Este árticulo es el primero de una serie sobre esta cuestión que se irán publicando sucesivamente. En la última parte se expondrá la bibliografía y otras fuentes utilizadas.
HUIR DEL DOGMA
El
objeto de este trabajo es dar una idea general sobre los orígenes del hombre, y
sus primeros pasos, hasta llegar a lo que ya se considera historia. Para ello,
nos hemos servido de las fuentes expuestas al final y que nos dan una idea
básica sobre cómo pudo ser este proceso, tomando como base los descubrimientos
hechos hasta la actualidad. Ni que decir tiene que nos encontramos ante una
materia en la que es más lo que se desconoce que lo que se sabe.
Aunque
el encabezamiento pudiera sugerir otra cosa, debo declarar que soy católico
practicante, y por tanto, no busco un enfrentamiento entre lo que nos dibuja lo
descubierto hasta ahora y lo narrado en la tradición judeo-cristiana, más bien
lo contrario.
¿A
que me refiero al decir “huir del dogma”?
La
palabra dogma, como es sabido, nos refiere a algo definido, exacto e
incuestionable. Todos conocemos su uso en materia religiosa para fijar las
verdades doctrinales.
Pues
en esta materia de los orígenes del hombre, por el contrario, lo primero que
hemos de hacer es llenarnos de humildad y tener presente el mar de lo que
ignoramos frente a la gota de lo que sabemos.
Este
ejemplo nos ayudara a entenderlo:
Se
calcula que la vida apareció en la tierra hace 4.650 millones de años. Los
dinosaurios existieron durante unos 100 millones de años, se extinguen hace
unos 150 millones de años; iniciándose la era de los mamíferos. Hace 2 millones
de años aparecen los primeros homínidos. Nuestra especie, el Homo Sapiens,
apareció hace unos 150.000 años. La agricultura aparece hace unos 6.000 años.
Para
calcular la aparición de cada especie solo tenemos los restos que se van
descubriendo. Evidentemente, la mayor abundancia de restos de un mismo tipo en
un determinado entorno nos da más certezas; al mismo tiempo se dan casos, en
una misma zona que entre los restos de una época y los de una época posterior
pasaron miles de años de los que no existe ningún vestigio y por tanto no se se
sabe nada.
En
una palabra, que sobre el hombre actual solo sabemos con detalle y certeza un
10% de su historia.
Del
resto solo tenemos unos restos que nos hacen entrever como pudo ser el proceso,
pero no como para explicarlo de forma definitiva.
Otro
ejemplo que nos ayudara a entenderlo, es lo relacionado con el conocimiento del
universo.
Un
hombre que viviera hace 2000 años, por ejemplo, solo contaba con la observación
directa. Con los datos de lo observado, su razón sacaba conclusiones y
explicaba el mundo. De ahí vienen explicaciones tales como que la tierra era
plana, que la vida residía en la sangre –al desangrarse un animal muere- , etc.
Al
ir profundizando, se ha ido descubriendo que las cosas eran más complejas de lo
que parecían, hasta llegar a encontrarnos con un universo mucho más inmenso de
lo que imaginábamos y del cual solo somos una minúscula parte.
Esto
no ha supuesto que las explicaciones religiosas queden obsoletas, mas bien, al
contrario, nos da noticia de lo grandioso del ser creador, superior a lo que
cualquier mente humana pudiera concebir.
Algo
parecido sucede con el estudio del origen del hombre. Hasta el siglo XX, se
daba por sentada la literalidad de lo narrado en el Génesis.
Hoy
en día, fruto de lo descubierto, vemos que el proceso es más complejo y
seguramente más impresionante de lo que pudiéramos imaginar. También estos
descubrimientos nos ayudan a ver que el propósito que tuvo Dios al inspirar al
autor del génesis no fue hacer un tratado científico sobre los orígenes del
hombre, si no explicarnos el espíritu o el propósito con que se creó. Por
supuesto todo esto narrado por una persona de hace más de 2000 años,
condicionado por su mentalidad.
De
una cosa podemos estar seguros: El proceso que ha llevado a que hoy existamos ha
sido el que ha sido. Luego, existe una verdad, aunque la desconozcamos; Incluso
si no nos gusta la podemos rechazar. Pero esa verdad no va a dejar de ser, por
que nos opongamos a ella.
La
ciencia nos lleva por un lado: La razón. Para la fe solo tenemos la intuición.
Pero si es cierto que Dios existe y creo el universo, ambas terminaran
convergiendo.
Pero
entretanto seamos humildes y sigamos buscando…