martes, 28 de febrero de 2017

LOS ORIGENES DEL HOMBRE VIII

                                ¿De dónde venimos?



En los capítulos precedentes hemos visto lo que se sabe sobre los orígenes del hombre, de acuerdo a los descubrimientos hechos y a los avances que han permitido mejorar su estudio.

La mayor parte de las religiones explican el origen del hombre con narraciones donde se funde lo mitológico con lo fantástico -solo en el caso de la filosofía griega se intenta buscar una respuesta lógica- Al indagar sobre el particular, me ha llamado la atención el hecho de que en muchas tradiciones se da el caso de que el hombre es formado del barro, recibiendo la vida mediante un soplo.

La visión y explicación del mundo, y del papel del hombre dentro de éste, siempre ha estado condicionada por lo que experimentaba; así, por ejemplo, una persona de la antigüedad, época en la que los viajes eran difíciles, normalmente pasaba su vida en un entorno limitado. La realidad aparente era que la tierra era plana y que los astros se movían en torno a ella. El judaísmo de época bíblica explicaba así el universo: Una tierra plana sujeta por columnas, por encima del firmamento existían aguas, a nivel de tierra estaban los océanos.
Los astros se mueven en torno a esta planicie terrestre y marítima. Hoy sabemos que lo aparente a los sentidos no es lo real; la realidad ha dejado cortas a esas cosmovisiones y nos ha hecho ver que somos algo diminuto dentro de algo inmenso.

Llegamos a la cuestión “ciencia y Fe”. Por todo lo afirmado hasta ahora: ¿Podemos decir que es la ciencia la que dará de modo definitivo la respuesta a todas las preguntas acerca del hombre? Escuchemos una vez más al Padre Manuel Carreira:
“El astrofísico y sacerdote español también se refirió a la "compatibilidad" de la ciencia, la filosofía, y con la teología para conocer la verdad. "Todas son maneras parciales de conocer una realidad que es muy rica y que no puede conocerse con una única metodología", por lo que "pueden complementarse para favorecer el desarrollo del conocimiento humano", afirmó.
El experto astrofísico dijo que la ciencia "solo habla de cómo actúa la materia", pero "no puede dar una razón" de por qué existe esa materia. La cuestión del sentido del universo o de la “vida" no entra dentro del ámbito científico y uno tiene que buscar una respuesta en otro orden de raciocinio", agregó.
La ciencia, así, es "un modo de conocer lo que es observable y experimentable, pero no se le puede pedir que hable de lo que no puede comprobar", como "el deseo de conocer, la libertad, la finalidad, la ética, el arte, de relaciones familiares o de relaciones sociales".

(Publicado en aciprensa.com el 23-XI-2010)

Recopilando lo que nos dice Manuel Carreira, podemos decir que ni la ciencia, ni la religión, ni la filosofía pueden por si solos explicar toda la realidad, sino solo parcelas de la misma. La ciencia explica el “cómo”, describe los procesos, pero no puede responder al “porque”, al sentido de esos procesos, de la vida, del porque del hombre.
En la antigüedad la carencia de un conocimiento científico hizo que se buscase en la religión el sentido de la vida. Ciertamente, existía una intuición de la existencia de un mundo espiritual, lo cual llevo al desarrollo de las tradiciones religiosas en todas las culturas. Hoy por el contrario se pone todo el énfasis en el conocimiento científico, despreciando toda intuición que nos acerca a lo espiritual.
De acuerdo con el Padre Carreira, creo que el modo correcto de abordar la cuestión es examinar la realidad en sus diferentes aspectos físicos y metafísicos. La verdad no puede hacer otra cosa que crear una bella armonía entre lo descubierto por vía empírica y lo descubierto por la intuición de lo espiritual.

Sin despreciar lo que tienen de bueno el resto de tradiciones religiosas, pues responden al anhelo del hombre de buscar lo espiritual y más concretamente su causa primera, esto es, la divinidad o Dios; a partir de ahora me voy a centrar en la tradición judío-cristiana, plasmada en el libro del Génesis, para intentar ver el mensaje que hay en éste. Mensaje que nos habla sobre el sentido de la existencia del hombre y, con él, del resto de la creación. Transcribiré en primer lugar los capítulos 1 y 2 del libro del Génesis para luego ir comentando. Como se verá, el mero hecho de pretender hacer una lectura literal del texto no nos llevara a parte alguna. Cito como ejemplo la condena a la serpiente (Génesis 3,14) que presupondría que antes de este episodio las serpientes tendrían patas. Así pues, lo que se trata es de encontrar el mensaje que este texto nos da.

Los rabinos dicen que la escritura se puede interpretar setenta veces siete, esto es de múltiples modos; pero se ha de tener el cuidado de seguir la tradición tanto rabínica, como la de la iglesia, así como comprender el contexto. Un ejemplo de interpretación errónea lo podríamos ver en, el también bíblico, Deuteronomio (12, 23) cuando se dice: “no comas la sangre pues en ella esta la vida”. Conocida es la interpretación literal que de esto han hecho algunas confesiones religiosas que ha llegado al extremo de no aceptar transfusiones aun en caso de urgencia vital.
Por el contrario, creo que el hecho de que la sangre sea donable implica que la transfusión es algo querido por Dios como modo de darse al prójimo.
Examinemos el contexto: Imaginemos un pastor de tiempos bíblicos; observaba que degollando un cordero, éste al desangrarse moría y de ahí deducía con una lógica elemental que la sangre era la sede de la vida. Este respeto por la sangre como sede de la vida tiene su razón última en el respeto de la vida por ser don de Dios y expresado en el precepto del decálogo que dice: “No mataras” (Deuteronomio 5,17)

Antes de transcribir el texto y comentarlo quiero recalcar mi condición de católico, y como tal, estoy totalmente de acuerdo con el magisterio de la iglesia. Creo que si tuviéramos que decir de una religión que es absurda, una de esas es la católica. El Islam, por ejemplo, parece más lógico para nuestros esquemas mentales. Tiene lógica creer en un ser supremo como creador y mantenedor del universo. Pero creer que este Ser, que a la vez que es uno es una comunión de tres personas (Algo inaudito para la mente humana y que solo lo conocimos por Jesucristo), se ha encarnado como un hombre más por puro amor a nosotros; y creer que en una persona concreta y no en otra se encarno la divinidad: Jesucristo. Aún más: Creer que Cristo esta en un trozo de pan; no se me negara es: ¡absurdo!
Se preguntaran ¿Por qué crees esto? La respuesta está en la fe.
Algo dentro de ti (Le llamamos Espíritu Santo) te hace sentir y decir en tu interior -aunque no entiendas casi nada-: ¡esto es verdad! Aunque existen en el mundo milagros, como pueden ser los eucarísticos, el camino ordinario de creer esto es por la fe. Todos tenemos anhelos de bien, de bondad, de felicidad. Esos anhelos, que solo Dios puede colmar, son el inicio de la fe. Quien busca, encuentra; Quien pide, recibe(Mateo 7,8). Con nuestro solo esfuerzo no podemos llegar a la fe, pero si de corazón la deseamos, Dios nos ayudará.

Paso a transcribir el texto del libro del Génesis. Este libro tomo su forma escrita en la época en que el pueblo hebreo se asentó en a tierra prometida y más concretamente en la época de los Reyes. Los primeros libros biblicos son una recopilación de la tradición oral. De ahí que a veces dentro del mismo contexto narrativo notemos la existencia de narraciones “en paralelo”


Comienza el libro del Génesis


Orígenes del mundo y de la humanidad
Primer relato de la creación.


Capitulo 1
1 En el principio creó Dios el cielo y la tierra.
2 La tierra era caos y confusión: oscuridad cubría el abismo, y un viento de Dios aleteaba por encima de las aguas.
3 Dijo Dios: «Haya luz», y hubo luz.
4 Vio Dios que la luz estaba bien, y separó Dios la luz de la oscuridad;
5 llamó Dios a la luz «día», y a la oscuridad llamó «noche». Atardeció y amaneció: día primero.
6 Dijo Dios: «Haya un firmamento por en medio de las aguas, que las separe unas de otras.»
7 E hizo Dios el firmamento; separó las aguas de por debajo del firmamento de las aguas de por encima del firmamento. Y así fue.
8 Llamó Dios al firmamento «cielo». Atardeció y amaneció: día segundo.
9 Dijo Dios: «Acumúlense las aguas de debajo del firmamento en un solo conjunto, y déjese ver lo seco»; y así fue.
10 Llamó Dios a lo seco «tierra», y al conjunto de las aguas lo llamó «mar»; y vio Dios que estaba bien.
11 Dijo Dios: «Produzca la tierra vegetación: hierbas que den semillas y árboles frutales que den fruto según su especie, con su semilla dentro, sobre la tierra.» Y así fue.
12 La tierra produjo vegetación: hierbas que dan semilla según sus especies y árboles que dan fruto con la semilla dentro según sus especies; y vio Dios que estaba bien.
13 Atardeció y amaneció: día tercero.
14 Dijo Dios: «Haya luceros en el firmamento celeste, para separar el día de la noche, y sirvan de señales para solemnidades, días y años;
15 sirvan también de luceros en el firmamento celeste para alumbrar sobre la tierra.» Y así fue.
16 Hizo Dios los dos luceros mayores; el lucero grande para regir el día y el lucero pequeño para regir la noche, y las estrellas;
17 y los puso Dios en el firmamento celeste para alumbrar la tierra,
18 para regir el día y la noche y para separar la luz de la oscuridad; y vio Dios que estaba bien
19 Atardeció y amaneció: día cuarto.
20 Dijo Dios: «Bullan las aguas de animales vivientes, y aves revoloteen sobre la tierra frente al firmamento celeste.»
21 Creó Dios los grandes monstruos marinos y todo animal viviente que repta y que hacen bullir las aguas según sus especies, y todas las aves aladas según sus especies; y vio Dios que estaba bien;
22 Dios los bendijo diciendo: «Sed fecundos, multiplicaos y henchid las aguas de los mares; y que las aves crezcan en la tierra.»
23 Atardeció y amaneció: día quinto.
24 Dijo Dios: «Produzca la tierra animales vivientes según su especie: bestias, reptiles y alimañas terrestres según su especie.» Y así fue.
25 Hizo Dios las alimañas terrestres según su especie, las bestias según su especie y los reptiles del suelo según su especie: y vio Dios que estaba bien.
26 Dijo Dios: «Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra; que manden en los peces del mar y en las aves del cielo, en las bestias y en todas las alimañas terrestres, y en todos los reptiles que reptan por la tierra.
27 Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios lo creó, macho y hembra los creó.
28 Después los bendijo Dios con estas palabras: «Sed fecundos y multiplicaos, henchid la tierra y sometedla;
mandad en los peces del mar y en las aves del cielo y en todo animal que repta sobre la tierra.»
29 Dijo Dios: «Ved que os he dado toda hierba de semilla que existe sobre la faz de toda la tierra, así como todo árbol que lleva fruto de semilla. Todo ello os servirá de alimento.
30 «A todos los animales terrestres, a todas las aves del cielo y a todos los reptiles de la tierra, a todo ser animado de vida, les doy la hierba verde como alimento.» Y así fue.
31 Vio Dios cuanto había hecho, y todo estaba muy bien. Atardeció y amaneció: día sexto.


Capitulo 2
1Concluyéronse, pues, el cielo y la tierra con todo su aparato,
2 El séptimo día Dios dio por concluida la labor que había hecho; puso fin el día séptimo a toda la labor que había hecho.
3Después bendijo Dios el día séptimo y lo santificó; porque en él puso fin Dios a toda la obra creadora que había hecho.
4 Ésos fueron los orígenes del cielo y la tierra, cuando fueron creados.
La prueba de la libertad. El Paraíso.
5 Cuando Yahvé Dios hizo la tierra y el cielo, no había aún en la tierra arbusto alguno del campo, y ninguna hierba del campo había germinado todavía, pues Yahvé Dios no había hecho llover sobre la tierra, ni había hombre que labrara el suelo.
6 Pero un manantial brotaba de la tierra y regaba toda la superficie del suelo.
7 Entonces Yahvé Dios modeló al hombre con polvo del suelo, e insufló en sus narices aliento de vida, y resultó el hombre un ser viviente.
8 Luego plantó Yahvé Dios un jardín en Edén, al oriente, donde colocó al hombre que había formado.
9 Yahvé Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles deleitosos a la vista y buenos para comer, y en medio del jardín, el árbol de la vida y el árbol de la ciencia del bien y del mal.
10 De Edén salía un río que regaba el jardín, y desde allí se repartía en cuatro brazos.
11 Uno se llama Pisón: es el que rodea todo el país de Javilá, donde hay oro.
12 El oro de aquel país es fino. Allí se encuentra el bedelio y el ónice.
13 El segundo río se llama Guijón: es el que rodea el país de Cus.
14 El tercer río se llama Tigris: es el que corre al oriente de Asiria. Y el cuarto río es el Éufrates.
15 Tomó, pues, Yahvé Dios al hombre y lo dejó en el jardín de Edén, para que lo labrase y cuidase.
16 Dios impuso al hombre este mandamiento: «Puedes comer de cualquier árbol del jardín,
17 pero no comerás del árbol de la ciencia del bien y del mal*, porque el día que comieres de él morirás sin remedio*.»
18 Se dijo luego Yahvé Dios: «No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada.»
19 Y Yahvé Dios modeló del suelo todos los animales del campo y todas las aves del cielo y los llevó ante el hombre para ver cómo los llamaba, y para que cada ser viviente tuviese el nombre que el hombre le diera.
20 El hombre puso nombres a todos los ganados, a las aves del cielo y a todos los animales del campo, mas para el hombre no encontró una ayuda adecuada.
21 Entonces Yahvé Dios hizo caer un profundo sueño sobre el hombre, que se durmió. Le quitó una de las costillas y rellenó el vacío con carne.
22 De la costilla que Yahvé Dios había tomado del hombre formó una mujer* y la llevó ante el hombre.
23 Entonces éste exclamó:
«Esta vez sí que es hueso de mis huesos
y carne de mi carne.
Ésta será llamada mujer porque del varón ha sido tomada.»
24 Por eso deja el hombre a su padre y a su madre y se une a su mujer, y se hacen una sola carne.
25 Estaban ambos desnudos, el hombre y su mujer, pero no se avergonzaban uno del otro.




Comentarios sobre el capitulo 1
El libro del Génesis comienza con la frase “En el principio Dios creó el cielo y la tierra” (Génesis 1,1). Esto se refiere al primer “día” de la creación.
En (Génesis 1,6) vemos como en el “día cuarto” se crea el firmamento, así como las lumbreras mayor y menor identificadas con el sol y la luna.
Esto nos muestra que el cielo al que se refiere la primera frase del Génesis no es el cielo cósmico, si no que hace referencia al mundo espiritual no formado por materia.
Este es el mundo de los seres angélicos, y en el que es más fácil percibir la esencia de la divinidad. Según nos indica la primera frase del Génesis es preexistente a la creación de lo material; nos lo indica el orden en que están las palabras cielo y tierra en la frase.

El Midrash hebreo y los escritos de la venerable sor María de Jesús de Agreda, autora de “Mística ciudad de Dios”, nos ayudan a hacernos una idea sobre el sentido de la creación. En ambos casos, para facilitarnos su comprensión, nos explican el propósito de la creación como una sucesión de ideas en la mente del creador. Para los hebreos lo primero que quiso crear fue “el nombre del Mesías”, y en función de esta idea hizo todo lo demás. Los hebreos continúan esperando al Mesías; para los cristianos ya vino en la persona de Jesús de Nazaret. El Mesías cristiano es algo difícil de asimilar para una mente judía: Que el Señor todopoderoso estuviese contenido en un hombre es algo imposible.
A pesar de estas diferencias, la coincidencia sobre la primera idea de la creación es esta: Lo primero fue el Mesías, en el caso cristiano también conocido como el verbo encarnado.
Profundizamos en la explicación cristiana: Dios que es amor no podía hacer otra cosa que darse. La primera idea sería amar a alguien distinto de sí; para eso decidió crear seres capaces de llegar a participar de su vida: Ángeles y hombres. En el hombre -ser más limitado- su amor ha sido si cabe más profundo, pues ha llegado a encarnarse, compartiendo la vida y penurias de los hombres, anunciándoles además que tras esta vida en el mundo material, existe una vida plena y eterna en amistad con él que colmara todos los anhelos del hombre y que los sufrimientos de la vida presente no habrán sido en vano, sino que ayudaran a que esa vida futura sea más plena.
En función del hombre y para sustento de este hizo toda la creación material. En Génesis (Cp.1, 2) nos habla de que el mundo era un caos informe, pero Dios empieza a ordenarlo dándole un sentido. El propósito de amar que nace de Dios da sentido a esa creación; todo se ordena a la aparición del hombre como culmen de la creación.

Por otra parte al seguir el proceso de la creación notaremos que es acorde a la concepción hebrea del universo:
Al principio parece que todo es un “magma envuelto por las aguas En Génesis (Cp.1, 6) entre las aguas aparece el firmamento que separa aguas superiores de aguas inferiores. En Génesis (Cp.1, 9) las aguas inferiores se separan de la tierra. En Génesis (Cp.1, 4) notamos la concepción limitada -condicionada por la apreciación de los sentidos- de que todo el universo se mueve en torno a una tierra plana -que se supone sujeta por columnas-. Tras la creación de los vegetales (Génesis 11 y ss.) y los animales (Génesis 22 y ss.) pasamos a la creación del hombre.
Con respecto al hombre dice: “Hagámoslo a nuestra imagen, a semejanza nuestra” (Génesis 26, 29)
Aquí se hace referencia a la inteligencia y voluntad -el hombre no se guía por el mero instinto- que es lo que le hace entrar en relación con Dios.

Nos dice también “hombre y mujer los creo” lo que hace referencia a la igualdad entre hombre y mujer, aunque cada uno tiene unas peculiaridades que se complementan con las del otro.
Desgraciadamente, incluso hoy, a este versículo no se le tiene mucha consideración.

Comentarios sobre el capitulo 2
Aquí se narra la creación del hombre. El hombre es modelado con barro y mediante un soplo del creador este barro recibe la vida.
Esta narración describe al hombre como culmen y sello de la creación. Lugar donde se unen el mundo material y el espiritual. El hombre es, por un lado, un ser biológico, como el resto de seres que pueblan la tierra, con todos los condicionantes que esto implica; pero a su vez tiene una capacidad que le hace concebir nociones no materiales y anhelar algo más.

Continuemos con el relato. Dios deja al hombre en el jardín del Edén. Se describe a este como un lugar paradisíaco. Dios permite al hombre comer de todos los frutos de este jardín con la excepción del árbol de la ciencia del bien y del mal.
¿A qué se refiere todo esto? Evidentemente no nos referimos a arboles físicos. El paraíso parece referirse a un estado de inocencia y armonía, en el cual no existía la mala intención hacia el prójimo y Dios. En una palabra: No se pensaba mal de nadie. En este estado la conducta esta en armonía con lo que Dios dice que es lo correcto y que está plasmado en los diez mandamientos.
En Génesis (Cp.3, 15) al afirmarse que tanto hombre como mujer estaban desnudos pero que no se avergonzaban uno del otro se describe este estado.

En el capítulo 3 del Génesis se hablara de la caída del hombre de este estado primigenio. El hombre es cuestionado sobre este árbol prohibido, se le invita a comer y este cede.
¿Qué es el árbol de la ciencia del bien y del mal? Se refiere ni más ni menos que a la autonomía moral. ¿Por qué obedecer a Dios? ¿Por qué no decidir uno mismo lo que es bueno y malo? En otras palabras, se cumple lo que les prometió el tentador: Seréis como Dios decidiendo el bien y el mal. Consecuencia: Ya no confías en que Dios te ama y busca tu bien, es un rival. El prójimo, si choca con tus intereses, es otro rival.

En el capítulo 4 este drama se extiende a Caín y Abel. Han aparecido los recelos y las envidias, algo que es muy difícil de dominar.

Conclusión
Tras haber visto algunos de los mensajes que nos trasmite el libro del Génesis sobre el hombre, su anhelo de plenitud, su inclinación al mal fruto de su libertad. Vamos a hacer una pequeña recopilación:
Dios, que aunque no tenía necesidad de otros seres, por puro deseo de amar, pensó en crear seres que pudieran compartir su vida, tales como ángeles y hombres.
En función del hombre, para sustento de este, creo todo lo demás. El hombre representa la culminación del mundo material, pues entra en contacto con el mundo espiritual y le hace concebir la idea de Dios y la búsqueda de este.

La voluntad e inteligencia le colocan por encima del mero instinto y le dan la libertad de actuar. Puede vislumbrar la bondad o maldad de una acción y optar tanto por el bien como por el mal. El comportamiento animal esta guiado por el instinto. El instinto solo busca el cuidar de la supervivencia mediante la comida, defensa y reproducción. No busca per se el bien o el mal.

Esta circunstancia se da también en el mundo angélico. Dios quiere ser amado libremente, a nadie obliga. Algunos de estos ángeles decidieron en su libertad optar por la autonomía moral teniendo como consecuencia el odio a Dios y su creación. Estos ángeles son lo que conocemos como demonios. El tentador del capítulo 3 del génesis hace referencia a la capacidad de estos seres para inspirarnos sus ideas, lo mismo que los ángeles bondadosos nos inspiran el bien aunque la decisión se seguir o no estas inspiraciones depende únicamente de la libre voluntad del hombre.

Hemos visto, pues, una muestra de lo que son los textos bíblicos: Un mensaje inspirado por Dios, no un dictado, que con el tiempo se ha plasmado por escrito.

El resto de libros bíblicos no son otra cosa que la lenta historia de salvación que Dios hace para sacarnos de este triste estado y llevarnos a la vida eterna. Los hebreos aun esperan la culminación de las promesas con la llegada del Mesías. Para los Cristianos se ha dado un paso con la encarnación de Dios en la persona de Jesucristo. En Jesucristo, Dios ha compartido la vida de los hombres, pasando también por el sufrimiento hasta llegar a ser tratado como un reo y muerto del modo mas vergonzoso para aquella época: La muerte en Cruz. Dios nos ha seguido amando. Solo nos pide que volvamos a confiar en él y optemos por el bien.

viernes, 17 de febrero de 2017

LA DIVINA MISERICORDIA EN MI ALMA Extractos


De Santa María Faustina Kowalska, religiosa polaca. Muere en 1938 a los 33 años. Canonizada por San Juan Pablo II.


Resumen frases de su libro

Entrega Nº 36 (37 en total)


(Se harán tres entregas mensuales: los días 8, 18 y 28 de cada mes en esta capilla)
adoracionperpetua.bilbao@gmail.com (para más copias, pedir a esta dirección)


N. 1728: Di a los pecadores que ninguno escapará de Mis manos. Si huyen de Mi Corazón misericordioso, caerán en mis manos justas. Les hablo a través de los remordimientos de conciencia, a través de los fracasos y sufrimientos.

N. 1729: Amor mío, porque sé que en el momento de la muerte empezará mi misión. ¡Oh!, cuánto deseo ser librada de este cuerpo. Deseo únicamente lo que sea conforme a Tu santa voluntad.

N. 1730: Me acerqué a Tu corazón misericordioso, del cual nadie ha sido rechazado jamás, aunque haya sido el pecador más grande.

N. 1731: Reza la coronilla que te he enseñado y la tempestad cesará. A través de ella obtendrás todo, si lo que pides está de acuerdo con Mi voluntad.

N. 1739: Escribe, Hija Mía, que para un alma arrepentida soy la misericordia misma. La más grande miseria de un alma no enciende Mi ira, sino que mi Corazón siente una gran misericordia por ella.

N. 1748: Dios acoge siempre con bondad un alma arrepentida.

N. 1751: ¡Oh, Jesús oculto en el Santísimo Sacramento del Altar!, mi único amor y misericordia, Te recomiendo todas las necesidades de mi alma y de mi cuerpo. Tú puedes ayudarme, porque eres la Misericordia Misma; en Ti toda mi esperanza.

N. 1760: En el abandono, en las tinieblas y en diferentes dudas recurre a Mí y a tu director espiritual; él te responderá siempre en Mi nombre.

N. 1760: Justifica siempre dentro de ti la opinión de la Superiora y del confesor. Aléjate de los murmuradores como de la peste.

N. 1760: Cuando el aburrimiento y el desánimo llamen a tu corazón, huye de ti misma y escóndete en Mi Corazón. No tengas miedo de la lucha; a menudo el solo valor atemoriza las tentaciones, y no se atreven a atacarnos…

N. 1760: … Lucha siempre con esta profunda convicción de que Yo estoy a tu lado. No te dejes guiar por el sentimiento, porque él no siempre está en tu poder; todo el mérito está en la voluntad.

N. 1761: Hija Mía, hoy considera mi dolorosa Pasión, toda su inmensidad; medítala como si hubiera sido emprendida exclusivamente por ti.

N. 1762: Pidiendo gracia para las almas agonizantes a fin de que la misericordia de Dios las envuelva en ese importante momento.

N. 1767: Con la oración y el sacrificio salvarás más almas que un misionero sólo a través de predicaciones y sermones.

N. 1767: Has de saber que tu cuerpo y tu alma estarán a menudo en el fuego. Aunque en algunas horas no Me sientas, pero Yo estaré junto a ti. No tengas miedo, Mi gracia estará contigo.

N. 1768: ¿Es mi amor lo que te guía en el amor al prójimo? Has de saber que cualquier cosa buena que hagas a cualquier alma, la acojo como si la hubieras hecho a Mi mismo.

N. 1770: Tú sabes lo que exige el amor; una sola cosa, es decir, la reciprocidad.

N. 1777: Ningún alma que se haya acercado a Mí, se ha retirado sin su consuelo.

N. 1777: Reza, cuanto puedas, por los agonizantes, impetra para ellos la confianza en Mi misericordia, porque son ellos los que más necesitan la confianza; quienes la tienen muy poca...

N. 1777: … Has de saber que la gracia de la salvación eterna de algunas almas en el último momento, dependió de tu oración.

N. 1778: Mi propósito sigue siendo el mismo: la unión con Cristo misericordia.

N. 1779: Hija Mía, que te adornen especialmente tres virtudes: humildad, pureza de intención y amor. Procura vivir en el recogimiento para oír Mi voz que es tan bajita que solo la pueden oír las almas recogidas.

N. 1783: Y en aquel momento dentro de mí recibí la respuesta de Dios de que mil almas habían recibido la gracia a través de la oración que yo había elevado a Dios. No sabemos cuántas almas podemos salvar con nuestras oraciones y sacrificio.