martes, 16 de mayo de 2017

LAS DOS REFORMAS-II

                               En el 500 aniversario de la reforma luterana

                                                                LUTERO 

                          


1-El Personaje

Nace en Eisleben (Alemania) en 1483. Hijo de un pequeño propietario minero, pasó su infancia en un medio campesino. El deseo de mejora social hizo que su familia lo impulsase a estudiar. En 1502 se gradúa como bachiller, iniciando la carrera de derecho.

En 1505 romperá bruscamente esta trayectoria para hacerse monje (Algunas fuentes afirman que fue por una promesa que hizo en un momento de peligro) Ingresará en el convento agustino de Erfurt. En esta época es un devoto fraile, aunque parece preocupado por purgar por sus pecados.
El superior lo enviará a estudiar. En 1507 se ordena sacerdote. En 1508 inicia el bachiller en biblia, doctorándose en 1512. Estudia Griego y Hebreo.

En 1515 pasa a ser vicario. En esos años visita Roma. Aunque no hay referencias claras, parece lógico que lo visto allí le cuestionase.
Se especializa en el estudio de la Sagrada Escritura e influido por los humanistas de la época que tratan de ir al origen de las cosas, estudia la iglesia primitiva. Es en estos estudios donde va llegando a la conclusión de que la iglesia ha perdido el sentido de muchas de sus verdades centrales, entre ellas el sentido de la penitencia. Cree que no se ha sabido distinguir entre ley mosaica y evangelio. En la ley mosaica todo se basa en cumplir los preceptos; en el evangelio se dice que el hombre por sí solo no puede alcanzar el perdón. Cristo ha hecho una promesa de perdón y solo es suficiente creer y tener fe en que es real y desear recibirla. Es decir al aceptar la gracia de Dios está justifica. Bajo este foco va a revisar toda la doctrina cristiana. En esta lógica, sobra la penitencia, las indulgencias sobran, no tienen sentido cuando es la fe personal la que atrae la gracia, la misa como sacrificio o los sufragios por los difuntos sobran; todo se basa en la fe personal a la promesa.

La postura católica no niega lo que afirma Lutero: Ciertamente el hombre, por sí solo, no puede granjearse la gracia, esta es un don de Dios para los que quieren acogerlas. Pero piensa que, también sería injusto, que Dios dejase sin recompensa todo que uno ha hecho por amor a Dios y al prójimo. No quita valor a las buenas obras pues en ellas hay algo de amor a Dios y al prójimo.

En torno a 1517 es predicador y confesor. En sus predicaciones empieza a dar muestra de sus nuevas posiciones. Llega a la ciudad un fraile dominico para otorgar indulgencias a cambio de conseguir dinero para la construcción de la basílica de San Pedro. Lutero escandalizado por lo que veía como mero mercantilismo, pública, clavandolas en la puerta de la iglesia, sus 95 tesis y reta a discutirlas. Este momento acaecido en 1517 marca el inicio de la reforma protestante. Las tesis se publicarán en latín, pero su traducción al alemán y la incipiente imprenta harán que tengan una rápida difusión.
Se iniciaran grandes debates como el acaecido en Leipzig en 1519. Esta repercusión impulsará a Lutero a profundizar en sus ideas.

En 1520 aparecerán tres de sus principales libros:
-“A la nobleza cristiana de la nación alemana”. Algunos nobles le ofrecen protección. Es a estos a quienes exhorta como sacerdotes laicos a velar y promover la purificación de la iglesia; tarea abandonada por el papado y la jerarquía.
-“Preludio en el cautiverio babilónico de la iglesia”. En esta obra revisa el sistema sacramental de la iglesia bajo el foco de sus tesis para determinar que sacramentos son validos como tales.
-“La libertad cristiana”. Desarrolla su doctrina sobre la justificación y la vida cristiana.

En 1520 el Papa por medio de la bula “Exsurge Domine” insta a Lutero a repudiar 43 puntos de su doctrina. Al no hacerlo será excomulgado en 1521.

Carlos V, emperador, se encuentra entre los príncipes alemanes favorables a Lutero por un lado y el Papa por otro. El enemigo turco amenaza Europa y estas divisiones no ayudan a crear un frente común. Intenta pues buscar solución al problema luterano. El primer intento se da en la Dieta Imperial de Worms, pero sin resultado. Carlos V promulga el edicto de Worms donde se declara a Lutero prófugo y hereje. Mientras se decide que hacer con él, Lutero desaparece. Es una fuga planeada hacia los dominios de Federico el Sabio, su protector. Pasará un año refugiado en el castillo de Wartburg en Eisenach. En este periodo traducirá la biblia al Alemán, lo cual será un momento importante en la historia de este idioma. En este periodo aparecen las primeras manifestaciones de aplicación radical de sus tesis, manifestaciones que incluso parecen excesivas a Lutero: Exclaustraciones, rupturas de votos, abandono del celibato, supresión de la misa, etc.
El mismo Lutero contraería matrimonio en 1523 con Catalina de Bora, ex religiosa. En 1524 va a haber una revuelta campesina. Los campesinos creían que Lutero apoyaría sus reivindicaciones, pero fue una falsa suposición pues como es sabido a Lutero le convenía el apoyo de la nobleza.
Lutero fue profundizando en la consolidación de la reforma. En 1526 en “La misa alemana” define como deben de ser los cultos. Busca el modo de dar nueva estructura a las comunidades. Muestra interés por la educación como modo de universalizar el acceso a la biblia. En 1528 redactara los Catecismos mayor y menor.

En 1530 Carlos V, apremiado por la amenaza turca, no puede a su vez estar enfrentado al grupo de príncipes protestantes unidos para defender la reforma; -El aplicar la condena a Lutero y ejecutarlo hubiera supuesto una revuelta de estos- convoca la dieta de Ausburgo donde se alcanzara el compromiso de dejar la cuestión para un futuro concilio y por el momento aplicar el principio por el cual cada territorio aplicará la religión de su príncipe lo que dará su lugar a la reforma dentro del imperio.
Lutero fallecerá en 1546.


2-El preludio de la libertad babilónica de la iglesia

Continuamos con una síntesis de esta obra que nos servirá para una mejor comprensión del pensamiento de Lutero.

INTRODUCCION
Es el segundo escrito de la trilogía de grandes escritos reformadores (Manifiesto a la nobleza alemana, La libertad del cristiano) aparecidos en 1520.
Fue escrito como respuesta a los ataques de A. Alfeld de la universidad de Leipzig. Al ser dirigido a teólogos y humanistas fue redactado en latín. El hecho de criticar el catolicismo y siendo consciente de que iba a ser respondido hace que emplee un tono irónico sobre todo en la critica a la iglesia.

El propósito de este escrito -tras haber criticado en el anterior el sacerdocio jerárquico, el monopolio de la interpretación de la escritura y la reunión del concilio general- es hacer una crítica al sistema sacramental católico, revisando la validez de cada sacramento y proponiendo la consecuente reforma.
Según Lutero: “La iglesia de Roma, con el papa y secuaces, han reducido al pueblo cristiano a un cautiverio que ha hecho de los sacramentos cadenas, lazos explotados avaramente por el papa y su cortejo”. Es decir, según Lutero, la iglesia, al determinar con su autoridad como deben dispensarse los sacramentos, ha puesto una carga de preceptos y observancias sobre los fieles que merman su libertad, desfiguran el verdadero sentido del sacramento e incluso sirve para obtener un beneficio económico.
La tarea de este escrito va a ser depurar todos estos añadidos para retornar a su estado prístino.

En un primer momento nos da estos criterios para definir si se da o no sacramento:
-Que esté reflejado en los textos de alguno de los cuatro evangelios.
-Que esté explícitamente instituido por el mimo Cristo.

Como es sabido, niega toda la tradición de la iglesia. Todo lo que no figure en los textos bíblicos carece de valor. Solamente utiliza la patrística y otros escritos si ve que apoyan sus interpretaciones del texto bíblico. Su soberbia sale a relucir constantemente, reflejándose en la utilización expresiones como: Yo admito…Se considera asistido por “el magisterio del Espíritu”. ¿Solo él? Ciertamente, por nuestra condición humana, siempre tergiversaremos y deformaremos las cosas, pero frente a la actitud de Lutero, han existido personas que siendo fieles al magisterio, doctrina y autoridad de la iglesia han ayudado a purificar a esta de sus deficiencias.

Inicia su tratado de un modo rotundo: “Comenzaré por negar la existencia de siete sacramentos, y, por el momento propondré sólo tres: Bautismo, Penitencia y Pan”. Examinara en primer lugar la eucaristía.

EUCARISTIA
Inicia su crítica rechazando el sentido eucarístico del Cp. 6 de Juan: “Quien no come mi carne ni bebe mi sangre...”. Argumenta que aun no se había instituido el sacramento. Entiende que ese alimento es la fe. Utiliza en su apoyo la frase de san Agustín: “Cree y ya has comido”
Su crítica se va a centrar en tres puntos: Comunión bajo las dos especies del pueblo; La transustanciación y El carácter sacrificial de la misa. En el tercer punto nos expondrá el resto de criterios para definir que es sacramento y que aplicara al resto de sacramentos.

1º Comunión bajo las dos especies. Considera la norma que restringe a los clérigos la comunión bajo las dos especies como un robo al resto de fieles. Justifica su crítica con la narración de la institución de la eucaristía en Mateo, pues solo a referirse al cáliz es que se dice: “tomen todos de él”. Respeta al que quiera comulgar solo con una especie, pero no se debe negar la comunión completa a quien la solicite.
2º .Transustanciación. Critica la reflexión escolástica sobre la transustanciación. Esto es, si tras la consagración subsisten el pan y vino como tales (sustancia) o son una apariencia (especies). Lutero dice que es imposible conocerlo y que estas discusiones solo hacen que despistar del que, él cree, que es el verdadero sentido del sacramento y que se explicara en el tercer punto. Para él esta es una cuestión opinable y de la que no se debe hacer un dogma que obliga a creer determinada cosa. Lutero manifiesta su opinión contraria a la transustanciación. Se apoya en el hecho que ni en la escritura, ni en la patrística se trata esta cuestión. Alega que si para su encarnación no fue necesario se diese esta (La Virgen María siguió siendo alguien diferente) es perfectamente compatible que el pan siga siendo pan y a la vez en el este Cristo. Piensa que toda esta cuestión de la transustanciación no es más que una influencia reciente del Aristotelismo (donde se dan estos conceptos de sustancia y especie) en la escolástica.
3º La misa como buena obra y como sacrificio. En esta consideración ve que se han dado los abusos más graves, rayanos con el mercantilismo: Pagar para la realización de misas, sufragios, aniversarios, etc. La misa ha devenido en fuente de sustento para el clero.
Ve que es necesario retornar al carácter prístino de este sacramento, despojándolo de todas las añadiduras.

En Mateo, (26, 26-28) encuentra la institución expresa por Jesucristo de este sacramento. También en la 1ª epístola de San Pablo a los Corintios, cap. 11, encuentra la referencia a las mismas palabras del evangelio.
Vamos ahora a su interpretación:
En (1º Cor, 11) se dice “Este es el cáliz de la nueva alianza (testamento) en mi sangre que será derramada por vosotros y por muchos en remisión de los pecados.”
El testamento es una promesa de alguien que estando para morir designa su herencia y se instituyen sus herederos. Se diferencia de la promesa en que el testamento para aplicarse necesita de la muerte del testador. En la promesa no es necesario este hecho.
En el testamento (o alianza) la herencia (o promesa) es el perdón de los pecados. El heredero será todo aquel quien crea esta promesa, o sea, que tenga fe.
Solamente con creer que Cristo nos perdona los pecados, sean los que sean, es suficiente. No necesitamos hacer mas obras para obtener este perdón. Si acaso una vez sintiéndose perdonado vendrá la caridad, es decir las obras. El que la inmensidad de los fieles ignoren esto les hacer estar cautivos del cúmulo de prácticas que les impone la iglesia.

De esta reflexión surgen el resto de requisitos que, según él debe reunir un sacramento:
-La promesa o testamento y la respuesta de fe en esta promesa
-Dios añade alguna señal a su promesa como garantía de su observancia y recuerdo eficaz. Esto se daba ya en el antiguo testamento (arco iris en Noé, circuncisión en Abraham) En la eucaristía es su cuerpo y su sangre. Para certificar lo irrevocable de su promesa lo ha hecho con su muerte.

En toda promesa divina se proponen dos elementos:
-La palabra de la promesa en la que se ha de creer
-El signo o sacramento que es la expresión visible y el memorial de esta promesa.
De aquí se deduce que lo más importante es la fe en la promesa. Cita a san Agustín: “Cree y ya has comido” de aquí nos dice que en cualquier momento puede disfrutar de la eucaristía –aun sin el signo- solo trayendo a la mente su fe en la promesa.
Como se ve la eucaristía como presencia misteriosa pero real de Cristo ha desaparecido. Y lo que queda de ello es algo devaluado.
Consecuentemente niega el valor de la misa -y del resto de sacramentos- por sí misma. En la misa Cristo se hace presente y sus méritos infinitos son ofrecidos al Padre en remisión de nuestras faltas.
Para Lutero como en la misa solo se recibe la promesa y debe ser aceptada por la fe. La respuesta de fe es individual, solo sirve para cada uno. No tiene sentido ofrecer algo que solo se recibe (el perdón de los pecados). Para interceder existe la oración pero como algo posterior a la fe y distinto del sacramento.

BAUTISMO
Considera que este es el sacramento que mejor ha mantenido su carácter original. Esto ha sido porque al aplicarse a niños, no se han exigido tantos requisitos ni creado condiciones ni restricciones; también el que este menos reservado a los clérigos.

Ve que se dan los requisitos ya dichos:
-Promesa: Quien crea y se bautice será salvo. En la fórmula del mismo (Yo te bautizo en el nombre del padre…) ve que el autor es Dios, quien lo administra, solo es eso un ministro que lo hace en nombre del Dios trino y uno.
Aunque el sacramento se haga en un momento determinado, siempre se ha de actualizar, teniendo presente esta promesa.
-El signo: La inmersión de agua. Aunque respeta otros modos, prefiere la inmersión completa. Esto expresa el paso a una vida nueva, pues el dar fe a la promesa implica entrar en una vida nueva siempre y cuando se mantenga esta fe.

Critica el concepto católico de que el sacramento es signo eficaz de la gracia. Esto es, aunque no se crea, solo con no poner óbice (no pecar gravemente o ajustar la vida a los mandamientos de Dios) la gracia que se recibe por este sacramento actúa y puede incluso llevar a la fe o hacer crecer esta. Para Lutero el sacramento solo se ejecuta cuando se cree.
Critica la idea católica de que las gracias del sacramento se pueden perder por el pecado y que para recuperarlas se haya de recurrir a la penitencia. Para él con volver a creer en la promesa es suficiente.
Critica los votos, las órdenes religiosas, la obediencia a la iglesia. Todo esto hace “olvidar” el bautismo. Pues la promesa del bautismo debe ser constantemente recordada.
Por el contrario, para él, la conciencia de tener un modo más elevado de vida solo puede servir para alimentar la soberbia. Solo admitirá los votos privados, criticando la autoridad de la iglesia para regularlos y dispensarlos.
De modo contradictorio, ve correcto el bautismo de los niños. La fe de los padres suple la imposibilidad de estos de manifestarla. Para justificarlo dice que la fe orante del justo alcanza al inicuo, citando como ejemplo la conversión de Pablo tras el martirio de Esteban.

PENITENCIA
Encuentra la palabra de promesa en los capítulos 16 y 18 de Mateo. Para él es suficiente recibir la absolución con fe. La contrición y dolor de los pecados es prescindible. Se puede dar que uno encuentre consuelo en el hecho de sentir dolor por los pecados y no se centre en buscar la fe en la promesa. Critica que los clérigos se reserven este poder.
Reconoce que en la escritura se habla de la confesión.
Existe el pecado público, frente al cual la comunidad hará corrección fraterna, buscando el cambio de actitud. Valora la confesión en secreto apoyándose en que para el perdón secreto como se cumple la palabra: “cuando dos o más se reúnen en mi nombre…”
Pero ve que los sujetos que perdonan son bien la comunidad o un hermano. Por tanto no es algo reservado a nadie.
Por último, al contrario del uso católico, ve más lógico se absuelva tras cumplir la penitencia.

CONFIRMACION
No ve aquí sacramento. La imposición de manos apostólica con la que curaban, imponían el espíritu es algo que ceso con estos. Solamente admite la imposición de manos como rito de consagración o bendición lo mismo que bendice o se consagran objetos.

MATRIMONIO
No le consta institución como tal por Cristo, ni que se trate de un signo en el que se reciban gracias. Argumenta que también existe entre los gentiles. Lo más, lo ve como una institución deseada por Dios. De ahí que conceda, salvo casos especiales importancia a su indisolubilidad. Las afirmaciones de san Pablo en Efesios, cap. 5 las justifica diciendo que la palabra sacramento con la que Pablo se refiere al matrimonio se traduce como misterio. Interpreta Lutero que se refiere al matrimonio como alegoría de la iglesia. El matrimonio queda reducido a una simple bendición de los contrayentes.
Crítica por último todas las normas eclesiásticas de requisitos, dispensas, impedimentas que, según él, en muchos casos son ataduras que coartan la libertad de los fieles.

EL ORDEN
No existe. La iglesia no puede prometer la gracia. Para él solo existe mandato de Cristo: Bautizar y predicar el evangelio. Predicar es la función esencial del pastor de almas. Critica a los clérigos católicos que solo se dedican lo litúrgico y a la oración pero no predican. La oración es propia de todo fiel, pero la predicación es lo esencial del pastor de almas. Para Lutero todos bautizados tienen el mismo sacerdocio. Lo más que acepta es un rito como signo de que se va a dedicar a la predicación, pero sin que ello confiera nada especial ni indeleble.

EXTREMAUNCION
Aunque reconoce que Santiago, 5 14-15 se da un episodio en el que se dice que Santiago pide a los presbíteros que recen por el enfermo y le impongan el óleo; en sentido contrario argumenta que Santiago era apóstol (Cristo no dijo nada), duda incluso de la autoría de Santiago. La palabra “presbíteros” la traduce como ancianos. Lo considera como en el resto de sacramentos no validos como un rito de bendición.
Para este caso ve más apropiado el sacramento del pan, pues le recuerda la muerte y resurrección de Cristo.

CONCLUSION
Acaba anunciando a sus lectores de que tiene noticia de la preparación de las bulas contra él.