sábado, 9 de marzo de 2024

HISTORIA DE JUDA Y TAMAR


Historia de Judá y Tamar.

Del libro del Génesis

38. 1 Por aquel tiempo bajó Judá de donde residían sus hermanos y se desvió donde cierto individuo de Adulán llamado Jirá. 2 Allí conoció Judá a la hija de un cananeo llamado Súa y, tomándola por esposa, se acostó con ella. 3 La mujer concibió y dio a luz un hijo, al que llamó Er. 4 Volvió a concebir y dio a luz otro hijo, al que llamó Onán. 5 Nuevamente dio a luz otro hijo, al que llamó Selá. Ella se encontraba en Aczib cuando dio a luz.

6 Judá tomó para su primogénito Er a una mujer llamada Tamar. 7 Er, el primogénito de Judá, fue malo a los ojos de Yahvé, que le hizo morir. 8 Entonces Judá dijo a Onán: «Cásate con la mujer de tu hermano y cumple como cuñado con ella, procurando descendencia a tu hermano.» 9 Onán sabía que aquella descendencia no sería suya, y así, si bien tenía relaciones con su cuñada, derramaba a tierra, evitando así dar descendencia a su hermano. 10 Pareció mal a Yahvé lo que hacía y le hizo morir también a él. 11 Entonces dijo Judá a su nuera Tamar: «Quédate como viuda en casa de tu padre hasta que crezca mi hijo Selá.» Pues se decía: «Por si acaso muere también él, lo mismo que sus hermanos.» Tamar se fue y se quedó en casa de su padre.

12 Pasaron muchos días, y murió la hija de Súa, la mujer de Judá. Cuando Judá se hubo consolado, subió a Timná para el trasquileo de su rebaño, junto con Jirá, su compañero adulamita. 13 Se lo notificaron a Tamar: «Oye, tu suegro sube a Timná para el trasquileo de su rebaño.» 14 Entonces ella se quitó de encima sus ropas de viuda y se cubrió con el velo, y bien disfrazada se sentó en Petaj Enáin, que está a la vera del camino de Timná. Veía, en efecto, que Selá había crecido, pero que ella no le era dada por mujer.

15 Judá la vio y la tomó por una ramera, porque se había tapado el rostro, 16 y desviándose hacia ella dijo: «Déjame ir contigo» —pues no la reconoció como su nuera—. Dijo ella: «¿Y qué me das por venir conmigo?» —17 «Te mandaré un cabrito de mi rebaño.» —«Bien, pero dame algo en prenda hasta que me lo mandes.» —18 «¿Qué prenda quieres que te dé?» —«Tu sello, tu cordón y el bastón que tienes en la mano.» Él se lo dio y se unió a ella, que quedó encinta de él. 19 Entonces se marchó ella y, quitándose el velo, se vistió sus ropas de viuda.

20 Judá, por su parte, envió el cabrito por mediación de su compañero el adulamita, para rescatar la prenda de manos de la mujer, pero éste no la encontró. 21 Preguntó a los del lugar: «¿Dónde está la ramera aquella que había en Enáin, a la vera del camino?» «Ahí no ha habido ninguna ramera», contestaron. 22 Entonces él se volvió donde Judá y le dijo: «No la he encontrado; y los mismos lugareños me han dicho que allí no ha habido ninguna ramera.» 23 «Pues que se quede con ello —dijo Judá—; que nadie se burle de nosotros. Ya ves cómo he enviado ese cabrito, y tú no la has encontrado.»

24 Ahora bien, tres meses después aproximadamente, Judá recibió este aviso: «Tu nuera Tamar ha fornicado, y lo que es más, ha quedado encinta a consecuencia de ello.» Dijo Judá: «Sacadla y que sea quemada.» 25 Pero, cuando ya la sacaban, envió ella un recado a su suegro: «Del hombre a quien pertenece esto estoy encinta», y añadía: «Examina, por favor, de quién es este sello, este cordón y este bastón.» 26 Judá lo reconoció y dijo: «Ella tiene más razón que yo, porque la verdad es que no la he dado por mujer a mi hijo Selá.» Y nunca más volvió a tener trato con ella.

27 Al tiempo del parto resultó que tenía dos mellizos en el vientre. 28 Y ocurrió que, durante el parto, uno de ellos sacó la mano. La partera lo agarró y le ató una cinta escarlata a la mano, para saber que había salido primero. 29 Pero entonces retiró él la mano y fue su hermano el que salió. Ella dijo: «¡Cómo te has abierto brecha!» Y le llamó Peres. 30 Detrás salió su hermano, que llevaba en la mano la cinta escarlata, y le llamó Zéraj.

Comentario

Este episodio se sitúa, como un paréntesis, en medio de la historia de su hermano José.

Judá, al igual que José, es hijo de Jacob y por tanto patriarca de una de las doce tribus de Israel.

De su estirpe nacerán el rey David y de el San José, padre legal de Jesucristo.

Los judíos que no reconocen a Jesucristo como el Mesías y por tanto aun lo esperan, si están de acuerdo en que este descenderá de David.

El capitulo 1 del evangelio de San Mateo nos narra la descendencia de Jesús. Hay cuatro casos donde se cuenta algo mas: Este episodio de Tamar, Rajab, Rut y la mujer de Urias. Son episodios que rompen nuestra idea que todo lo relacionado con el Mesías es una “historia perfecta”

Centrándonos en este episodio, vemos que las cosas no salen bien. La maldad de los hijos de Jacob  estropea todo. La astucia de Tamar hará que la descendencia llegue pero a costa de un modo nada ortodoxo. Una historia que no nos parecería digna del Mesías.

En esta historia se haya implícito el misterio de la Cruz. Jesús en la Cruz era para su pueblo un fracasado, un maldito, pero Dios se ha servido de esa maldición para liberarnos del pecado y abrirnos las puertas del cielo.

El mensaje que nos transmite esta palabra es que nuestros fracasos, nuestros errores, en una palabra nuestra Cruz es de lo que Dios se sirve para salvarnos. Pidámosle que nos de discernimiento para que podamos acoger lo que quitaríamos de nuestra vida, sabiendo que Dios ha escogido también nuestros fracasos para encontrarse con nosotros.