domingo, 19 de agosto de 2018

SAUL, DAVID Y SALOMON Sinopsis biblica III

DAVID, rey


Comienzos del reinado
2º Libro de Samuel. Capítulos 2 al 7
David sube a Hebrón. La casa de Judá le acepta como rey y le unge. La casa de Israel, por el contrario, toma a Isbaal, hijo de Saúl, como rey. Este reinará durante dos años sobre Israel. Al morir éste, David será el único rey, durando su reinado unos cuarenta años.
Una de sus primeras acciones será la conquista de Jerusalén. En la fortaleza del monte Sión, dentro de los límites de la ciudad, establecerá su residencia. El siguiente paso será trasladar el arca de la alianza a su nueva residencia. David va tras ella bailando y cantando. Su esposa Mikal -hija de Saúl que David consiguió desposar a cambio de los prepucios de los cien filisteos (1ºSam, 18)- le desprecia al verle bailar ante todo el mundo. David responde que es en honor del Señor que lo hace. Tras esto Mikal quedará estéril.
Durante el traslado Uzza para evitar que cayera, sujeta el arca y muere al tocarla, como consecuencia David toma temor a tener este objeto sagrado en su residencia y lo deja en otro domicilio. Pasado un tiempo ve que este domicilio es bendecido a causa de la presencia del arca y David pierde el temor y traslada el arca a su residencia en el monte Sión. 
Una vez tiene el arca en su residencia, David expone su inquietud al profeta Natán: "Yo habito en un palacio mientras que el arca del Señor reposa bajo una tienda. Deseo, pues construir una casa (templo) para el Señor". Por medio de Natán recibe la respuesta del Señor: "¿Que casa vas a construirme? No es todo obra mía. Yo te saque del pastizal, te he ungido y he afianzado tu reino". El Señor le anuncia que será Él quien le edifique una casa (su descendencia). El Señor consolidará la descendencia de David. "Tu casa y tu reino permanecerán para siempre ante mí; tu trono estará firme eternamente. Es decir de la descendencia de David vendrá el Mesías. Los cristianos vemos cumplida esta palabra en Jesucristo, quien proviene del linaje de David.(Mateo, 1)

Bersabé, denuncia de Natán y espíritu humilde de David
2º libro de Samuel, capítulos 11 y 12
Un día David se paseaba por el terrado de su palacio. Desde allí vio a Bersabé, esposa de Urías el hitita -soldado de David que en ese momento se encontraba en el frente de batalla- Esta se estaba bañando. David al verla, se enamoro y termino acostándose con ella, quedando ésta encinta.
David, buscando ocultar lo sucedido, hace regresar a Urías para que éste se acueste con su mujer, pero éste, siguiendo las normas vigentes para tiempos de batalla, no pernoctara en su casa. David, entonces, reenvía a Urías al frente; a la vez envía un mensaje al superior de Urías con la instrucción a su superior que ponga a este en lo más aguerrido de la batalla con el propósito que este fallezca en combate, cosa que al finalsucederá. Finalmente David esposará a Bersabé.
El profeta Natán visita a David y le refiere la siguiente historia: "Había dos hombres. Uno tenía grandes rebaños de ovejas y bueyes, y el otro solo una corderilla que era la alegría de su familia, comiendo de su mesa y durmiendo en su seno como una hija.Vino un visitante donde el hombre rico, y dándole pena tomar de su ganado para dar de comer a su huésped, tomo la ovejita del pobre para dar de comer a éste."
David al oír esto montó en cólera contra ese hombre, diciendo que bien merecía la muerte y que deberá pagar cuatro veces la oveja por no tener compasión.
Natán respondió: "¡Tu eres ese hombre! El Señor te ha constituido rey de Israel, te he librado de las manos de Saúl y he puesto en tu seno a sus mujeres y aún pienso añadirte más cosas. Has obrado mal tomando por mujer a Bersabé, buscando la muerte por espada de Urías el hitita. Has obrado en lo oculto buscando la impunidad". El Señor por boca de Natán le anuncia las consecuencias de su pecado: "Por la espada buscaste la muerte de Urías; la espada nunca se apartará de tu casa;  De tu propia familia se alzaran contra ti; Otro se acostará con tus mujeres; como tú lo hiciste a escondidas, éste lo hará a la luz del día y con conocimiento general."
David respondió:" ¡He pecado contra el Señor! Merezco la muerte."
Natán respondió: "¡El Señor perdona tu pecado! No morirás. Pero por haber ultrajado al Señor el hijo que te ha nacido morirá sin remedio."
En una palabra El Señor perdono a David que continúo siendo rey de Israel y manteniendo la promesa que de él nacería el Mesías, pero no las consecuencias de su pecado que son las descritas. Efectivamente el niño enfermo. David hizo una rígida penitencia esperando misericordia por parte del Señor. Al morir el niño David volvió a comer y beber. Los cortesanos no entendían este proceder. La respuesta de David fue que antes de la muerte del niño aun podía esperar que el Señor se apiadase, una ver muerto ya no tenía sentido hacer más duelo. El resto de consecuencias, como se verá, se irán manifestando en lo sucesivo.
Este episodio nos ayuda a comprender el sentido de "Un hombre según mi corazón". David era también un gran pecador, pero cuando el Señor le hace patente su pecado y sus consecuencias, en vez de buscar justificarse, reconoce valientemente su pecado y asume las consecuencias. Pide al Señor que le ayude a superar su pecado. En este contexto compondrá el salmo 50 también conocido como "Miserere"
Salmo 50
Misericordia, Dios mío, por tu bondad;
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.
Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado:
contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad que aborreces.
En la sentencia tendrás razón,
en el juicio brillará tu rectitud.
Mira, que en la culpa nací,
pecador me concibió mi madre.
Te gusta un corazón sincero,
y en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;
lávame: quedaré más blanco que la nieve.
Hazme oír el gozo y la alegría,
que se alegren los huesos quebrantados.
Aparta de mi pecado tu vista,
borra en mí toda culpa.
¡Oh Dios!, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.
Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso:
enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti.
Líbrame de la sangre, ¡oh Dios,
Dios, Salvador mío!,
y cantará mi lengua tu justicia.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.
Los sacrificios no te satisfacen;
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado:
un corazón quebrantado y humillado
tú no lo desprecias.
Señor, por tu bondad, favorece a Sión,
reconstruye las murallas de Jerusalén:
entonces aceptarás los sacrificios rituales,
ofrendas y holocaustos,
sobre tu altar se inmolarán novillos.

Absalón
2º libro de Samuel, capítulo 13 al 18
Absalón y Tamar son hijos de David. Amón es otro hijo de David pero de distinta madre. Amón se enamora de Tamar. Consigue de su padre David que Tamar sea su asistenta. Estando ella en sus tareas, Amón la fuerza a acostarse con él. Tras esto la aborrece.
David se irrita por lo sucedido, pero como Amón es su primogénito no le castigará. Absalón tomará venganza contra Amón por su hermana acabando con su vida. Esto le obligará a exiliarse por un tiempo. Luego regresará
Absalón busca ganarse a los Israelitas. Lo hace poniéndose a la puerta de la ciudad al acecho de quienes van a buscar el juicio real. Absalón se interesa por sus asuntos y les convence que por él serían mejor atendidos. Poco a poco va ganándose los corazones de los Israelitas. Finalmente, bajo el pretexto de ir a ofrecer un sacrificio al Señor, en Hebrón, se muestra como rey.
David se ve forzado a huir. En un primer momento quiere llevarse el arca pero finalmente desiste. Piensa que si cuenta con el favor del Señor, ciertamente volverá a ver el arca. Y si no que se haga su voluntad. Deja confidentes para que le tengan al tanto. También dejará concubinas guardando la casa. Absalón se acostara con ellas, cumpliéndose así lo dicho por Natán. 
Al llegar por Bajurim, un hombre del mismo clan que el de Saúl, el benjaminita Semeí, hijo de Guerá, le iba maldiciendo mientras pasaba, diciéndole que era un sanguinario y que las desgracias que le sucedían eran por la sangre de Saúl. David le tolera. Ve lógico que si su propio hijo le persigue, cuanto más un benjaminita...Cree que el soportar esas maldiciones le traerán bienes. Finalmente los dos adversarios van a la lucha. Desobedeciendo los deseos de David matan a Absalón tras atraparlo. David le llorará amargamente. Finalmente vuelve a ser reconocido como rey por todos.
Levantamiento de Seba
2º libro de Samuel, capítulo 20
Aunque David volvió a ser hasta su muerte el rey de Israel y Judá, no por ello faltaran levantamientos contra él. Seba, hijo de Bikrí y benjaminita, puso a los Israelitas contra David. Solo Judá quedó de parte del rey. David viendo en Seba una amenaza mayor que la de Absalón, protegió a sus concubinas e hizo a sus hombres perseguirlo. Éstos consiguieron cercar a Seba en ABEL BET MAAKÁ. La idea era tomar la ciudad provocando con ello una matanza general, pero la prudencia de una mujer hizo que a cambio de la cabeza de Seba la ciudad fuese respetada.
Hambruna a causa de Saúl y los Gabaonitas
2º libro de Samuel, capítulo 21
Hubo una hambruna de tres años en Israel. David consultó al Señor el motivo. La respuesta del Señor fue que era a causa de los Gabaonitas. Éstos eran un residuo de los Amorreos, pueblo que pobló el territorio que ahora era Israelita, pero que pervivía por el juramento que les hicieron los Israelitas (Josué, capítulo 9) Saúl no respetó este juramento y busco su exterminio.
David preguntó a las Gabaonitas como se podría aplacar este castigo. Ellos respondieron que no había nada contra Israel, con quien querían seguir viviendo en paz, pero sí contra Saúl. Con despeñar a siete de los hijos de Saúl en el monte del Señor, y ante él, en Gabaón, el castigo quedaría conjurado. Así se procedió y así desapareció el castigo. David recogió los huesos de estos siete hijos y junto con los de Saúl y Jonathan los enterró en territorio benjaminita. Aparte de sus enemigos internos, David también tuvo que librar varios enfrentamientos con los Filisteos de los cuales salió victorioso.
Últimos días se David
2º libro de Samuel, capítulos 22 y 23
David se encuentra en la etapa final de su vida. Ha experimentado como el Señor le ha librado de sus enemigos y también como de una humilde posición le ha hecho cabeza de Israel. Tiene además la promesa de que su linaje será eterno (Con Jesucristo culmina su linaje). En el pasaje bíblico que ahora comentamos se citan los 37 valientes que acompañaron a David en sus batallas. Entre ellos se cita a Urías.
Como agradecimiento compondrá el Salmo 18:
Salmo 18
"Del maestro de coro. Del siervo del Señor, David, que dirigió al Señor las palabras de este cántico el día en que el Señor le libró de todos sus enemigos y de las manos de Saúl.

Dijo: Yo te amo, Señor, mi fortaleza, (mi salvador, que de la violencia me has salvado).
Señor, mi roca y mi baluarte, mi liberador, mi Dios; la peña en que me amparo, mi escudo y fuerza de mi salvación, mi ciudadela y mi refugio.
Invoco al Señor, que es digno de alabanza, y quedo a salvo de mis enemigos.
Las olas de la muerte me envolvían, me espantaban las trombas de Belial, los lazos del seol me rodeaban, me aguardaban los cepos de la Muerte.
Clamé al Señor en mi angustia, a mi Dios invoqué; y escuchó mi voz desde su Templo, resonó mi llamada en sus oídos.
La tierra fue sacudida y vaciló, retemblaron las bases de los montes, (vacilaron bajo su furor);
una humareda subió de sus narices, y de su boca un fuego que abrasaba, (de él salían carbones encendidos).
El inclinó los cielos y bajó, un espeso nublado debajo de sus pies;
cabalgó sobre un querube, emprendió el vuelo, sobre las alas de los vientos planeó.
Se puso como tienda un cerco de tinieblas, tinieblas de las aguas, espesos nubarrones;
del fulgor que le precedía se encendieron granizo y ascuas de fuego.
Tronó el Señor en los cielos, lanzó el Altísimo su voz;
arrojó saetas, y los puso en fuga, rayos fulminó y sembró derrota.
El fondo del mar quedó a la vista, los cimientos del orbe aparecieron, 
ante tu imprecación, Señor, al resollar el aliento en tus narices.
El extiende su mano de lo alto para asirme, para sacarme de las profundas aguas;
me libera de un enemigo poderoso, de mis adversarios más fuertes que yo.
Me aguardaban el día de mi ruina, más el Señor fue un apoyo para mí;
me sacó a espacio abierto, me salvó porque me amaba.
Yahveh me recompensa conforme a mi justicia, me paga conforme a la pureza de mis manos;
porque he guardado los caminos del Señor, y no he hecho el mal lejos de mi Dios.
Porque tengo ante mí todos sus juicios, y sus preceptos no aparto de mi lado;
he sido ante él irreprochable, y de incurrir en culpa me he guardado.
Y el Señor me devuelve según mi justicia, según la pureza de mis manos que tiene ante sus ojos.
Con el piadoso eres piadoso, intachable con el hombre sin tacha;
con el puro eres puro, con el ladino, sagaz;
tú que salvas al pueblo humilde, y abates los ojos altaneros.
 Tú eres, Señor, mi lámpara, mi Dios que alumbra mis tinieblas con tu ayuda las hordas acometo, con mi Dios escalo la muralla.
Dios es perfecto en sus caminos, la palabra del Señor acrisolada.
 El es el escudo de cuantos a él se acogen.
Pues ¿quién es Dios fuera del Señor? ¿Quién Roca, sino sólo nuestro Dios?
El Dios que me ciñe de fuerza, y hace mi camino irreprochable,
que hace mis pies como de ciervas, y en las alturas me sostiene en pie,
el que mis manos para el combate adiestra y mis brazos para tensar arco de bronce.
Tú me das tu escudo salvador, (tu diestra me sostiene), tu cuidado me exalta,
mis pasos ensanchas ante mí, no se tuercen mis tobillos.
Persigo a mis enemigos, les doy caza, no vuelvo hasta haberlos acabado;
los quebranto, no pueden levantarse, sucumben debajo de mis pies.
Para el combate de fuerza me ciñes, doblegas bajo mí a mis agresores,
a mis enemigos haces dar la espalda, exterminó a los que me odian.
Claman, más no hay salvador, al Señor, y no les responde.
Los machaco como polvo al viento, como al barro de las calles los piso.
De las querellas de mi pueblo tú me libras, me pones a la cabeza de las gentes;
 pueblos que no conocía me sirven;
los hijos de extranjeros me adulan, son todo oídos, me obedecen,
los hijos de extranjeros desmayan, y dejan temblando sus refugios.
¡Viva el Señor, bendita sea mi roca, el Dios de mi salvación sea
ensalzado,
el Dios que la venganza me concede y abate los pueblos a mis plantas!
Tú me libras de mis enemigos, me exaltas sobre mis agresores, del hombre violento me salvas.
Por eso he de alabarte entre los pueblos, a tu nombre, Señor, salmodiaré.
El hace grandes las victorias de su rey y muestra su amor a su ungido, 
a David y a su linaje para siempre."

El censo del pueblo
2º libro de Samuel, capítulo 23
David se dispone a realizar un censo de todo Israel y Judá. Joab, uno de sus sirvientes de dice: "Que el Señor te multiplique el pueblo y tu lo veas. Pero ¿Para qué hacer este recuento?" David insistió. El resultado fue que disponía de más de un millón de hombres aptos para la lucha. Pero una vez hecho le remordió el corazón, pues vio que este recuento sólo le sirvió para gloriarse en sus fuerzas en cuenta de tener presente que todo le venía del Señor.
El profeta Gat le dio a elegir entre tres opciones el castigo por su pecado: 1º Tres años de hambre en el país;  2º Tres meses de derrotas; 3º Tres días de peste.
David prefirió la peste. Prefirió caer en manos de Dios antes que en manos de los hombres; pensó que la misericordia de Dios es grande. Tras desatarse la peste cayeron 7000 israelitas y cuando la peste iba a tocar Jerusalén, el Señor se arrepintió. David imploró a su vez al Señor alegando que él era el culpable, que no matase inocentes si no que hiciera caer el mal sobre él y su casa. David recibe la indicación de que ofrezca una ofrenda en la era de Arouna el jebuseo para aplacar al Señor y poner fin al castigo. David se dispone a comprársela, pero éste le quiere dar gratuitamente todo lo necesario para el sacrificio. David no ve correcto dar en sacrificio lo que consiguió de balde, por tanto al final la compra se realiza. Tras realizar el sacrificio el Señor queda aplacado.
Muerte de David
1º Libro de los Reyes, capítulos 1 y 2
David era viejo y no entraba en calor. Le buscaron una joven virgen para que se acostase con él y le diese calor. Nunca tuvieron relaciones sexuales.
Adonías, hijo de David aprovechó este estado de su padre para intentar ser el futuro rey. Con sus afines salió a sacrificar. No invito ni al profeta Natán, ni a su hermano Salomón, ni a ninguno de los valientes de David. Natán hace saber esto a Betsabé (quien fue la mujer de Urías el hitita) madre de Salomón. Los dos van a la presencia de David. Debido a la salida de Adonías, le preguntan si es que ya nombró rey. Al saber que no, Betsabé y Natán recuerdan la promesa de David a Betsabé de que Salomón será el futuro rey. David manda ungir a Salomón y a que este sea aclamado en Jerusalén. Adonías al saberlo corre a refugiarse ante el altar, pues en ese recinto no se puede matar a nadie.
En el momento de morir David recomienda a Salomón que guarde todos los preceptos de Moisés y sea fiel al Señor con todo su corazón. Pide ser sepultado en su ciudadela del monte Sión en Jerusalén. Da instrucciones sobre varias personas. Así pide sea benévolo con quien fue benévolo con él. Sobre Sameí (quien le maldijo) dijo que él le juró no matarlo tras regresar del exilio. Pero Salomón no está obligado. Finalmente al incumplir Sameí las condiciones puestas por Salomón para no perecer éste fue muerto. David pide la muerte de dos oficiales que desobedeciéndole a él mataron a un tercero. Esa sangre hizo a David culpable de esas muertes. Con la muerte de ellos esa culpa desapareció. Adonías morirá también.
David murió habiendo reinado 40 años sobre Israel, 7 sobre Hebrón y 33 sobre Jerusalén.
   EPÍLOGO
  I
  Resumen de la homilía de S.S el papa Francisco sobre DAVID
 Residencia de Santa Marta el 18 de enero de 2018
Fuente: www.religionenlibertad.com
David es un ejemplo de humildad.
Fue un gran rey, pero también un gran pecador: Adúltero, asesino -provocó la muerte de Urías-.
Sin embargo es santo. Es santo porque se dejó transformar por el Señor y se dejó perdonar. Fue
capaz de reconocerse pecador, cosa nada fácil.
Soporta la humillación -cuando Semei le maldijo- Sin humillación no hay humildad. El poder soportar y aceptar la humillación testifica que David es humilde. SIN HUMILLACIÓN NO HAY HUMILDAD.
De este modo, reflexionando sobre la lectura del día que cuenta la historia de David y Betsabé, ha subrayado cómo eldemonio induce a los corruptos a no sentir, a diferencia deotros pecadores, la necesidad del perdón de Dios.
 En esta línea, el Pontífice ha explicado que se puede pecar de muchas maneras y por todo se puede pedir sinceramente perdón a Dios y sin ninguna duda saber que ese perdón será obtenido.
El problema nace con los corruptos. Lo peor de un corrupto es que no necesita pedir perdón porque le basta el poder sobre el que apoya su corrupción, ha advertido. Y este es el comportamiento que el rey David asume cuando se enamora de Betsabé, mujer de un oficial suyo, Urías, que está combatiendo lejos. Así, el Papa ha relatado que después de seducir a la mujer y saber que estaba embarazada, David crea un plan para cubrir el adulterio. Llama al frente a Urías y le ofrece volver a casa a descansar. Urías, hombre leal, no se siente capaz de volver con su mujer mientras sus hombres mueren en batalla. Entonces David intenta emborracharle, pero ni siquiera esta "idea" le funciona. Y tal como ha explicado Francisco, finalmente David escribe una carta para que pongan a Urías como capitán en el frente de la batalla más dura y que después se retiren para que así sea golpeado y muera. "La condena a muerte. Este hombre, fiel, fiel a la ley, fiel a su pueblo, fiel a su rey, lleva consigo la condena a muerte", ha advertido.
De esta manera, el Pontífice ha precisado que David es un santo pero también un pecador. Cae en la lujuria y aun así Dios le quería mucho. Incluso "el grande, el noble David" se siente tan "seguro porque el reino era fuerte" que después de haber cometido el adulterio mueve todas las herramientas a su disposición para arreglarlo, aunque sea mintiendo, hasta ordenar el asesinato de un hombre leal, haciéndolo pasar una desgracia de guerra.
"Este es un momento en la vida de David que nos hace ver una situación por la cual todos nosotros podemos pasar en nuestra vida: es el paso del pecado a la corrupción. Aquí David comienza, da el primer paso hacia la corrupción. Tiene el poder, tiene la fuerza, sea poder eclesiástico, como religioso, económico, político... Porque el diablo nos hace sentirnos seguros: 'Yo puedo'", ha subrayado el Papa.
A propósito, el Santo Padre ha explicado que la corrupción –de la que después por gracia de Dios David saldrá– ha tocado el corazón de ese 'chico valiente' que había enfrentado al filisteo con la honda y cinco piedras. Así, ha precisado que hay "un momento donde la costumbre del pecado o un momento donde nuestra situación es tan segura y estamos bien vistos y tenemos tanto poder" que el pecado deja de "ser pecado" y se convierte en "corrupción".
Finalmente, ha recordado que el Señor siempre perdona "pero una de las cosas más feas que tiene la corrupción es que el corrupto no necesita pedir perdón, no siente la necesidad". Por ello, el Santo Padre ha invitado a hacer una oración por la Iglesia, comenzando por nosotros, por el Papa, por los obispos, por los sacerdotes, por los consagrados, por los fieles, por los laicos: 'Señor, sálvanos, sálvanos de la corrupción. ¡Pecadores sí. Señor, todos lo somos, pero corruptos nunca!'
 II
 Comentario del autor
David asume valientemente las consecuencias de su pecado, sin por ello desesperar de la misericordia del Señor. Ciertamente frente a lo temporal de los castigos, la misericordia del Señor para con él es eterna.