sábado, 25 de junio de 2022

PROFETAS ELIAS Y ELISEO Sinopsis bíblica II


                         CICLO DE ELIAS




1º Libro de los Reyes

 

Capitulo 16. Reinado de Ajab (874-853)

 Ajab empezó a reinar el año 38 del reinado de Asá, rey de Judá. Hizo el mal a los ojos del Señor, más que todos sus predecesores. Su peor pecado fue tomar por mujer a Jezabel, hija de Irtoboal, rey de los sidonios, y pasando a adorar a su dios Baal al que construyo un santuario en Samaria. Esto aumento la indignación del Señor en más alto grado de lo que lo hicieron sus predecesores.


Capitulo 17. Anuncio de la sequía - En el Torrente de Karit - La viuda de Sarepta

 Elías de Tisbe de Galaad dice a Ajab: “Vive el Señor Dios de Israel a quien sirvo que no habrá en estos años lluvia ni rocío mas que cuando mi boca lo diga”

 Este es el castigo por adorar a Baal. Este dios era adorado para conseguir la fertilidad. El propósito de este castigo es mostrar a Israel que no es Baal, sino Él mismo, el Señor, quien da la lluvia y todos los bienes

 Tras este anuncio el Señor manda a Elías a ocultarse en el torrente de Karit, al este del Jordán. Le dice que beba del torrente. Los cuervos le llevan pan por la mañana y carne por la noche.

 En Éxodo,16 (8 al 12) se describe el episodio de la respuesta del Señor a los Israelitas tras oír sus quejas. El Señor les responde del mismo modo que hace a Elías: Les promete que por la mañana les dará pan (el Mana) y por la tarde codornices. De este modo verán que es el Señor quien lo da todo. De aquí deducimos que Elías parece estar experimentando esto.

 Al secarse el torrente, Elías es enviado a Sarepta en el territorio de Sidón, a una mujer viuda a la que el Señor ha ordenado que le de comer. Jesús cita este episodio (Lucas,4 25-26). En el Jesús nos viene a decir que conociendo la fe y obediencia de esta mujer, la vio digna, al contrario de otras viudas de Israel de recibir al profeta.

 Elías llega a Sarepta. Encuentra a la viuda a la puerta de la ciudad recogiendo leña. Elías le pide agua, ella va a hacerlo. Elías le pide que le traiga pan. Ella responde que solo tiene un poco de pan y  aceite. Con la leña hará un poco de pan para ella y su hijo, comerán y luego morirán. Elías insiste, diciendo que no se agotaran el aceite y la harina hasta que vuelva la lluvia sobre la tierra. La viuda obedece y así sucede.

 El hijo de la viuda enferma. La viuda piensa que Elías, como hombre de Dios, conoce sus faltas ocultas y por eso le viene el castigo. Le reprocha a Elías su visita pues solo le reporta desgracias.

Elías se aísla en su cuarto y reza intensamente al Señor por el hijo de la viuda. Elías es escuchado y el hijo vive. La mujer responde: “Ahora si se que he conocido a un hombre del Señor y que es verdadera en tu boca la palabra del Señor”.

Capitulo 18. Encuentro de Elías y Abdías - Elías y Ajab - El sacrificio del Carmelo - Fin de la sequía.

 Pasado mucho tiempo, fue dirigida la palabra del Señor a Elías, y este es enviado a Ajab, pues el Señor ha decidido poner fin a la sequía.

Ajab tenia al frente de su casa a Abdías. Por indicación de Ajab, parten cada uno por una ruta diferente en búsqueda de pastos porque la sequía los hacia difíciles de encontrar y los ganados peligraban.

Abdías, al contrario que Ajab, era temeroso del Señor y había escondido a cien de los profetas salvándolos así de la matanza de la mujer de Ajab.

Elías y Abdías se encuentran en el camino. Elías le pide que informe a Ajab que él esta aquí. Abdías teme que esto le cueste la vida pues si en tanto va a ver a Ajab , Elías fuese arrebatado por el Señor y por tanto desapareciese, el rey lo mataría.

 Esto nos indica que Elías debía tener experiencias místicas al estilo de Santos más contemporáneos como por ejemplo santa Teresa de Jesús o san Juan de Ávila. Estas experiencias culminaran en el arrebatamiento definitivo de este mundo que nos narra la escritura.

Elías le confirma que comparecerá ante Ajab y así sucede.

El rey al verlo le reprocha que es el azote de Israel. Elías le replica que más bien es él  la causa de las desgracias que acontecen por haber abandonado al Señor y seguido a los Baales.

 Le pide que mande reunir en el monte Carmelo a todo Israel y a los cuatrocientos profetas de Baal que comen a la mesa de Jezabel. Una vez allí, Elías dice a los Israelitas: ” ¿Hasta cuando vais a seguir cojeando con los dos pies?”

Esto quiere decir que no se pueden seguir a dos dioses, solo hay uno.

Seguidamente Elías dice: “Si el Señor es Dios seguidle, si es Baal seguidle a él.”

 Esto implica que no se trata ve distinguir entre dos dioses cual es el más poderoso, si no que solo hay un único Señor y se trata pues de distinguir cual de los dos es.

 Pide se pongan dos novillos, uno para Baal y otro para el Señor. Elías y los profetas, cada uno por su lado, invocaran a su dios. El que envíe fuego para consumir la ofrenda es el Dios verdadero.

 Empiezan las invocaciones. Los sacerdotes de Baal. Pasan todo el día invocándole. Se hacen heridas para entrar en trance, -cosa que si consiguen- pero sin respuesta por parte de su dios.

Al caer la tarde, Elías reconstruye el derruido altar del Señor y lo rodea con doce estelas representando a las doce tribu de Israel. Alrededor del altar manda excavar una zanja. Finalmente vierte agua sobre el altar, agua que termina inundando la zanja.

 Tras hacer esto, Elías invoca al Señor: “Señor, Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, que se sepa hoy que tu eres Dios de Israel y que yo soy tu servidor y que por orden tuya he ejecutado estas cosas. Respóndeme Señor que todo este pueblo sepa que tu Señor eres Dios que conviertes sus corazones.”

Cayo el fuego del Señor que consumió el sacrificio y lamió el agua de las zanjas. Israel creyó. Elías mando degollar a los profetas de Baal.

Elías mando a Ajab que comiese y bebiese pues la lluvia iba a llegar. Mando a su criado a observar el mar y este vio una pequeña nube que se fue formando y poco a poco se convirtió en una tormenta.

 

Capitulo 19. Elías en el Horeb - Vocación de Eliseo.

 Cuanto Jezabel, mujer de Ajab, se entera de lo sucedido, busca matar a Elías.

Elías tiene miedo y huye hacia Berseba de Judá. Tras caminar por el desierto, se sienta bajo una retama deseándose la muerte, diciendo: “Señor, toma mi vida pues no soy mejor que mis padres.”

Un ángel del Señor le manda que coma y beba el pan y el agua que le trae.

Con la fuerza de aquel alimento camina cuarenta días y cuarenta noches hasta el Horeb, lugar donde el Señor ser revelo a Moisés y donde también concluyo la alianza.

 Una vez más parece que el Señor quiere tener un trato más intimo con Elías. También en el episodio de la transfiguración que es una nueva revelación en la que Jesús es mostrado como hijo de Dios (Mt. 17, 1-9) aparecerán Moisés y Elías, ambos relacionados por el Horeb.

 Una vez en el Horeb, entra en la hendidura de la Peña, donde se metió Moisés (Éxodo 33,22) esperando el paso del Señor.

A las preguntas del Señor, Elías responde: “Ardo en celo porque los israelitas han abandonado tu alianza, derribado tus altares y pasado a espada a tus profetas. Solo quedo yo y me buscan para matarme.

El Señor le dice que salga y se ponga ante Él.

Primero pasa un huracán y después un temblor de tierra, pero en ellos no está el Señor. Finalmente paso una brisa suave y al verla se cubrió con el manto, pues ahí estaba la presencia del Señor.

El Señor le vuelve a preguntar: “¿Que haces?” Elías repite la misma respuesta...

 Esta brisa no expresa la suavidad de la acción del Señor, como en un primer momento podríamos pensar (Hay momentos en los que Dios muestra su ira, por ejemplo las plagas de Egipto) sino la intimidad de trato con Dios que hace conocer su amor y su misericordia del mismo modo que lo hizo con Moisés.

 Estas experiencias de Dios, tanto en Elías como en Moisés, se dan en momentos donde ambos experimentan la infidelidad de Israel (Moisés con el episodio del becerro de oro); el Señor les muestra que su amor por Israel es más grande que sus infelicidades.

 El Señor le manda regresar y ungir a Jazael como rey de Aram; Jehú como rey de Israel; y a Eliseo como su sucesor. Quien escape de la espada del primero, morirá por la del segundo y si escapa sera muerto por Eliseo. El Señor le dice también que se reserva a siete mil en Israel, los que no se doblaron ante Baal y todas las bocas que no lo besaron.

Elías partió, y encontró a Eliseo. Este estaba labrando. Elías le lanzó el manto, lo que indica que adquiere derecho sobre él. Eliseo mata a los bueyes y reparte su carne. Con este gesto indica que acepta su nueva misión y rompe con su vida anterior.

 En tiempos contemporáneos muchos santos conocidos y también muchos más desconocidos han hecho signos de este tipo (renuncia a sus bienes) al consagrarse al Señor, podemos citar como ejemplo a san Antonio Abad. 

 

 Capítulos 20, 21 y 22. Guerras Arameas. La viña de Nabot. Muerte de Ajab

 

Ajab se encuentra enzarzado en luchas con los Amorreos. El Señor, por medio de los profetas, le promete la victoria.

Tras una primera derrota, los amorreos reflexionan: “su Dios es un Dios de montañas. En el llano venceremos” Y deciden atacar a Israel en el llano.

El Señor para hacer ver su poder a los amorreos, hace que Ajab les derrote. El rey amorreo pide clemencia para él ofreciendo a cambio que Israel ponga comercio en su territorio. Pero con esto desagrada al Señor, pues debió entregar al rey enemigo al anatema.

 Esta historia es de difícil asimilación para nuestra mentalidad. Aún así, la conducta de Ajab nos hace reflexionar sobre la elección que tenemos que hacer entre Dios y el dinero tal como nos lo dice Jesús en el evangelio: “No podéis servir a Dios y al dinero” (Mt. 6, 24)

 Episodio de la viña de Nabot. Junto a Ajab, Nabot tenia una viña (Heredad que  daba derecho de ciudadanía y donde, en muchos casos estaban Ajab se la quiere comprar para engrandecer sus jardines pero Nabot rehúsa vender su heredad. Ajab queda triste al no poder satisfacer sus deseos. Jezabel se ofrece para ayudar a Ajab a cumplir su deseo. Jezabel busca unos falsos testigos y acusa a   de maldecir al Señor (lo cual puede ser causa de alguna desgracia que este aconteciendo en ese momento) y gracias a los falsos testimonios, Jezabel consigue que Nabot sea lapidado. Al morir Nabot la viña pasa a ser de Ajab.

Pero el Señor, por medio de Elías, le denuncia y le anuncia que como castigo, donde los perros lamieron la sangre de Nabot, lamerán la suya. La carne de Jezabel igualmente sera devorada por los perros, así como sus descendientes. Tras oír el anuncio Ajab siente remordimiento y se cubre de sayal, haciendo penitencia por sus pecados. El Señor ve esta humillación y en atención a ella le promete que no le traerá el mal en vida, pero si a su descendencia.

 Muerte de Ajab´. Josafat, rey de Juda, y Ajab emprenden juntos una nueva guerra para recuperar Ramot-Galaad. Consultan a los profetas. Todos responden favorablemente. Josafat insiste y hace que llamen a Miqueas. Ajab no desea verlo pues siempre le profetiza desgracias. Miqueas pasa a referir una visión en la que un espíritu de mentira se ofrece para que Ajab sea castigado, cumpliéndose así lo profetizado por Elías.

De todos modos van a la batalla. Ajab se disfraza, pensando que al no ser reconocido eludirá la muerte, pues el rey siempre es primer objetivo. Los Amorreos buscan acabar con Ajab. Al principio persiguen a Josafat confundiéndole con Ajab hasta que se dan cuenta de su error. Ajab se cree protegido, pero una flecha le alcanza de modo accidental justo entre las placas de la coraza. Su herida es mortal. Lo entierran junto a la alberca, donde lapidaron a Nabot. Se cumplió pues la profecía. Los perros lamieron su sangre y las prostitutas se bañaron en ella en la a ya que en la alberca bañaron su casco.

Josafat, al contrario que Ajab, actuó rectamente aunque en Judá seguían ofreciendo lugares de culto donde se ofrecían sacrificios. Josafat y Ajab siempre estuvieron en paz.

Ocozias, hijo de Ajab, seguirá los mismos pasos de su padre obrando mal.