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El alma crucificada por el Sagrado Corazón
¡Le crucificaron!
¡Más clavado estuvo su Corazón que el cuerpo de Jesús! También crucifica Dios a sus escogidos asemejándolos a la Cabeza de los predestinados, a fin de que, por este medio entren en el reino de los Cielos.
No rechaces esas espinas, esos clavos, esa Cruz,que a medida que te martirizan te asemejan más y más a Jesucristo Crucificado. Recibe la cruz que te presente con ardiente amor, une tus disposiciones a las de su Divino Corazón. Jamás murmuró,nunca se quejo y, no obstante, no merecía morir...