lunes, 2 de enero de 2017

LA DIVINA MISERICORDIA EN MI ALMA Extracto


De Santa María Faustina Kowalska, religiosa polaca. Muere en 1938 a los 33 años. Canonizada por S.Juan Pablo II.

Resumen frases de su libro
Entrega Nº 32 (37 en total)

(Se harán tres entregas mensuales: los días 8, 18 y 28 de cada mes en esta capilla)
adoracionperpetua.bilbao@gmail.com (para más copias, pedir a esta dirección)

N. 1505: Me esfuerzo por la santidad, ya que con ella seré útil a la Iglesia. Hago continuos esfuerzos en las virtudes, procuro imitar fielmente a Jesús.

N. 1505: Siento interiormente como si fuera responsable por todas las almas; siento claramente que vivo no solamente para mí, sino también para toda la Iglesia.

N. 1507: Que nadie dude en la bondad de Dios; aunque sus pecados fueran negros como la noche, la misericordia de Dios es más fuerte que nuestra miseria. Una cosa es necesaria: que el pecador entreabra, aunque sea poco, las puertas de su corazón.

N. 1507: Pero infeliz el alma que ha cerrado la puerta a la misericordia de Dios también en la última hora.

N. 1512: Une tus pequeños sufrimientos a Mi dolorosa Pasión para que adquieran un valor infinito ante Mi Majestad.

N. 1513: Muchas veces Me llamas maestro. Esto es agradable a Mi Corazón, pero no olvides, alumna Mía, que eres alumna de un maestro crucificado. Que te baste esta sola palabra. Tú sabes lo que se encierra en la cruz.

N. 1514: He aprendido que la mayor fuerza está oculta en la paciencia. Veo que la paciencia siempre conduce a la victoria, aunque no inmediatamente. La paciencia va unida a la mansedumbre.

N. 1516: Diles a las almas, hija Mía, que les doy Mi misericordia como defensa; lucho por ellas Yo solo y soporto la justa ira de Mi Padre.

N. 1520: He abierto Mi corazón como una Fuente viva de Misericordia. Que todas las almas tomen vida de ella. Que se acerquen con gran confianza a este mar de misericordia. Los pecadores obtendrán la justificación y los justos fortalecidos.

N. 1520: Al que haya depositado su confianza en Mí misericordia, en la hora de la muerte le colmaré el alma con Mi paz divina.

N. 1521: A los sacerdotes que proclamen y alaben Mi misericordia, les daré una fuerza prodigiosa y ungiré sus palabras y sacudiré los corazones a los cuales hablen.

N. 1523: Qué delicia es amar con todas las fuerzas de tu alma y, a la vez, ser amada aún más; sentirlo y vivirlo con plena conciencia de tu ser; no hay palabras para expresarlo.

N. 1526: ¡Oh, misericordiosísimo Corazón de Jesús!, protégenos de la justa ira de Dios.

N. 1530: Nada sucede por casualidad.

N. 1533: Ahora veo claramente que las almas elegidas mantienen la existencia del mundo hasta que rebase la medida.

N. 1537: A cambio de los beneficios recibo la ingratitud; a cambio del amor obtengo el olvido y la indiferencia. Mi corazón no puede soportarlo.

N. 1540: Todas las almas que adoren Mi misericordia y propaguen la devoción invitando a otras almas a confiar en Mi misericordia no experimentarán terror en la hora de la muerte. Mi misericordia las protegerá en ese último combate.

N. 1541: Para las almas afligidas: Cuando un alma vea y conozca la gravedad de sus pecados, cuando a los ojos de su alma se descubra todo el abismo de la miseria en la que ha caído, que no se desespere….

N. 1541: …Que se arroje con confianza en los brazos de Mi misericordia, como un niño en brazos de su madre amadísima.

N. 1541: Ningún alma que ha invocado Mi misericordia ha quedado decepcionada ni ha sentido confusión.

N. 1545: No tengo momentos de ocio, porque cada instante de mi vida está lleno de oración, sufrimiento y trabajo.

N. 1549: Antes de emprender una acción de mayor importancia reflexionaré un momento para ver qué relación tiene con la vida eterna y cuál es el motivo principal de hacerla: la gloria de Dios o el bien de mi propia alma o el bien de otras almas…

N. 1549…Si el corazón me dice sí, entonces seré inflexible en la ejecución de dicha acción sin reparar en ningún obstáculo ni sacrificio.

N. 1557: ¡Oh, Jesús!, mantenme en el santo temor para que no malgaste las gracias. Ayúdame a ser fiel a las inspiraciones del Espíritu Santo.