INTRODUCCIÓN
El objetivo de este trabajo es ayudar a comprender la
realidad de la Masonería, analizando su historia.
Este trabajo nos ayudara, de forma parcial,
a entender este fenómeno, puesto que no va a entrar en otros aspectos tales
como doctrinales u organizativos, que bien pueden ser objeto de otros trabajos.
Sin embargo este primer análisis histórico, como veremos, nos va a ayudar mucho
en su comprensión. Curiosamente, sobre todo a nivel divulgativo, no suele ser
frecuente explicar con detalle el paso de la Masonería gremial de la edad media
a la actual Masonería especulativa.
Para este análisis, me he apoyado en
primer lugar en el libro del profesor Ricardo de La Cierva: “La Masonería
Invisible” por estar totalmente de acuerdo con su exposición. Para contrastar
la misma y obtener más documentación, me apoyo en la web del Museo Virtual
sobre la Masonería de la Universidad Nacional de Educación a Distancia y en la
información que facilitan en sus webs las diferentes obediencias masónicas. Al final
de este trabajo facilito la localización de los sitios consultados.
Orígenes míticos y antecedentes
remotos
LOS
ANHELADOS ORIGENES MITICOS
En
muchas publicaciones, sobre todo de corte esotérico, podemos encontrar
alusiones a la Masonería como guardiana de arcanos conocimientos que se
remontan a orígenes, más o menos remotos, tales como: los Templarios, los
cultos mistéricos del paganismo o el antiguo Egipto.
En
los rituales masónicos aparece la figura de Hiram Abif.
Este
personaje aparece en la Biblia, concretamente en el 2º libro de las Crónicas, capítulo
2º.
A
continuación, transcribimos lo que el
texto bíblico nos refiere sobre este personaje. El texto ha sido tomado de la
Biblia Online de la Sociedad Bíblica Católica Internacional (www.sobicain.org):
Del Segundo libro de las Crónicas, en el capítulo
2:
2 Salomón
mandó a decir a Hiram, rey de Tiro: «Haz conmigo como hiciste con mi padre
David, enviándole maderas de cedro para que se construyera una casa en que
vivir. 3 Te hago saber que voy a edificar una Casa al nombre de Yavéh,
mi Dios, para consagrársela, para quemar ante él incienso aromático, para la
ofrenda perpetua de los panes presentados, y para los holocaustos de la mañana
y de la tarde, de los sábados, lunas nuevas, solemnidades de Yavéh, nuestro
Dios, como se hace siempre en Israel.
4 La
Casa que voy a edificar será grande, porque nuestro Dios es mayor que todos los
dioses. 5 Pero ¿quién será capaz de construirle una Casa, cuando los
cielos y los Cielos de los cielos no pueden contenerlo? ¿Y por qué le
edificaría yo una Casa, sino solamente para quemar incienso en su presencia?
6 Mándame,
pues, un hombre hábil en trabajar el oro, la plata, el bronce, el hierro, la
púrpura escarlata, el carmesí y la púrpura violeta, y que sepa grabar; estará
con los artesanos que tengo conmigo en Judá y en Jerusalén, y que mi padre
David ya puso a mi disposición.
7 Envíame
también madera de cedro, de ciprés y de sándalo, pues yo sé que tus siervos
entienden de cortar los árboles del Líbano; 8 y los míos trabajarán
con los tuyos para preparar la gran cantidad de madera, pues la casa que yo
deseo construir ha de ser grande y magnífica. 9 Yo daré a tus siervos
que se ocupen de cortar y derribar los árboles veinte mil cargas de trigo y
otras tantas de cebada, veinte mil medidas de vino y veinte mil medidas de
aceite: todo esto para su mantenimiento.»
10 Hiram,
rey de Tiro, respondió en una carta que dirigió a Salomón: «Porque ama Yavéh a
su pueblo, te ha hecho rey de él.» 11 Y decía también: «Bendito Yavéh,
Dios de Israel, que ha hecho los cielos y la tierra y ha dado al rey David un
hijo sabio, entendido y prudente, digno de edificar la Casa de Yavéh y la Casa
real.
12 Yo,
pues, te mando un hombre hábil y entendido, a Hiram-Abi, 13 hijo de
una mujer de la tribu de Dan y de padre tirio, que sabe trabajar el oro, la
plata, el bronce, el hierro, la piedra, la madera, la púrpura, el jacinto, el
lino y la escarlata, y grabar toda clase de figuras; es capaz de realizar
cualquier cosa que le pidas.
El trabajará
con sus obreros y con los de David, mi señor, tu padre.
Esto
es lo que nos refiere la escritura.
La
Masonería, a todo esto, añade una historia en la que unos trabajadores llegan a
asesinar a Hiram Abif, en un intento infructuoso de forzarle a que les
comunicase su sabiduría arcana, puesta al servicio de la construcción del
Templo de Salomón, finalmente ocultan su cuerpo. El cuerpo es recuperado por el
Rey, quien le dará digna sepultura.
Actualmente,
asumiendo que esta historia de Hiram no tiene ninguna historicidad, salvo lo
que refiere la Biblia, la Masonería nos dije que el utilizar historias como
esta no tiene otra finalidad que ayudar a comprender los valores e ideas que se
quieren inculcar, en el contexto de sus ceremonias rituales, por medio del
mensaje implícito en la narración. Un ejemplo parecido a este modo de enseñanza
lo encontraríamos en las parábolas del Evangelio.
Aunque
a la luz del momento actual, la misma Masonería reconoce que no se puede pasar por
histórico lo que fehacientemente no lo es; esto no excluye que en la Masonería,
como sociedad secreta basada en la iniciación, se tenga el anhelo de ser
depositarios de antiguas y arcanas tradiciones.
La
Masonería hubiera estado complacida con que estas fuesen reales o pudiera haber un
atisbo de serlo. En el Templarismo tenemos un ejemplo, según referiremos en
este trabajo. Pero, aun no correspondiéndose a una historia real, estos
elementos míticos van a influir enormemente en la historia real.
Esto
es debido a que, sobre todo en el siglo XVII y XVIII, junto con el naciente
interés por la ciencia experimental, coexiste un interés por las ciencias
ocultas y el esoterismo que dejara su huella en la Masonería. Los conocimientos
ocultistas, aunque no verificables empíricamente, siempre van vinculados con tradiciones
que supuestamente se pierden en la noche de los tiempos.
ANTECEDENTES REMOTOS VEROSIMILES
No
obstante lo dicho sobre los orígenes míticos, si es posible que la Masonería
medieval reciba influencias de épocas anteriores.
Un
antecedente de estas corporaciones medievales fueron los “Collegia Fabrorum”
del Imperio Romano.
Estas
asociaciones de constructores, en principio más o menos toleradas, terminan
siendo controladas por el gobierno; este buscaba controlar así el importante
sector de las obras públicas, concediéndoles a cambio exenciones de impuestos y
del servicio militar. Su protector es el
dios Jano. Se suelen reunir en los solsticios.
Tras
la caída del Imperio Romano de Occidente, la cultura romana pervivió en
Bizancio, creando una nueva síntesis conocida como Bizantina. Es posible que
allí pervivieran estas asociaciones. Los constructores bizantinos son llamados
a la Europa Occidental donde influirán en la creación del Románico.
En
todo caso, no se sabe con total
seguridad el grado de pervivencia de estas asociaciones.
EL
CISTER Y LOS TEMPLARIOS
La
aparición de la Orden Cisterciense y su necesidad de construcción de
monasterios, revitalizara este asociacionismo gremial dentro del ámbito de la
construcción.
En
un primer momento el abad realizaba los planos y la comunidad monástica
ejecutaba las obras.
Con
el tiempo se crearan cofradías de laicos, buscando para ellas constructores
cualificados procedentes de Bizancio.
Con
el Cister se produce el auge del estilo Gótico, que tendrá su máxima expresión
en la construcción de las grandes catedrales europeas.
En
este contexto, la profesión de maestro de obras ganara en prestigio, pues cada
vez requiere unos conocimientos más complejos y que abarcan varias disciplinas.
Estas
asociaciones se agrupan en Logias. Se organizan en tres grados de
cualificación: Aprendiz, Compañero y Maestro. Para acceder a un grado superior
existen una serie de ceremoniales o rituales, que algunos autores defienden,
que puedan tener origen pagano. La finalidad de estas ceremonias es prometer
guardar el secreto profesional del arte constructivo.
La orden
de los Caballeros Templarios tiene relación con el Cister a través de San
Bernardo, quien redactara la regla templaría.
Aunque
el carisma Templario del monje-guerrero sea diferente del cisterciense, a
semejanza de este, tendrán también sus propias asociaciones de constructores.
Los
templarios, así llamados, por tener casa junto al templo de Salomón en
Jerusalén, recibirán a causa de su ubicación en tierras bíblicas, influencias
del mundo oriental tanto constructivas como filosóficas. De aquí ha podido
surgir el mito de los Templarios como custodios de un saber esotérico.
Al
desaparecer la orden, es posible que las asociaciones laicas de constructores
persistieran. De todos modos el mito de los Templarios como antecesores de la
Masonería obedece, como en otros supuestos, a ese anhelo de que la Masonería
hubiera tenido esos orígenes legendarios. Esta búsqueda de una conexión con un
pasado caballeresco y legendario va a ser propio de la Masonería alemana.
Como
ya se ha dicho, aunque los orígenes Masónicos en épocas remotas son,
sencillamente, indemostrables, no es sin embargo descartable que a ella hayan
llegado elementos heredados de asociaciones anteriores relacionadas con el
mundo de la construcción.
LA
HISTORIA REAL
La
unanimidad de los historiadores está de acuerdo en que la actual Masonería
especulativa, deriva de la Masonería operativa de la edad media. En el apartado
anterior expusimos como estas asociaciones se crean al abrigo de la orden
cisterciense e irán creciendo en importancia sobre todo con el auge del gótico
y la construcción de las grandes catedrales europeas.
Esta
Masonería Medieval, para distinguirla de la Masonería actual, es denominada “operativa”
ya que es una asociación gremial de constructores semejante a cualquier otro
gremio de la época. Como es lo propio en esta época, estas asociaciones están imbuidas de un fuerte carácter cristiano.
En
las pocas constituciones que nos han llegado de esta época es común ver
invocaciones a Cristo, La Virgen María y los Santos, así como la prescripción
de observar los mandamientos de la iglesia.
La
transformación de esa Masonería gremial en la actual Masonería se va a producir
en un único lugar concreto, y el catalizador de esa transformación serán las
circunstancias concretas de ese momento. Lo veremos a continuación.
Continua...