Escrito por el autor del blog y publicado por primera vez en aragonés en la década de 1990 en el número 15 de la revista "Ruxiada" editada por A colla de fablans d´o Sur
Entre la ciudad de Calatayud y las poblaciones que conforman el valle del rio Jiloca, -no solo las más cercanas a Calatayud y que por tanto forman parte de su comarca, si no las que forman parte de la comarca de Daroca y el Jiloca turolense- y también la propia capital: Teruel; ha existido desde siempre una fuerte relación, que no se restringe solo al aspecto económico, si no que aun es más profunda por las relaciones humanas que se establecen entre las gentes de estos lugares.
La causa de todo esto la comprenderemos al momento, si al mirarlo en un mapa, vemos el nexo que vertebra todos estos lugares: El valle del rio Jiloca.
Este valle fluvial, desde siempre, ha sido un camino natural que conecta las tierras del levante español con otro eje igualmente importante: El valle del Jalón, camino natural entre la meseta y el valle del Ebro. No es pues de extrañar que por estos valles pasen importantes vías de comunicación.
No es pues de extrañar, que en el siglo XIX, con la aparición del ferrocarril, se hagan, ya desde fecha temprana, estudios para construir un ferrocarril que recorriese el valle del Jiloca.
El primer informe data de 1869. En 1887 aparece en “La Gaceta” –equivalente al actual Boletín Oficial del Estado-la subasta para la concesión de la línea Calatayud-Teruel que finalmente quedara desierta.
En 1888, con el aliciente de una subvención de 17.700.000 ptas, se hará cargo de la concesión un ingles: Tomas A. Greenhil, de la constructora “Presser y cía.” Justo cuando se inician las obras en Villafeliche, desaparece este personaje. La decepción es grande. En 1891 se da la obra a un francés, pero ahí se queda todo.
Los periódicos, diputaciones provinciales y algunos políticos mostraran su malestar.
El asunto llegara al parlamento, donde Castelar hablara sobre la minería turolense y recordara la necesidad de la llegada del ferrocarril a Teruel.
Por fin en 1894, después de muchas luchas políticas, se termina dando la concesión a la “Societé Generale pour favoriser l´industrie nationale” de Bruselas”.
Los belgas contituiran dos sociedades: “Societé Anonime de Construction de chemis de fer” y la Sociedad Hispano-belga:”Compañía del Ferrocarril Central de Aragón”
La línea será por fin inaugurada el 28 de junio de 1901 y funcionara a pleno rendimiento desde 1903.
En 1933 la “Compañía de los Caminos de Hierro del Norte de España” comprara las acciones del “Central de Aragón”. En este año además se construirá el ramal Caminreal-Zaragoza que acercará aun más a estas dos ciudades.
Esta línea, al igual que el resto de las de ancho ibérico, se integrara a partir de 1941 en la empresa estatal RENFE.
El nuevo eje, Teruel-Zaragoza por Caminreal, terminara siendo el que se llevara el grueso del trafico de la línea, debido a la mejor posición estratégica de Zaragoza como punto de enlace a otras líneas que conducían a Francia, como fue en su momento el caso del “Canfranc” (unos de los principales tráficos de esta línea eran las exportaciones de cítricos )
El tramo Calatayud-Caminreal ira quedando relegado, hasta producirse su cierre, en 1985, en medio de las inútiles protestas de las gentes de su entorno.
Acabar con unas palabras de difícil esperanza y deseo de que algún día se reconsiderase la gran línea abortada del “Santander-Mediterráneo” y también del “Canfranc” que sin duda darían nueva vida a estas líneas y por consiguiente a las comarcas que atraviesan.
martes, 21 de octubre de 2014
EL FERROCARRIL DE CALATAYUD A VALENCIA POR TERUEL
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