sábado, 26 de febrero de 2022

De San Francisco de Sales. Reflexión



 FRAGMENTO 18

ESTÍMULOS A UNA VIRTUD FIRME, SIN BLANDURAS, INCONVENIENTES NI APREMIOS

EXTEMPORÁNEOS

Mantened vuestro corazón tranquilo, sin apremiarlo demasiado con deseos de perfección.

Hay deseos que tiranizan, que quisieran que nada se opusiera a nuestros designios y no

tuviéramos tiniebla alguna, sino que todo, fuese plena luz; que sólo hubiera suavidad en

nuestros ejercicios, sin disgustos, sin resistencias, sin torcimientos.

Tan pronto como nos llegan tentaciones interiores ,esos deseos no se limitan a que no

consintamos en ellas; quisieran que no las sintiésemos; son tan exigentes que no se

resignan con que se os de un plato de alimento nutritivo sino está del todo azucarado;

quisieran que no viéramos pasar ante los ojos las moscas de agosto. Deseos de una

perfección excesivamente blanda y no conviene fomentarlos. Creedme, los manjares

dulces crían lombrices en los niños, y en mí, que no soy niño; por ello Nuestro Señor

nos lo mezcla con amargores

.

Os auguro ánimo firme, intenso y no superficial; un animo que, mientras pueda

decir resueltamente: ¡Viva Jesús!, sin reserva alguna, no se preocupe ni de lo dulce ni de

lo amargo, ni de la luz ni de las tinieblas. Caminemos resueltamente por el amor

esencial, fuerte e inquebrantable, a nuestro Dios, y dejemos corretear los fantasmas de

las tentaciones .«Os veo sin mirares», decía San Antonio. Pero no, miremos a nuestro

Salvador, que nos espera más allá de todos los ruidos del enemigo; pidamos su auxilio,

pues para ello permite que nos asusten esas ilusiones. Ayer tarde tuvimos aquí grandes

tronadas y vivo relampagueo; me alborozaba mucho ver a nuestros chiquillos

multiplicar las señales de la cruz y el nombre de Jesús. «¡Ah! ―les decía yo―, sin estos

terrores, no hubiéramos invocado tanto a Nuestro Señor» .En verdad, que me daba ello

un consuelo especial, y aunque la violencia de los relámpagos me hacía temblar, no

podía contener la risa.

Os recomiendo sencillez y humildad. ¿Por qué afligirse ante las tentaciones?