miércoles, 14 de abril de 2021

APUNTES SOBRE EL "SIGLO DE HIERRO" Y LAS CRUZADAS II


 


        Introducción histórica




Antes de seguir los apuntes vamos a dar una visión del contexto en el que se encontraba Europa al comenzar el siglo X, conocido como “Siglo de hierro” Para ello partiremos del fin del mundo romano.

La irrupción de los Bárbaros
El imperio romano de occidente desapareció como consecuencia de las irrupciones de los   germánicos: Bélgica (259), Galia(268-78), Italia (260-70), Tracia, Grecia y Asia Menor (258-69),  cuando los persas derrotaron y capturaron al emperador Valerio. En el año 409 los Jutos, Anglos y Sajones desalojan a los romanos de la Gran Bretaña; En el 490 Visigodos y Vándalos llegan a España, mientras que los hunos alcanzan Orleáns y Milán. Estas invasiones suponen la disolución y desplazamiento del centro del poder imperial de Roma hacia el norte de Europa en lo que sería el Imperio carolingio.


Bizantinos y árabes
Mientras el Imperio romano de Occidente era destrozado por los bárbaros, el Imperio romano de  Oriente consiguió sobrevivir. Los generales bizantinos iniciaron una ambiciosa serie de campañas militares para anexarse los antiguos territorios romanos de Occidente,
conquistando el norte de África a los vándalos, Italia a los ostrogodos (aunque por breve tiempo, porque en 568 se apoderaron de ella los lombardos) y partes de Hispania, que consiguieron mantener en su poder hasta 622. Sin embargo, el desgaste de estas guerras, más las emprendidas por Justiniano y sus sucesores contra la potencia persa de los sasánidas debilitaron mortalmente al Imperio. Además, la Peste de Justiniano afectó al Imperio bizantino, incluida su capital Constantinopla, en los años 541-542. Se estima que la plaga provocó hasta un máximo de 100 millones de muertes en todo el mundo, causado la caída de alrededor del 50% de número de habitantes de Europa entre 541 y 700. El éxito de las conquistas árabes también puede haber contribuido a la catástrofe demográfica. 


En el siglo VII la irrupción de los árabes le asestó al Imperio bizantino un duro golpe, privándolo de sus territorios africanos (incluyendo Egipto), de Palestina y de Siria. A partir de entonces el Imperio bizantino sería una potencia que basaría su poderío en el dominio de la Anatolia y los Balcanes.

Las conquistas árabes llegaron hasta Europa. En el año 711, al mando de Terik y enviados por el gobernador africano Muza, los árabes conquistaron y destruyeron el Reino Visigótico y se anexaron Hispania. Aun así, un núcleo de montañeses asturianos resistió, y se transformaría en la semilla del contra golpe cristiano contra los musulmanes. En 732, una incursión musulmana contra la Galia fue frenada en la Batalla de Poitiers por Carlos Martel, marcando el máximo de expansión musulmana en Europa. Algo después, en 756, el Emir Abderramán I se independizó del Califato Abasida y creó en España el Emirato de Córdoba.


El germen de una nueva sociedad

Europa occidental emerge como una nueva civilización. Tras las invasiones bárbaras y la separación del Imperio bizantino (Imperio romano de Oriente), éste sobrevivió otro milenio. La única institución que sobrevivió fue la Iglesia católica que preservó parte de la cultura romana, y se convirtió en la principal fuente de aprendizaje hasta el siglo XIII. Los pueblo que se instalaron dentro del imperio fueron asimilando elementos de la cultura romana que reconocían como más avanzada. También acabaron asimilando el cristianismo. 

En una palabra la sociedad bárbaro-romana se fue unificando. Esto hizo que se creara el escenario donde se desarrollara nuestra historia. Un papado en constante búsqueda de alianza con los diferentes pueblos circundantes.. A cambio de proteger al Papa, la iglesia y sus intereses. este les reconocía derechos de realeza. Así se crea el Imperio carolingio.

Imperio carolingio
La Casa de los Pipínidas, a la que pertenecía como mayordomo de los francos, Carlos Martel, pidió el reconocimiento al papado como reyes, y fueron entronizados. La Dinastía Merovingia fue reemplazada así por la Dinastía Carolingia. Como parte del acuerdo entre Pipino el Breve (hijo de Carlos Martel) y el papado, varios territorios italianos fueron entregados a éste, transformándose en la semilla de los futuros Estados Pontificios.


El hijo de Pipino el Breve fue Carlomagno, quien gobernó el Imperio carolingio desde 771 hasta su muerte en 814. Carlomagno, aliado con el Papa, hacia el año 800, conquista Francia, el oeste de Alemania, gran parte de Italia y partes de otros países. Surge el Sacro Imperio Romano Germánico. 


Carlomagno protegió al papado, lidiando varias guerras contra sus enemigos tradicionales los lombardos y fortaleciendo el rol social de la Iglesia. Creó también la Escuela Palatina a cargo de Alcuino de York y propulsó el llamado Renacimiento Carolingio. En política exterior intentó atacar a los musulmanes de España, operación que se vio frustrada por la dura derrota sufrida en la Batalla de Roncesvalles (778), aunque en 804 creó la Marca Hispánica. Libró también una guerra de aproximadamente 30 años contra los sajones, e inició la cristianización de Alemania. Entabló relaciones diplomáticas tanto con el Imperio bizantino como con el Califato Abasida. En el ámbito interno llevó a cabo una serie de reformas administrativas, dividiendo su imperio en marcas y condados, algunos de los cuales sobrevivieron a su Imperio como entes independientes.

Sin embargo, al morir Carlomagno en 814, su heredero Ludovico Pio resultó ser un monarca débil y no pudo proseguir la obra de su antecesor. En 843, los hijos de Ludovico Pío (nietos de Carlomagno) se repartieron el Imperio en el Tratado de Verdún, surgiendo así las coronas de Francia y de Alemania (otro territorio surgido de dicho tratado, la Lotaringia se desintegró rápidamente).


(Los datos para este epígrafe han sido obtenidos   de Wikipedia.org)