Hitos
Un rápido resumen
Llegamos
al momento en donde vamos a recorrer el camino que, partiendo de la clase de
los mamíferos, nos va a llevar al orden de los primates. De este surgirá la
familia de los homínidos. Dentro de esta, aparecerá el género homo, del cual hoy solo queda un
representante vivo sobre la tierra: El Homo Sapiens Sapiens. En otras palabras:
Nosotros.
Si
consultamos en cualquier texto que solo pretenda un nivel divulgativo básico; este
basándose los restos encontrados con mayor profusión –aunque no son una gran
cantidad- nos resumirá la historia del hombre empezando por el Australopitecos
–cuyo nombre significa “Mono austral”.
El Australopitecos,
cuyos restos están datados sobre los 4,5 millones de años, está en el límite
donde nace el género Homo. El incluirlo o no en este género sigue siendo objeto
de debates.
Su
denominación es debida a que todos los restos se han encontrado en el sur de
África. Más adelante vamos a tratar sobre el porqué de este origen. Solo hasta
estadios más próximos al nuestro se dará una expansión hacia Asia y Europa,
siendo el Homo Sapiens Sapiens el único que se extenderá por todo el planeta.
Tras
un salto de más de 2 millones de años, nos encontramos con el Homo Erectus, caracterizado
por la adquisición de la verticalidad y una mayor capacidad craneal.
El
aumento de la capacidad craneal- que implica un cerebro mayor- irá en aumento
hasta llegar a la que actualmente poseemos.
El
Homo Sapiens Sapiens -O sea: Nosotros- apareció hace 35.000 años. En el millón
y medio de años precedente, se ha ido produciendo “un proceso” en el que se han
ido generando las características que hoy nos definen. Un eslabón de este
periodo es el Homo Habilis, así conocido por haberse encontrado junto a sus
restos los primeros rudimentos de herramientas.
Por
último tenemos al Homo neardenthalensis o hombre de Neardenthal. Esta especie
prospero en Europa, adaptándose al entorno. Esta especie despierta un gran
interés, pues en el periodo final de su existencia convivió con nuestros
ancestros.
Bien,
pues esta es la historia de muchos
textos divulgativos. Es fácil entender
que se ha hecho una gran simplificación, pues se dan saltos de millones de
años, de los cuales nada se sabe. La única certeza es que según avanzamos en el tiempo, se va
produciendo una mayor aproximación hacia lo que somos hoy. Dentro del género
homo se habrán producido muchas vías evolutivas, por lo que no sabemos de qué
línea exacta descendemos; por eso al encontrar nuevos restos debemos ser
prudentes al definirlos como antepasados, cuando puede que solo sea una línea
paralela (caso de los neardentales) Solo los avances en el análisis del
material genético pueden ayudarnos a precisar.
Hitos
Ante
la imposibilidad de hacer una historia lineal, como ya se ha comprendido, por
el montón de piezas que nos faltan del puzle, y siguiendo el criterio del
historiador británico John Roberts en su obra “Historía universal” vamos a ver
los hitos que nos han hecho ser como somos.
La
obra de Roberts nos va ayudar a hacer el tablero sobre el cual podremos ubicar
las piezas –restos conocidos o por aparecer.
Como vamos a ver, los primeros hitos serán
modificaciones de tipo genético, tales como la selección natural o la mutación.
Pasado un momento frente a los cambios genéticos, el aprendizaje, la cooperación social, y las
posibilidades que daban la fabricación de herramientas y el dominio del fuego, harán que el hombre este menos condicionado por
el medio y por tanto más apto para dominarlo.
Contexto para una evolución
Hace
unos 40 millones de años llego a su fin una etapa templada en la que reinaron
los dinosaurios.
Los
mamíferos, que habían aparecido hace unos 200 millones de años, serian los más
aptos en esta nueva etapa.
Debemos
recordar, de partes anteriores, que las alteraciones geográficas (climáticas,
tectónicas, geológicas, etc.) contribuyen al aislamiento de grupos de una
especie que pueden terminar convirtiéndose en otra. Así pues, de una especie
original, una población de individuos de la misma puede quedar aislada y
evolucionar de modo diferente hasta llegar a ser una especie diferenciada.
Hace
2,59 millones de años empieza la época denominada “Pleistoceno” la cual se caracteriza por una sucesión de
unos 17 periodos glaciares de una duración comprendida entre 50.000 y 100.000
años.
El
hielo cubría extensas zonas del hemisferio norte hasta la latitud de Nueva
York. Estos periodos van intercalados por periodos templados.
La
zona, por tanto, más apta para el desarrollo de la vida era África. Los avances
y retrocesos de los hielos determinarían el clima de esta zona. El clima
condiciona aspectos tales como
vegetación, extensión de los bosques, desertificación.
Este
aspecto será muy importante en todos los estadios evolutivos que irán
conformando lo que somos. Los mejor adaptados a los cambios del medio (periodos
fríos, de aridez) serán los que prosperaran. Como ya se dijo en los primeros
estadios esta mejor o peor adaptación la determina la genética y la selección
natural. Pero según nos acercamos al hombre actual estos factores perderán
protagonismo.
Los hitos genéticos
Hace
55 millones de años –aun están los
dinosaurios sobre la tierra- de entre los mamíferos, semejantes a los actuales
roedores, una rama pasara a vivir sobre los arboles.
Este
grupo será denominado “Prosimios” que serian parecidos a las actuales musarañas
arborícolas.
El
hecho de vivir en los arboles fue un acicate para dar un paso evolutivo, pues
se perpetuaron los mejores adaptados a las incertidumbres espaciales y
accidentales de este medio caracterizado por sombras, confusas pautas visuales
y asideros poco fiables.
Entre
las que se perpetuaron había especies provistas de largos apéndices que se
transformarían en dedos, y finalmente en el pulgar oponible.
Otro
rasgo fue la evolución hacia la visión tridimensional y la disminución de la
importancia del sentido del olfato.
Los
monos y antropoides, cuyo origen data aproximadamente de unos 35 millones de
años, representan un gran avance evolutivo: Su capacidad cerebral es mayor, tienen mayor capacidad manipulativa y han
desarrollado la visión estereoscópica.
Hace
unos 25 millones de años en un periodo en que la desecación redujo la
superficie boscosa, la competencia por el espacio fue en aumento. Algunos
primates carentes del poder necesario para conservar su espacio boscoso, fueron
capaces de adentrarse en la sabana en busca de alimento. Seguramente, los que
lo consiguieron, tendrían la característica de tender a tener una postura y
unos movimientos más parecidos al hombre actual que a chimpancés y gorilas.
El
lograr la postura erguida y el desplazamiento sobre las extremidades hizo
posible explorar la peligrosa sabana y obtener allí el alimento. También de
transportarlo y consumirlo en zonas más seguras. La mayoría de los animales por
el contrario los consumen en el mismo lugar donde los encuentran.
De
los siguientes 20 millones de años no tenemos prácticamente nada. En ese
periodo parece ser que se produjo la bifurcación de la que provienen los
grandes simios y chimpancés por un lado, y por el otro el hombre.
El
primer fósil de un individuo que podríamos identificar como homínido fue
encontrado en Kenia. Este fósil data de entre 4,5 y 5 millones de años. No está
clara su identificación con las especies de Australopitecos
En
Etiopía, a su vez se encuentra el fósil más antiguo de un linaje denominado Australopitecos,
que significa mono austral.
Esta
denominación testimonia los debates existentes sobre el considerar a estos
seres como homínidos o como antropoides. Dentro de esta denominación existen
varias especies. Hasta el momento se han identificado a seis.
Por
los restos, deducimos que vivían en el África oriental, en un espacio que va desde el actual Sudan
hasta Sudáfrica. Eran seres de unos 1,40 metros de estatura. Su capacidad
craneal, un 35% menor a la del hombre actual, es similar a la de los grandes
simios actuales. Se alimentaban de plantas y hojas.
La
bipedación –desplazarse sobre las dos piernas – es característica distintiva de
esta estirpe. Esto les permitía recorrer largas distancias y transportar cargas
La
mayoría de los restos se encuentran en el periodo que va de los 4 a los 2 millones
de años.
Curiosamente de hace 2 millones de años datan los primeros restos
identificados claramente como del género “Homo” o de un homínido. Es casi
seguro que este género hunda sus raíces en alguna de las especies de
Austrolopicetino. Pero, como se lleva diciendo, debemos ser prudentes con
respecto a considerar los pocos restos que tenemos de Austrolopicetinos como
“antepasados” cuando solo pueden que sean miembros de una rama evolutiva
paralela a la nuestra, y por tanto ya extinguida.
Homínidos
Dentro
del género Homo volvemos a encontrar ejemplares que nos dan a entender que hubo
varias especies.
A
estos primeros miembros a veces se les ha distinguido con el nombre de “Homo
habilis” debido a que junto a sus restos se han encontrado herramientas
rudimentarias.
Más
que una definición de especie, el nombre se refiere a la capacidad de fabricar
herramientas y útiles. Se considera que esta es una característica humana,
aunque haya casos de animales que se sirven de cosas.
Estos
primeros restos de restos y útiles, encontrados en Etiopía, datan de hace unos
2,5 millones de años. Los útiles consisten en piedras toscamente talladas con
una parte cortante.
En
la garganta del río Olduvai, en Tanzania, en un yacimiento, se encontraron
vestigios de lo que pudo haber sido un cortavientos de piedras, así como restos
de huesos aplastados para sacar el tuétano y comerlos crudos. A estos vestigios
se les atribuye unos 1,9 millones de años de antigüedad. No tenemos ninguna
certeza de que así fuese, pero este
escenario apunta a la idea de hogar o refugio. –recordemos: Solo es una
especulación- Al contrario que el resto de los primates, el ser humano es el
único que no se alimenta en el mismo lugar donde encontró sus alimentos y
solamente si tiene apetencia, si no que los transporta a un lugar seguro, donde
también puede reposar.
Homo Erectus
Como
ya se señalo, dentro del género Homo ha habido varias especies. La mayor
profusión de restos de una en concreto nos indica su florecimiento.
Los
Austrolopitecinos abarcaban, con respecto a los homínidos, una porción menor de territorio en el que se daba
un número mayor de especies conocidas. Su dieta es limitada a vegetales, lo que
las hace más dependientes del medio. Las expansiones y retrocesos de la masa
boscosa, dependiendo del clima, pudieron haber facilitado el aislamiento y por
tanto la mayor especiación.
En
los homínidos, por el contrario, aunque veces nos sorprende la aparición de
algún resto aislado de difícil clasificación, existen especies que florecieron y
se expandieron con éxito.
Vamos
a hablar aquí de una de esas especies exitosas: El Homo erectus. Sus restos abarcan
un periodo que va desde los 1,5 millones
de años hasta los 500.000 millones de años ¡Esta especie existió en un periodo
mucho mayor que el que lleva la nuestra sobre la tierra!
Al
describir sus rasgos, vamos a ver como se han ido consolidado, a lo largo de millones
de años, las características que nos hacen ser hoy como somos. Estas
características nos han hecho más independientes de la genética, la selección
natural y del medio. Veamos pues:
-La
principal característica es haber duplicado el tamaño del cerebro con respecto
al Austrolopitecos. Esto supondría una mayor inteligencia pues el tamaño del cerebro
parece ir relacionado con la capacidad intelectual.
-Un
mayor cerebro supone un cráneo más grande. Esto implica la consolidación de la
postura erguida que le da nombre a la especie: Homo erectus.
-El
tamaño del cráneo requiere cambios en la pelvis de la hembra para permitir el
nacimiento de crías con la cabeza más grande.
También
implica un periodo más prolongado de crecimiento tras el nacimiento, pues la
hembra no es capaz de proporcionar un espacio prenatal hasta la madurez. Esto
va a suponer que los jóvenes han de ser mantenidos por el grupo.
Al
contrario de otros mamíferos que teniendo grandes camadas aseguran la
posibilidad de que queden supervivientes; en el hombre esto se sustituye por
los cuidados.
De
aquí puede provenir la diferenciación de roles: La mujer queda inmovilizada por
la maternidad y el cuidado de las crías. Los machos serian impulsados a una
labor cooperativa para obtener mejores resultados en la caza y recolección.
.
-La
pérdida del estro por los homínidos hembras: El ser humano es el único ser en
el que la restricción del atractivo y la
receptividad de la hembra a periodos en que está en celo ha desaparecido. Esto
va relacionado con la prolongación de la infancia, pues hubiera supuesto dejar
a las crías al abandono mientras duraba el celo.
Tuvo
también unas repercusiones radicales: El aumento del atractivo y la
receptividad de las hembras para el macho hace que prime la elección
individual. Se establece pues la base de la pareja que apunta hacia otra unidad
estable: La familia, institución exclusiva del género humano.
-Está
probado que el Homo erectus utilizo el fuego -aunque no sabía producirlo-. Esto
supuso una ventaja frente al medio pues le permitió adentrarse en lo frío y lo
oscuro. Pudo ocupar cuevas, defenderse de los animales, cocinar haciendo que
sustancias antes indigeribles se volviesen comestibles. El congregarse ante el
fuego en la noche puede haber ayudado a ser conscientes de ser una comunidad. También
pudo implicar la aparición de una especialización:
El encargado del fuego.
-La
Caza. Su origen pudo estar en el carroñeo. La carne proporcionaba proteínas
concentradas y supone tener una mayor fuente de alientos. La dependencia de la
caza implica seguir a los animales. Las condiciones climáticas hacen que los
grupos de animales se desplacen. El hombre al seguirlos explorara y se establecerá en nuevos entornos.
-Los
conocimientos que se van adquiriendo por la experiencia se van transmitiendo
(por ejemplo técnicas y estrategias de caza). Esto supone que el aprendizaje va
sustituyendo a las modificaciones genéticas. El no ser el más apto
genéticamente para un entorno queda compensado con los conocimientos adquiridos
y transmitidos, así como por la protección del grupo. Los más ancianos (la esperanza
de vida no pasaba de los 40 años) se valoran como depositarios de estos
conocimientos y experiencias. La infancia pasa a ser un periodo de asimilación de
estos conocimientos. Todo esto implicaría el uso del lenguaje aunque fuera a un
nivel más rudimentario que el nuestro.
En
fin estas características, desarrolladas a lo largo de millones de años,
hicieron que esta especie saliese de su entorno africano original y se
expandieran por Europa y Asia. Las capacidades descritas les aseguraron una
mayor capacidad de adaptación al medio. Testimonios de todo esto, aparte de los restos mortales encontrados,
son las características “hachas de mano” -denominadas así por su forma- que servían para descuartizar animales.
En la siguiente parte vamos a ver algunas de las líneas de evolución de este homínido, sobre todo las que se dieron en el entorno europeo. De todas ellas, tanto las conocidas como las que se ignoran, solo sobrevive una hoy: El Homo Sapiens, o sea NOSOTROS.
En la siguiente parte vamos a ver algunas de las líneas de evolución de este homínido, sobre todo las que se dieron en el entorno europeo. De todas ellas, tanto las conocidas como las que se ignoran, solo sobrevive una hoy: El Homo Sapiens, o sea NOSOTROS.
Continuará...