miércoles, 15 de marzo de 2017

LOS ORIGENES DEL HOMBRE-IX

CONCLUSIONES


Iniciamos la última parte de este trabajo haciendo hincapié en algo que el lector ya habrá constatado: El contraste existente entre los siete primeros capítulos, donde se expone lo que se sabe a día de hoy sobre el origen del hombre y del universo gracias a la investigación científica y paleontológica. El octavo en cambio es una reflexión sobre el sentido del universo y del hombre de acuerdo a los textos bíblicos.

Este contraste me recuerda lo que a menudo escucho en ambientes católicos: Personas de cultura media y alta –que, por supuesto, han estudiado sobre origen del hombre y del universo en ciencias naturales, y que por supuesto, no cuestionan nada de lo que han estudiado- en entornos “de iglesia” hablan de Adán y Eva y del episodio de la caída como algo cuasi histórico.

En mi infancia, las primeras noticias sobre el origen del hombre fueron las del texto bíblico. Cuando posteriormente, en un libro de ciencias naturales vi una ilustración de un homínido, lo primero que pasó por mi cabeza de niño fue imaginarme un Adán y una Eva peludos. Siempre me llamó la atención que un católico acepte ambas versiones científica y bíblica sin más contradicción. En la madurez comprendí el sentido que se debe dar al texto bíblico y que ya se ha expuesto.

Con respecto al devenir de la humanidad, también durante siglos, a falta de otras fuentes, se tuvo por cierto en toda su literalidad el relato bíblico. Hoy se ha visto que ambas verdades ciencia y fe son complementarias. La ciencia solo puede decirnos el ¿Cómo? Pero no el ¿Por qué?
Llegamos a un punto donde solo la intuición y la capacidad que tenemos para elaborar conceptos e ideas que no se ven en el mundo físico (ejemplo: la idea de bondad, belleza, etc.) nos pueden llevar a intuir más allá de lo físico.

Recapitulando, todo lo más que sabemos es que el hombre actual tiene su origen en unos pequeños grupos de población de homínidos ubicados en África. No sabemos si en esos pequeños grupos hubo una pareja singular que podamos denominar Adán y Eva.
Sabemos que el Homo sapiens es un ser singular en el universo –hoy por hoy, aunque no es algo imposible, no tenemos constancia de otro ser parecido en el universo material- por estas características:
-La inteligencia humana, superior al mero instinto, y a la que se une la libre voluntad de obrar o no de un determinado modo.
-El hombre no hace un mero uso utilitarista de las cosas únicamente para satisfacer sus necesidades biológicas; hace también un uso espiritual de ellas. (Ejemplos: Lo que plasma en las pinturas, el decorar objetos, adornarse) Esto denota una visión que va más allá de lo material.

Queda claro que hay una diferencia sustancial entre el hombre actual y el resto de seres vivos. Pero el detalle de cómo se llegó a ello continúa en el misterio.
¿Cómo fue? ¿Participaron otras ramas de homínidos de lo que denominamos “alma”, eso que nos pone en contacto con lo espiritual? Como se ha explicado en las ramas más cercanas en el tiempo con la nuestra, sobre todo en Neandertales, se han detectado indicios de esta inquietud por lo espiritual paro sin llegar a nuestro nivel.
¿El cruzamiento entre Sapiens y Neandertales hizo a estos partícipes de nuestra naturaleza espiritual?
Como vemos son muchas las preguntas a las que hoy por hoy no podemos dar respuesta. Solo sabemos que nuestra parte material fue evolucionando hasta conformarnos. Según se evolucionaba fueron apareciendo cada vez más rasgos de lo que podríamos definir como “comportamiento propiamente humano; solo al llegar al homo Sapiens aparece la inquietud por lo espiritual, el sentido estético, la abstracción. Parece pues que “el soplo de vida” va asociado al Homo Sapiens.

Observo en el texto bíblico que manejo que hasta Génesis 4,25 no se usa la palabra Adán. Solo se habla del hombre. En el caso de la mujer recibe su nombre del varón. Esto se produce tras la expulsión del paraíso (Génesis 3,20) Eva quiere decir “madre de los vivientes” Vemos que Caín tiene esposa. El mismo texto pues apunta a la existencia de un pequeño grupo de “Adanes y Evas”.

Otra cuestión que se plantea es la de ese estado de bondad primigenia. Veamos lo que dice al respecto el catecismo de la iglesia católica:

Punto 390 del catecismo de la iglesia católica

Para leer el relato de la caída
El relato de la caída (Génesis 3) utiliza un lenguaje hecho de imágenes, pero afirma un acontecimiento primordial, un hecho que tuvo lugar al comienzo de la historia del hombre. La
revelación nos da certeza de fe de que toda la historia humana está marcada por el pecado original libremente cometido por nuestros primeros padres.

La iglesia tiene pues claro de que hubo un primer momento, en este pequeño grupo de Homo Sapiens, de ese estado primigenio de inocencia; pero que rápidamente se perdió, siendo este el origen del mal en el mundo. Mal que durará hasta el fin de este. La iglesia insiste en que esta es una cuestión de fe.
Sobre esto nada nos aporta la investigación científica. Suponemos que por ser el fruto de una evolución animal, el hombre tendría el comportamiento instintivo que le haría luchar por su supervivencia. Me viene a la mente la existencia de tribus aisladas en zonas como el Amazonas que viven en armonía con el medio y su milenaria existencia es, sin duda, fruto de su armónica convivencia. En todo caso esa situación se daría en ese núcleo inicial de homo sapiens y no duraría mucho tiempo.
Es otra cuestión sin respuesta. Solo sabemos que el hombre según su conducta puede hacer un cielo en la tierra o un infierno. De nosotros depende….

En Génesis 3,25 parece que se hable de un Dios celoso del hombre. El hombre para poder decidir entre bien y mal debe ser libre. Dios respeta esa libertad, pero sabe que en la opción por el mal no está la felicidad del hombre. Parece ser que Dios a la vez que permite ese mal fruto de la libertad del hombre le pone unos límites.
San Agustín dice: “Nos creaste, Señor, para ti y nuestro corazón no descansará hasta llegar a ti”
Dios, en su paciencia, permite el mal -no lo desea- en la esperanza de que el que optó por el mal se arrepienta y regrese a él. A final de los tiempos los que le rechazaron irrevocablemente en su libertad quedaran lejos de él, según su deseo, y quienes quieran acogerse a su misericordia podrán entrar en comunión con él, quedando colmados todos sus anhelos de felicidad.

Hechas estas afirmaciones sobre nuestro futuro, decir que sin fe en ellas pueden parecer ser poco más que mera ilusión, pero lo cierto es que sobre nuestros orígenes, como ya vimos solo sabemos un poco más, pero aquí estamos…. y la verdad, sea cual sea, finalmente se mostrará con toda su claridad.