Procesión del Corpus Christi en Calatayud el 2 de
junio de 2013
Mientras seguía la procesión del Corpus Christi de
mi ciudad, quede pensando sobre lo misterioso que es el reinado de Cristo.
Unas veces quiere ser honrado, como es el caso del
domingo de Ramos; en cambio en otras esconde su gloria llegando a ponerse al
nivel de un malhechor y recibiendo toda clase de desprecios.
Cualquier gobernante de este mundo necesita
constantemente afirmar e imponer su autoridad.
Cristo en cambio tiene la libertad de ejercerla
sin necesidad de someter a nadie.
Más bien es él quien se somete a los malvados,
para demostrarles que a pesar de eso les ama y que tiene poder para sacar bienes
de sus males. Cristo sigue hoy sufriendo en tantos cristianos perseguidos por
su fe y responde en ellos con el perdón.
Otras veces como es el caso de esta festividad de
Corpus hace que todo el mundo se congregue en torno a él aun sin ser gente
habitual de la iglesia. Jesús se deja rendir honores militares, homenajear con
cantos, recibir una lluvia de rosas. En definitiva se deja honrar como Dios y
Rey.
Este día, Jesús ejerce su reinado saliendo a la
calle. Gentes de toda condición le miran.
Él, misteriosamente
escondido en la custodia bendice y da
gracias ocultas a muchas personas que quizás
no tengan otro modo de encontrarse con él que mirándole al pasar por la calle.