9. ¿Cuál es la plena y definitiva etapa de la Revelación de Dios?
La plena y definitiva etapa de la Revelación de Dios es la que Él mismo llevó a cabo en su
Verbo encarnado, Jesucristo, mediador y plenitud de la Revelación. En cuanto Hijo
Unigénito de Dios hecho hombre, Él es la Palabra perfecta y definitiva del Padre. Con la
venida del Hijo y el don del Espíritu, la Revelación ya se ha cumplido plenamente, aunque
la fe de la Iglesia deberá comprender gradualmente todo su alcance a lo largo de los siglos.
“Porque en darnos, como nos dio a su Hijo, que es una Palabra suya, que no
tiene otra, todo nos lo habló junto y de una vez en esta sola Palabra, y no
tiene más que hablar” (San Juan de la Cruz)
10. ¿Qué valor tienen las revelaciones privadas?
Aunque no pertenecen al depósito de la fe, las revelaciones privadas pueden ayudar a vivir
la misma fe, si mantienen su íntima orientación a Cristo. El Magisterio de la Iglesia, al que
corresponde el discernimiento de tales revelaciones, no puede aceptar, por tanto, aquellas
“revelaciones” que pretendan superar o corregir la Revelación definitiva, que es Cristo.