domingo, 14 de noviembre de 2021

Los efectos de la Consagración al Corazón de María de 1942

 

Fuente: UN MINUTO CON MARÍA

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Consagración al Corazón de María: ¡los resultados no se hicieron esperar!

¡El Papa Pío XII renovó la consagración de Rusia al Inmaculado Corazón de María, hecha el 31 de octubre de 1942, el 8 de diciembre de 1942, de manera solemne!

Los resultados de esta consagración no se hicieron esperar. El 22 de octubre de 1940, Nuestro Señor había prometido a sor Lucía, mediante esta consagración, "acortar los días de tribulación por los que había decidido castigar al mundo por sus crímenes". Y, de hecho, pocos días después de la consagración, los ejércitos alemanes sufrieron sus primeras derrotas decisivas en El-Alamein y Stalingrado.

El 3 de noviembre, en El-Alamein, después de diez días de terribles combates, el mariscal Rommel tuvo que retroceder. Y el día 8, las tropas angloamericanas desembarcaron en el norte de África.

Después de ocupar la mayor parte de Stalingrado, el 19 de noviembre, una ofensiva rusa terminó con el cerco del VI Ejército del general Von Paulus y, a pesar de un contraataque a mediados de diciembre, los alemanes tuvieron que capitular en febrero de 1943.

También fue en noviembre de 1942 cuando la batalla en el Atlántico se tornó a favor de los Aliados. El mes de noviembre fue el mejor mes de la guerra para los submarinos alemanes con 800,000 toneladas hundidas. Pero, a partir de enero de 1943, las pérdidas aliadas disminuyeron y los submarinos sufrieron tales reveses que, en mayo siguiente, el almirante Dönitz, jefe de la Kriegsmarine (Armada de guerra), decidió retirar todos los submarinos del Atlántico Norte.

Entonces, justo después de la consagración, el 31 de octubre, en los tres frentes principales —el norte de África, Rusia y el Atlántico—, los alemanes sufrieron graves reveses. Los siguientes tres meses marcaron el verdadero punto de inflexión de la guerra. Rápidamente, la hermana Lucía hizo saber que estas victorias eran fruto del acto del Santo Padre.

El 28 de febrero de 1943, escribe al obispo de Gurza en Portugal: “El Buen Dios ya me ha mostrado su satisfacción con el acto, aunque incompleto según su deseo, realizado por el Santo Padre y varios obispos. Promete, a cambio, acabar pronto con la guerra. La conversión de Rusia no es para ahora”.

Asimismo, el 4 de mayo de 1943, escribe al padre Gonçalves: “Él [Nuestro Señor] promete el fin de la guerra pronto, en vista del acto que Su Santidad se ha dignado hacer; pero, como fue incompleto, la conversión de Rusia quedará para más tarde”.