domingo, 27 de diciembre de 2009

EL ANHELO DE ENCONTRARME CON DIOS


Benedicto XVI dice: "El cristianismo
no es una religión; es un encuentro."
Esto es lo que yo anhelo cada día: Encontrarme con Dios y
experimentar que Él es mi padre, que mi vida no es un azar, que
yo como todo hombre soy importante para Él.
En el cristianismo, hablamos mucho de salvarnos y nos
esforzamos en cumplir los mandamientos para lograr esta
salvación.
En sí, esto no es malo, pues los mandamientos son vida.
Son como las señales de tráfico, que si no se respetan, con toda
seguridad, se sufrirán accidentes, incluso mortales.
Incluso si somos buenos cumplidores, podemos quedarnos en la
vanidad y tener ahí nuestra paga.
El cristianismo es más que eso. Es tener un encuentro con
Dios y experimentar que Dios está contigo. ¿Cómo se hace
esto? El Espíritu Santo nos ayuda a verlo.
Para entenderlo como se concreta, lo mejor es conocer
historias de conversión, tanto de santos, como de hombres de
hoy. Ahí tendremos ejemplos concretos.
Ahora, ¿Tu, quieres tener tu encuentro con Dios?

 El simple deseo de tenerlo ya es un buen principio, ahora di
como el ciego del evangelio :"¡Jesús, hijo de David, ten
compasión de mi que soy un pecador!". O Bien:"¡Señor ayúdame a ver!
Quizá Dios te sorprenda y tu vida cambie y además cumplas
encantado los mandamientos de Dios
¡Animo!

jueves, 24 de diciembre de 2009

UN MENOR NO ES UN PERRO


Antes que nada, dejar sentado que no soy experto en estas cuestiones, pero quiero dejar constancia de la inquietud que me provoco la lectura de una reseña en un diario regional. Sin abundar en detalles, la reseña hablaba de la condena de un menor, el cual había asesinado a otro menor.
 Aparte de la pena aplicada a este menor, a sus padres como sus responsables civiles se les condena a indemnizar a la víctima, procediéndose para ello al embargo de sus bienes.
Estos bienes son: vivienda familiar, sueldo del padre y prestación por desempleo de la madre. Haciendo constar,  una vez más, mi desconocimiento de estos temas, paso a exponer mi inquietud.
En principio me parece desproporcionado lo que les cae a los padres. Podría ser el caso que en su vida hubiesen roto un plato, pero han de pagar por lo que hizo un hijo, casi seguro que sin su aprobación.
Este proceder creo que hace un flaco favor a la sociedad, pues desmotivara a muchos de tener hijos, puesto que un padre no se ve apoyado en su patria potestad. Esta, más bien sirve para cargarle a Él todo el peso de la responsabilidad, como si la sociedad no tuviera nada que ver en ello.
En caso de un menor de tres años, por poner un ejemplo, podemos entenderlo.
Imaginemos un adolescente de 15. No le podemos tener esposado u maniatado como si fuera un perro para evitar que salga por ahí y haga cualquier cosa. En ese caso el padre pagaría las consecuencias, aunque lo que hubiera hecho el menor fuera contrario a su voluntad.
En conclusión creo pues que proporcionalmente a su edad, este menor, como persona consciente que es, debería ser él principalmente el sujeto del castigo.
Y no deshacer la vida a unos padres que posiblemente sean los primeros que no aprueben esa actitud de su hijo.
 Sin embargo ¿Que pueden hacer?