domingo, 3 de abril de 2016

LA DIVINA MISERICORDIA EN MI ALMA Extractos



De Santa María Faustina Kowalska, religiosa polaca. Muere en 1938 a los 33 años. Canonizada por S.Juan Pablo II.

Resumen frases de su libro
Entrega Nº 3 (37 en total)

(Se harán tres entregas mensuales: los días 8, 18 y 28 de cada mes en esta capilla) adoracionperpetua.bilbao@gmail.com (para más copias, pedir a esta dirección)

N. 78: Veo que Dios nunca permite sufrimientos por encima de lo que podemos soportar. ¡Oh!, no temo nada; si manda al alma grandes tribulaciones, la sostiene con una gracia aún mayor aunque no la notamos para nada.

N. 78: Un sólo acto de confianza en tal momento (tribulación) da más gloria a Dios que muchas horas pasadas en el gozo de consolaciones durante la oración.

N. 79: ¡Oh, mi Madre!, cubre mi alma con tu manto virginal y concédeme la gracias de la pureza de corazón, alma y cuerpo. Con tu poder defiéndeme de todo enemigo, especialmente de aquellos que esconden su malicia bajo una máscara de virtud.

N. 80: ¡Oh! ¿Quién comprenderá Tu amor y Tu misericordia insondable hacia nosotros? ¡Oh, prisionero del amor!, encierro mi pobre corazón en este tabernáculo para adorarte sin cesar día y noche.

N. 80: ¡Oh, Jesús!, Te ruego incesantemente por los pecadores agonizantes.

N. 81: En mi alma Te estoy cantando continuamente un himno y nadie lo puede sospechar.

N. 82: No me dejaré arrebatar por el trabajo hasta el punto de olvidarme de Dios. Pasaré todos los momentos libres a los pies del Maestro oculto en el Santísimo Sacramento.

N. 83: Antes de venir como el Juez Justo, vengo como el Rey de Misericordia.

N. 86: Yo no recompenso por el resultado positivo sino por la paciencia y el trabajo emprendido por Mí.

N. 88: Deseo que esta imagen sea expuesta en público el primer domingo después de Pascua de Resurrección. Este domingo es la Fiesta de la Misericordia. A través del Verbo Encarnado doy a conocer el abismo de Mi misericordia.

N. 90: Yo no premio por el éxito en el trabajo sino por el sufrimiento.

N. 91: El valor y la fortaleza que están en mí, no son míos sino de quien habita en mí, la Eucaristía.

N. 91: Jesús mío, ¡qué grandes son las incomprensiones! A veces, si no tuviera la Eucaristía, no tendría la fuerza para seguir el camino que Me has indicado.

N. 92: Cuando recibo a Jesús en la Santa Comunión, le ruego con fervor que se digne sanar mi lengua para que no ofenda con ella ni a Dios ni al prójimo.

N. 92: Deseo que mi lengua alabe a Dios sin cesar. Grandes culpas se cometen con la lengua. Un alma no llegará a la santidad si no tiene cuidado con su lengua.

N. 93: Un religioso que no quiere perfeccionarse, descuida la principal obligación de su estado.
N. 93: No hay nada difícil para una persona humilde.

N. 95: El alma responde con más fidelidad a la gracia de Dios si tiene un confesor experimentado a quien confía todo.

N. 99: ¡Oh, Jesús!, danos sacerdotes con experiencia.

N. 104: No hubiera creído que fuera posible sufrir tanto si yo misma no lo hubiera pasado. Es un sufrimiento totalmente espiritual.

N. 107: Estoy presente más en el cielo que en la tierra, aunque no descuido en nada mis deberes.

N. 112: En la vida espiritual no hay nada pequeño. A veces una cosa aparentemente pequeña, descubre algo de gran importancia.

N. 113: La soberbia mantiene el alma en la oscuridad.

N. 113: Dios colma generosamente con gracias al alma, pero al alma obediente.

N. 118: Pero para poder oír la voz de Dios, hay que tener la serenidad en el alma y observar el silencio, no un silencio triste, sino un silencio en el alma, es decir, el recogimiento en Dios.

N. 119: ¡Oh, Jesús!, Misericordia, tiemblo al pensar que debo rendir cuenta de la lengua, en la lengua está la vida, pero también la muerte, a veces con la lengua matamos, cometemos un verdadero asesinato.