FRAGMENTO 18
ESTÍMULOS A UNA VIRTUD FIRME, SIN BLANDURAS, INCONVENIENTES NI APREMIOS
EXTEMPORÁNEOS
Mantened vuestro corazón tranquilo, sin apremiarlo demasiado con deseos de perfección.
Hay deseos que tiranizan, que quisieran que nada se opusiera a nuestros designios y no
tuviéramos tiniebla alguna, sino que todo, fuese plena luz; que sólo hubiera suavidad en
nuestros ejercicios, sin disgustos, sin resistencias, sin torcimientos.
Tan pronto como nos llegan tentaciones interiores ,esos deseos no se limitan a que no
consintamos en ellas; quisieran que no las sintiésemos; son tan exigentes que no se
resignan con que se os de un plato de alimento nutritivo sino está del todo azucarado;
quisieran que no viéramos pasar ante los ojos las moscas de agosto. Deseos de una
perfección excesivamente blanda y no conviene fomentarlos. Creedme, los manjares
dulces crían lombrices en los niños, y en mí, que no soy niño; por ello Nuestro Señor
nos lo mezcla con amargores
.
Os auguro ánimo firme, intenso y no superficial; un animo que, mientras pueda
decir resueltamente: ¡Viva Jesús!, sin reserva alguna, no se preocupe ni de lo dulce ni de
lo amargo, ni de la luz ni de las tinieblas. Caminemos resueltamente por el amor
esencial, fuerte e inquebrantable, a nuestro Dios, y dejemos corretear los fantasmas de
las tentaciones .«Os veo sin mirares», decía San Antonio. Pero no, miremos a nuestro
Salvador, que nos espera más allá de todos los ruidos del enemigo; pidamos su auxilio,
pues para ello permite que nos asusten esas ilusiones. Ayer tarde tuvimos aquí grandes
tronadas y vivo relampagueo; me alborozaba mucho ver a nuestros chiquillos
multiplicar las señales de la cruz y el nombre de Jesús. «¡Ah! ―les decía yo―, sin estos
terrores, no hubiéramos invocado tanto a Nuestro Señor» .En verdad, que me daba ello
un consuelo especial, y aunque la violencia de los relámpagos me hacía temblar, no
podía contener la risa.
Os recomiendo sencillez y humildad. ¿Por qué afligirse ante las tentaciones?