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El alma fortalecida por el Sagrado Corazón
¡Y qué! ¿No habéis podido velar una hora conmigo?
La vida es también una hora de lucha, angustia y de padecer. Si quieres llegar felizmente a su término, ora, lucha, suda sangre y agua a imitación del Corazón de Jesús.
Pero ¿Cómo soportar esta agonía? Lo podrás hacer, si, poniéndote al lado de Jesús en el huerto de los Olivos, miras atentamente cómo lucha, ora y padece por tu amor, y si te abrazas con las disposiciones adorables de su Corazón. De este modo encontrarás la fortaleza, energía y valor.
En todas tus penas y trabajos vela y ora en unión con tu divino Maestro, sin dejarte dominar por la tibieza, que te alejaría de Él.