos ayude siempre: Él está siempre ahí, para ayudarnos a ponernos de nuevo en pie». Y si también caemos, se debe tener la fuerza para «alzarse» para estar «en camino, no cerrados dentro del egoísmo de nuestra comodidad: ser pacientes, para esperar su voz y el encuentro con Él y también valientes en la misión y llevar a los demás el mensaje del Señor».

                                                                                              FIN

Publicado el día de la memoria litúrgica del profeta san Elías (20 de julio)

domingo, 25 de julio de 2021

LA HUMILDAD NOS ACERCA AL SEÑOR Midrash


 En determinados momentos en los que solo vemos nuestros defectos, nos vemos indignos de acercarnos al Señor y a las cosas santas. Paradójicamente esa humildad reconocida sinceramente abre al Señor la puerta para poder curarnos.

Esta interpretación dan los rabinos al episodio de la inauguration del Miskan o santuario portátil donde se alojaba el Arca de la alianza durante la travesía por el desierto

Dijo entonces Moisés "Esto es lo que ha mandado el Señor; hacedlo y se os mostrará la gloria del señor.

Después Moisés dijo a Aarón: "Acércate al altar, ofrece tu sacrificio por el pecado y tu holocausto, y haz la expiación por ti mismo y por tu casa; presenta también la ofrenda del pueblo y haz expiación por ellos como el señor lo ha prescrito"

Levítico,9 (6 y 7)

Inauguración del Miskan

"Abraham va a entrar en la tienda de la Alianza o Miskan. Al hacerlo se ve indigno por su pecado. El episodio del becerro de oro (Éxodo, 32) esta próximo en el tiempo.

Sin embargo es precisamente por esa humildad que tiene al considerarse indigno, que lo hace digno de que el Señor pueda obrar en él.

En levítico 9, (22 al 24) se refiere que tras haber depositado Aarón las ofrendas sobre el altar:

"Entonces Aarón, alzando las manos hacia el pueblo lo bendijo; después de haber acabado el sacrificio por el pecado, el holocausto y el sacrificio de comunión, descendió.

Luego Moisés y Aarón entraron en la tienda del encuentro y, cuando salieron, bendijeron al pueblo.

La gloria del Señor se dejo ver de todo el pueblo.

Salió fuego de la presencia del Señor que consumió el holocausto y las partes grasas puestas sobre el altar. Todo el pueblo al verlo prorrumpió en gritos de júbilo y cayó rostro en tierra.

Veamos lo que dicen los rabinos al respecto:

Durante una semana Aarón presenta ofrendas. Sin embargo desde el cielo no se ve ninguna señal. Esto es consecuencia del pecado del episodio del becerro de oro (Éxodo,32)

Aarón esta deprimido. Solo cuando entran Moisés y Aarón aparece el fuego que consume la ofrenda.

El verdadero sacrificio es un corazón roto, saberse vacío, buscando apoyo en el hermano

Aunque sin relación directa con este episodio, en la escritura encontramos más referencias a esta disposición del corazón:

Salmo 50

"Los sacrificios no te satisfacen;

Si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.

Mi sacrificio es un espíritu quebrantado: Un corazón quebrantado y humillado tú no lo desprecias"

De la oración de Azarías en el horno (Daniel,3)

Pero ahora señor somos el más pequeño de todos los pueblos:

Hoy estamos humillados por toda la tierra a causa de nuestros pecados.

En este momento no tenemos príncipes, ni profetas, ni jefes;

Ni holocaustos, ni sacrificios,

Ni ofrendas, ni incienso;

Ni un sitio donde ofrecerte primicias, para obtener misericordia.

Por eso acepta nuestro corazón contrito, y nuestro espíritu humilde,

Como un holocausto de carneros y toros o una multitud de corderos cebados;

Que éste sea hoy nuestro sacrificio,

Y que sea agradable en tu presencia:

Porque los que en ti confían no quedan defraudados.

Ahora te seguimos de todo corazón, te respetamos y buscamos tu rostro.

Finalmente acabamos con unas reflexiones de los padres de la iglesia acerca de esta disposición.

Homilía sobre la humildad de San Basilio nº20

Que las presentes gracias que el Señor nos hace nos causan algún movimiento de soberbia, traed a la memoria vuestros pecados y se os pasará esta hinchazón del corazón.

Epístola nº29 de San Paulino de Nola S. IV

Los pecadores humildes entran con mas facilidad por la puerta estrecha que lleva a la vida.- La que tantos buscan y pocos hallan-que los justos que son soberbios

Fuentes jabad.org y Halajot LH para los comentarios rabínicos. Para los textos bíblicos: Edición española de la Biblia de Jerusalén y Edición oficial de la liturgia de las Horas.

domingo, 30 de agosto de 2020

Recopilatorio de Midrash y comentarios rabinicos nº3


 


Buscando al Señor

 

San Agustín escribió: “Nos hiciste Señor para ti y nuestro corazón estará inquieto hasta que descanse en ti”

El encuentro íntimo con el Señor puede dar sentido a nuestra vida que muchas veces parece un absurdo lleno de cruces. Solo en el Señor podemos entenderla y ser felices de sabernos amados por él.

 

El Señor desea encontrarse con nosotros, pero nosotros cambien debemos ponernos en camino. A continuación vamos a trascribir un comentario de Rabí Israel Meir Hakohen-Jafetz Jaim (1838-1933) a este versículo del libro de los proverbios:

 

“Si la buscas (la Sabiduría) como al dinero y la rastreas como un tesoro; entonces comprenderás el temor del Señor y encontraras el conocimiento de Dios.

Porque el Señor es quien da la sabiduría y de su boca brotan el saber y la prudencia.”

(Proverbios, 2. 4-6)”

 

Rabí Israel comenta:

 

“Este versículo nos enseña a comportarnos de acuerdo a la Torá (los 5 primeros libros de la biblia) y los preceptos, tal y como nos comportaríamos en asuntos de negocios. Un mercader no permitirá que el mal tiempo le impida ir a su puesto. Venderá fruta a una persona, después a otra. Aunque gane muy poco con cada uno, no se desanimará. En cambio permanecerá en su puesto esperando impaciente la aparición de más clientes, y cuando estos lleguen estará tan contento que ni notará el frío. Está contento porque cree que eso es lo que lo mantendrá con vida, por más efímera que esa vida sea.

 

Por otra parte la Torá y los preceptos representan la vida eterna. ¡Con que ansiedad deberá el hombre bregar por conseguirlas! Como está escrito: “Y conoceremos y proseguiremos el conocimiento de El Creador” (Oseas 6,3). Una persona no debe cansarse de este esfuerzo.

Por lo tanto, incluso si alguien a quien has prestado dinero no lo restituye a tiempo, y debes recordárselo dos o tres veces, no debes renunciar al precepto de hacer el bien, es decir conceder préstamos caritativos libres de intereses. Esto puede compararse a un tendero. ¿Acaso cerrará su tienda porque tenga dificultades de cobrar el dinero que la gente le debe?

 

Sabemos que no puede haber negocios sin crédito, sin impuestos y sin pérdidas ocasionales. Podéis decir que los negocios son diferentes porque aportan ganancias. Y sin embargo, el comerciante tiene la ganancia temporal de este mundo, mientras que la persona que hace préstamos caritativos obtiene la ganancia eterna del Mundo Venidero. A cambio de vuestros actos caritativos recibiréis la posibilidad de una vida eterna junto a Dios.”

 

Fuente: Comentario al libro de los Proverbios del Jafetz Jaim. Ed. Obelisco.

viernes, 15 de febrero de 2019

EL PAPEL DEL JUDAÍSMO EN LA HUMANIDAD IV

3º El pacto del Sinaí (Libros Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio.)

El pacto que definió el papel de Israel en el mundo

Tal como fue profetizado a Abraham, y según nos narran los últimos capítulos del libro del Génesis, debido a una hambruna generalizada, los doce hermanos, hijos de Jacob, emigraran a Egipto donde la buena gestión de su hermano José que ha sido nombrado primer ministro hace que sea posible encontrar grano.
En atención a José, los israelitas fueron bien tratados convirtiéndose en un pueblo numeroso.
Al desaparecer José y llegar un nuevo faraón que desconocía los favores que José hizo a Egipto, viendo que los Israelitas cada vez eran más numerosos y temiendo por ello, decidió oprimirlos, esclavizarlos y mermarlos.
Dios se compadece de su pueblo y elige a Moisés, exiliado en Madian. Le pide que vaya al Faraón y le de permiso para que Israel salga de Egipto. Frente a la negativa del Faraón; Dios enviará las diez plagas que harán que el Faraón ceda. Al salir Israel al desierto, los egipcios los persiguen. Dios permitirá que los Israelitas crucen el mar que se abre ante ellos, pero que se cerrara sobre los egipcios pereciendo estos.
Una vez libres en el desierto, Dios hará el pacto definitivo con Israel en el monte Sinaí.
Los puntos más importantes de este pacto están contenidos en lo que se ha denominado tablas de la ley, tambien conocidos como los Diez Mandamientos y que son:


El Decálogo *.
20 1 Dios pronunció estas palabras: 2 «Yo soy Yahvé, tu Dios, que te he sacado del país de Egipto, del lugar de esclavitud.
3 No tendrás otros dioses fuera de mí*.
4 No te harás escultura ni imagen alguna de lo que hay arriba en los cielos, abajo en la tierra o en las aguas debajo de la tierra*.
5 No te postrarás ante ellas* ni les darás culto, porque yo, Yahvé, tu Dios, soy un Dios celoso, que castigo la iniquidad de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me odian, 6 pero tengo misericordia de mil generaciones con los que me aman y guardan mis mandamientos.
7 No pronunciarás el nombre de Yahvé, tu Dios*, en falso; porque Yahvé no dejará sin castigo a quien pronuncie su nombre en falso.
8 Recuerda el día del sábado* para santificarlo. 9 Seis días trabajarás y harás todos tus trabajos, 10 pero el día séptimo es día de descanso en honor de Yahvé, tu Dios. No harás ningún trabajo, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu ganado, ni el forastero que habita en tu ciudad. 11 Pues en seis días hizo Yahvé el cielo y la tierra, el mar y todo cuanto contienen, y el séptimo descansó. Por eso bendijo Yahvé el día del sábado y lo santificó.
12 Honra a tu padre y a tu madre, para que se prolonguen tus días sobre la tierra que Yahvé, tu Dios, te va a dar.
13 No matarás.
14 No cometerás adulterio.
15 No robarás.
16 No darás testimonio falso contra tu prójimo.
17 No codiciarás la casa de tu prójimo, ni codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni nada que sea de tu prójimo.»

(Versión Biblia de Jerusalén)

Junto a estos, se dan más preceptos que vienen detallados en los libros del Levítico y del Deuteronomio y que regulan muchos de los aspectos de la vida del pueblo hebreo. Junto a estos, dicen los rabinos, que también existe una Torá oral transmitida por la tradición.
La tradición rabínica has sintetizado estas nomas en los 613 preceptos que debe cumplir todo judío.
Para resolver las dudas sobre cómo interpretar el modo de cumplir estos preceptos y para buscar el modo más perfecto se ha desarrollado un corpus parecido a lo que conocemos como jurisprudencia y recogido en libros como el Talmud.
Estas normas, al regular las costumbres, en muchos casos de modo bien diferente a la de los otros pueblos, han contribuido a forjar la personalidad de Israel que por ellas se hace diferente al resto de pueblos

Según se recoge en el mismo pacto, el cumplimiento de estos mandatos procurará la protección y el favor de Dios. Enseguida Israel vivirá la dificultad de vivir de acuerdo con esta alianza. Pero Dios promete por los profetas la venida de un mesías que restaurará a Israel y con él un tiempo donde Dios dará  el espíritu necesario para poder cumplir la ley. Dentro del detallismo rabínico existen las condiciones que debe cumplir el Mesías. Han existido personas que pensaban que eran ellos los designados aunque han sido desechados. Uno de ellos, Jesucristo, también rechazado por los judíos tiene la peculiaridad de ser reconocido como Mesías, y aun mas, como hijo de Dios, algo inconcebible para una mente judía. Sin embargo Jesucristo ha llevado a la fe en un solo Dios, personal y que se preocupa de los hombres a una gran parte de la humanidad.

Tras haber descrito los tres pactos, tenemos ya el marco adecuado para desarrollar en la siguiente parte el papel del pueblo judío y poderlo comprenderlo bien. También la breve explicación sobre el Mesías nos ayudará
 a comprender como se ven judíos y cristianos, tanto ayer como hoy.

Cotinuará...

lunes, 11 de febrero de 2019

EL PAPEL DEL JUDAISMO EN LA HUMANIDAD III

2º El pacto con Abraham (Génesis, cp.12 al 25)

El segundo pacto, al contrario que el de Noé que comprendió a toda la humanidad, es exclusivo para Abraham y su descendencia. En aquella época era habitual la poligamia, y ciertamente Abraham tuvo hijos de varias mujeres y a todos les dio herencia. Pero el legado espiritual fruto del pacto con Dios recaerá sobre su hijo Isaac, de este surgirá el pueblo hebreo.
Abraham es originario de Ur, en la zona alta del Éufrates. Siente una llamada de Dios a dejar su tierra y partir a una tierra que Dios le dará.
Abraham obedece. No obstante su fe va a ser probada. Ciertamente habitará la tierra que como sabemos es el actual estado de Israel, pero no la poseerá en plenitud si no como extranjero asentado en ella.
En su ancianidad, según promesa del Señor, le nace un hijo. El Señor prueba su fe pidiendo le sacrifique a su hijo. La fe de Abraham ha crecido y no duda en hacerlo pues tiene fe en que el Señor no va a fallar en su promesa de hacerle cabeza de un gran pueblo tan numeroso como las estrellas del cielo.
Dios al ver su fe, le hace detener el sacrificio. Hará un pacto mediante un fuego que  quemara la ofrenda de Abraham y le promete que por él se bendecirán todos los pueblos de la tierra –Abraham no solo se considera patriarca del pueblo hebreo, si no también, padre de los que tienen fe-.De él, nacerá un pueblo numeroso como las estrellas del cielo y las arenas del mar.
Dios le profetiza que este pueblo estará doscientos años en Egipto, de donde regresará para habitar en la tierra prometida.



En el pacto con Abraham que continuaron respetando sus descendientes Isaac y Jacob esta el germen del pueblo hebreo. Como señal de ese pacto quedo el precepto de la circuncisión de los varones, signo que sigue realizando hoy en día el pueblo hebreo y que por tanto según los rabinos como precepto religioso solo obliga al pueblo hebreo y a quienes se conviertan al judaísmo. Para el resto de la humanidad, según la interpretación hebrea es suficiente con las siete leyes del pacto de Nóe.

Continuará...

miércoles, 6 de febrero de 2019

EL PAPEL DEL JUDAISMO EN LA HUMANIDAD II

1º ¿Cómo ve el pueblo judío al resto de la humanidad en general y a los cristianos en particular?

LOS TRES PACTOS

1ºEl pacto de Noé

En la Tora, que es como el pueblo hebreo denomina a los cinco primeros libros de la Biblia, se describen tres pactos entre Dios y los hombres.

El primer pacto es el hecho entre Dios y los hijos de Noé y se describe en  los capítulos del 6 al 9 del libro del Génesis.
En estos capítulos se nos narra como ha crecido la humanidad pero junto a ella también la maldad fue en aumento.
Viendo la maldad que se extiende junto con el hombre, Dios decide acabar con el hombre. Sin embargo en medio de esta humanidad perversa, Dios ha encontrado un hombre justo: Noé.
Para salvarlo, Dios le encarga la construcción de una gran arca donde entraran, él y su familia, y una pareja de animales de cada especie.
Una vez estén todos en el arca, durante cuarenta días se desatara un gran diluvio que acabara con todo ser viviente. Solo ellos se salvaran.

Al salir del arca, Noé en agradecimiento ofrece un holocausto al Señor. El aroma del holocausto agrada al Señor y le hace arrepentirse de haber querido destruir al hombre. Dice Dios: “Nunca más volveré a maldecir el suelo por causa del hombre, porque las trazas del corazón humano son malas desde su niñez, ni volveré a destruir a los seres vivientes como he hecho” (Génesis, 8, 20). Finalmente Dios pone el arco iris como testimonio de esa promesa.

El Señor hace pues esta primera alianza con Noé y sus descendientes; o sea, toda la humanidad. En este pacto el Señor renueva el mandato hecho a Adán se ser fecundos y poblar la tierra. Al contrario de lo establecido para Adán, les permite comer carne con la excepción de comer la carne con su alma. En los tiempos bíblicos no existían los conocimientos anatómicos actuales, solo la simple observación que constataba que una persona o animal al desangrarse moría. La deducción era que la vida o el alma era la sangre; de ahí viene la prohibición de comer sangre.
Finalmente los rabinos han visto que la prohibición se refiere más bien a no comer animales vivos, que ciertamente  es una práctica cruel.

Las 7 leyes del pacto de Noé

Lo dicho anteriormente nos sirve como ejemplo de cómo los rabinos han sintetizado los preceptos dados por Dios a Noé en siete leyes universales que están establecidas para todo el género humano. Quien las obedezca será justo y tendrá parte en el mundo futuro o vida eterna en el cielo.
 Como veremos estos preceptos son claros, sencillos y concisos. Solo hace falta buena voluntad para cumplirlos. Los enumeramos:

Saber que existe un solo Dios infinito y supremo sobre todas las cosas. No reemplaces al Ser supremo por ideas limitadas, ya sean otros seres o incluso por tu mismo. Este mandamiento incluye la oración, la meditación y el estudio de la escritura (Biblia)
Respetar al creador, no blasfemar. Por mas frustrado o enojado que pudieses estar, jamás expreses tu sentimiento maldiciendo al creador.

No cometer asesinato. Cada ser humano constituye un mundo entero. Destruir una vida es destruir el mundo.

Respetar la institución del matrimonio. La unión de hombre y mujer es el reflejo de la unidad de Dios y su creación. La deshonestidad en el matrimonio es una violación de esa unidad.

No robar. Ser honesto en las transacciones. Confiar en Dios como proveedor de la vida.

Respetar a las criaturas de Dios. No comer un animal vivo. El hombre es el jardinero del edén. Se permite comer carne, pero sin causar sufrimientos innecesarios

Mantener la justicia. Crear tribunales de justicia y hacer leyes que velen por la justicia


(Versión de las 7 leyes de Noé tomada de Jabad https://es.chabad.org)

Continuará...

sábado, 15 de septiembre de 2018

SAÚL, DAVID Y SALOMÓN Sinopsis biblica IV

SALOMÓN

Salomón, rey de Israel
(1º Libro de los Reyes, capítulos 3 al 11 )
Todos los que conspiraban contra David han desaparecido. Salomón queda consolidado como rey de todo Israel.
Salomón tomó por esposa a la hija del Faraón, llevándola consigo a la ciudadela de David en el monte Sión, donde permaneció en tanto se construía su propia casa, el templo del Señor y la muralla. Como no existía templo para el Señor, el pueblo ofrecía sacrificios en los altos. Salomón amaba al Señor y caminaba según sus preceptos pero también ofrecía sacrificios. En Gabaón, el alto principal ofreció mil holocaustos.
La Sabiduría de Salomón
Precisamente en Gabaón, el Señor habla en sueños a Salomón. Le dice que pida lo que desee. Salomón le responde recordando al Señor como ha amado a su siervo David que siempre ando con fidelidad, justicia y rectitud de corazón ante el Señor. Es por este amor que el Señor le ha concedido que un hijo suyo –Salomón- se siente hoy en su trono.
Salomón pasa a decirle que él se ve como un niño que no sabe discernir para juzgar y gobernar al pueblo. Le pide, en consecuencia, un corazón sabio que sepa discernir para juzgar y gobernar sabiamente a Israel. El Señor le comunica su agrado en que no haya pensado solo en él y pidiese riquezas y gloria. Como premio, además de lo que ha pedido, le añadirá riquezas y gloria.
El juicio de Salomón
El episodio que se expone a continuación hará patente ante todo Israel la sabiduría de Salomón. Acuden a Salomón dos prostitutas que vivían juntas. Las dos dieron a luz, un hijo cada una. En la noche el hijo de una muere, la madre al desvelarse lo descubre muerto y lo cambia por el niño de la otra mujer que permanece dormida. Al despertar la mujer haya al bebé muerto pero se da cuenta de que no es el suyo. Surge el pleito entre ellas por el niño vivo.
Ambas acuden a Salomón; este ante su insistencia pide traer una espada para dividir al niño vivo en dos y dar una mitad a cada una. Entonces una de las mujeres le pide que no lo mate y se lo dé a la otra. Queda patente que sólo de la verdadera madre puede salir algo así. El niño, consecuentemente, fue restituido a su verdadera madre.
La sabiduría de Salomón quedo así patente ante todo el pueblo.
Construcción del templo
En el reinado de Salomón Israel gozó de paz. Salomón gozo de todo lo que le prometió el Señor: Sabiduría y riquezas. Pronunció 3000 proverbios y conocía sobre plantas y animales. Durante su reinado las riquezas afluían constantemente a Israel.
Salomón decidió construir una casa al Señor, para ello pidió ayuda a Irám rey de Tiro. Este le proveyó de cedro y le envió a Jirán de Tiro, hijo de una viuda de la tribu de Naftalí cuyo marido era de Tiro. Este artesano labro todas las partes de bronce. Siete años duró la construcción del templo y trece su completa finalización. El arca de la alianza, la tienda del encuentro y otros tesoros fueron depositados allí.
En el momento de su consagración la nube signo de la gloria del Señor cubrió el templo.
Salomón proclamó que la promesa hecha a David de que un hijo suyo edificaría una casa quedaba cumplida. Pide al Señor que escuche en este lugar las plegarias y las súplicas de los Israelitas. Hubo siete días de fiesta. El Señor habló por segunda vez en sueños a Salomón: "He escuchado tu plegaria y he santificado esa casa. Mis ojos y mi corazón estarán en ella. Si andas en mi presencia con rectitud, afirmaré tu realeza; pero si sirves a otros dioses seréis expulsados de esta tierra quedando como proverbio y escarnio ante todas las naciones.
La visita de la reina de Sabá
La reina de Sabá tuvo noticia de la fama de Salomón y fue ella misma a comprobarlo. Llegó a Jerusalén con un gran número de camellos cargados de riquezas. Propuso enigmas a Salomón con el fin de probarlo. Salomón los resolvió todos dejando atónita a esta reina.
Fin del reinado de Salomón
Además de la hija del Faraón, Salomón tuvo muchas mujeres extranjeras. Salomón se apegó a ellas por amor. Estas mujeres eran de pueblos con los que el Señor había prohibido el matrimonio precisamente porque al apegarse a estas mujeres tenía el riesgo de ir tras sus ídolos. Salomón terminó adorando a estos dioses. Esto desagradó al Señor que decidió quitar el reino a sus hijos. No se lo quitaría a Salomón en atención a David. También en atención a David dejara una parte: Judá y la ciudad de Jerusalén a la descendencia de David.
El Señor le suscito un adversario: Hadab, un edomita.
Jeroboán se levantara contra Salomón. Recibe una profecía de que tendrá 10 tribus (Exceptuando Judá y Jerusalén) Por él será humillado el linaje de David, pero no para siempre. Salomón buscará la muerte de Jeroboán, quien permanecerá huido hasta la muerte de Salomón.
Salomón reinó 40 años. En su lugar reinará Roboán su hijo; pero ya no sobre las doce tribus tal y como se profetizó.

  APÉNDICE
Resumen de la homilía de S.S el papa Francisco sobre SALOMÓN en la Residencia de Santa Marta el 1 de febrero de 2018
Fuente: www.religionenlibertad.com
Esta homilía sirve para entender la diferencia entre quien peca, y se arrepiente, y quien se instala en la corrupción y el pecado, de forma estable.
El rey David, aunque cometía pecados muy graves, se arrepentía y humillaba ante Dios. En cambio, "el grande y sabio Salomón fue rechazado por el Señor porque se había vuelto corrupto".
Citando el primer Libro de los Reyes, que trata de Salomón y su desobediencia, el Papa comentó: "el corazón de Salomón no permaneció íntegro con el Señor, su Dios, como el corazón de David, su padre". Es extraño porque de Salomón no conocemos que haya cometido grandes pecados. "Era siempre equilibrado, mientras de David sabemos que tuvo una vida difícil, que fue un pecador. Y sin embargo, David es santo y de Salomón se dice que su corazón se había "desviado del Señor". Él que había sido elogiado por el Señor cuando había pedido prudencia para gobernar, en lugar de las riquezas.
¿Cómo se explica esto? Fue así porque David, cuando sabe queha pecado, pide siempre perdón; mientras Salomón, del que todo el mundo hablaba bien y también la Reina de Sabá había querido encontrarse con él, se había alejado del Señor para seguir otros dioses, pero no se había dado cuenta de esto.
El corazón se debilita: cómodo en la corrupción
"Y aquí está el problema del debilitamiento del corazón. Cuando el corazón comienza a debilitarse, no es como una situación de pecado: tú cometes un pecado, y te das cuenta enseguida: "Yo he cometido este pecado", está claro. El debilitamiento del corazón es un camino lento, que resbala poco a poco, poco a poco, poco a poco... Y Salomón, adormecido en su gloria, en su fama, comenzó a recorrer este camino".
Paradójicamente "es mejor la claridad de un pecado, que el debilitamiento del corazón" – afirmó Francisco – porque "el gran Rey Salomón terminó corrupto: tranquilamente corrupto, porque el corazón se le había debilitado". "Y un hombre y una mujer con el corazón débil, o debilitado, es una mujer, un hombre derrotado. Éste es el proceso de tantos cristianos, de tantos de nosotros. "No, yo no cometo grandes pecados". Pero, ¿cómo está tu corazón? ¿Fuerte? ¿Permanece fiel al Señor? ¿O tú resbalas lentamente?".
Vigilar todos los días sobre el propio corazón
El drama del debilitamiento del corazón puede sucedernos a todos nosotros en la vida. ¿Qué hacer entonces? "Vigilancia. Vigilar sobre tu corazón. Vigilar. Todos los días, estar atento a lo que sucede en tu corazón". "David es santo. Era pecador. Un pecador puede llegar a ser santo. Salomón fue rechazado porque era corrupto. Un corrupto no puede convertirse en santo. Y a la corrupción se llega por ese camino del debilitamiento del corazón. Vigilancia. Todos los días vigilar el corazón. ¿Cómo está mi corazón, mi relación con el Señor? Y gustar la belleza y la alegría de la fidelidad".
                                                                                             FIN